Agencias/Ciudad de México.- Los próximos meses serán difíciles para los transportistas y las empresas, ya que las interrupciones en el transporte de contenedores a través del Mar Rojo continuarán en el tercer trimestre, dijo la naviera danesa Maersk.

Desde diciembre, Maersk y otras navieras han desviado buques alrededor del Cabo de Buena Esperanza, en África, para evitar los ataques de los militantes Houthi, alineados con Irán, en el Mar Rojo.

“Cuanto más dure esta situación, más se arraigarán nuestros costos”, afirmó Maersk en un comunicado, citando los comentarios realizados por su presidente ejecutivo, Vincent Clerc, en “un reciente evento en línea con clientes”.

“Aún no sabemos exactamente qué parte de estos costes recuperaremos y durante cuánto tiempo. Las tarifas más altas que estamos viendo en este momento son de carácter temporal”, dijo Clerc.

La prohibición de la utilización para el transporte del fueloil en aguas del Ártico entra en vigor hoy lunes, una medida que fue adoptada en 2021 por la Organización Marítima Internacional (OMI) de Naciones Unidas, pero que puede tardar en ser efectiva en su totalidad hasta 2029 por una serie de excepciones.

“Es una pequeña victoria, pero no suficiente”, según expertos consultados por EFE, quienes coinciden en que es necesario lograr mayores compromisos para la eliminación total de los combustibles fósiles y contaminantes y reemplazarlos por energías renovables donde sea posible.

Lola Berna Gascón, responsable del proyecto del Ártico en Ecodes, y miembro de la Alianza por un Ártico Limpio (Clean Arctic Alliance), explica que a pesar de que la medida no será efectiva hasta julio de 2029, es un primer triunfo “beneficioso” para esta zona, cada vez “más vulnerable por el deshielo y el calentamiento global”.

Francisco del Pozo, responsable de combustibles fósiles en la organización Greenpeace, por su parte, coincide en que es “una victoria a medias”, porque la medida solo obliga a que los buques cambien el combustible fueloil pesado (HFO, por sus siglas en ingles) a uno menos contaminante en su paso por el Ártico, pero “podrán seguir utilizándolo en el resto del planeta”.

Berna Gascón subraya que es “un logro” que a pesar de las “fuerzas que intentan parar el progreso, y la controversia que existe por la presión de Rusia o China”, se ha podido sacar adelante esta norma y hay muchos incentivos para que el transporte deje de utilizar este combustible pesado, “sobre todo en las áreas de emisiones controladas”.

Ambos coinciden en que “el deshielo y el calentamiento global en el Ártico” ha incrementado el transporte en una zona que “ahorraría muchos kilómetros”, además, en el traslado de mercancías, por ejemplo, en la llamada Ruta de la Seda de China.

Estos combustibles fósiles “tan sucios destrozan la biodiversidad y la vida de los pueblos indígenas que dependen de esos ecosistemas”, incide la responsable del proyecto del Ártico en Ecodes.

Ambos expertos señalan que al ser un combustible “muy sucio, aumenta el calentamiento global”, porque el carbono negro que emite ennegrece el hielo, lo que provoca la retención del calor y evita el efecto de reflejar la luz, que también ayuda a revertir el calentamiento, en lo que se conoce como el “efecto alvedo”.

Un efecto que “se retroalimenta, por lo que es muy importante que hagamos cosas para revertirlo”. Muchos países van a “cumplir la norma en su totalidad, pero necesitamos que no se hagan exenciones”, según Berna Gascón.

“Los barcos salen de los puertos navegando con diésel, pero enseguida cambian al HFO, que es más pesado y producen más emisiones”, según Del Pozo. La norma lo que “exige es un cambio del combustible en la travesía del este al oeste en el Ártico”, una zona “particularmente sensible y frágil”.

Pero cuando salen de esa zona vuelven a cambiar de combustible, por lo que es “algo circunstancial”, aunque “viene bien, porque es una medida que se lleva demandando desde hace años”, según Del Pozo, quien añade que “es difícil” medir la efectividad del cumplimiento, sobre todo para países como Rusia que “tiene más costa ártica y más buques para el transporte de gas de sus bases”. Es uno de los países que “más se ha opuesto a la entrada en vigor de la medida, y el que ha establecido más exenciones”.

En su opinión, el tráfico en el Ártico “es una mala noticia en general, porque se produce por la falta de hielo y el cambio climático está aumentando el volumen de barcos que trasladan sobre todo hidrocarburos de las zonas de gas y petroleras de la Siberia rusa”.

“Hemos presionado a la OMI para la prohibición total, porque estamos en un grado de cambio climático tan brutal que ya no vale que se queme diésel o HFOs”, el transporte tiene que evolucionar y es necesario “dejar los combustibles fósiles en su sitio”, según el responsable de Greenpeace.

“Lo que pasa en el Ártico, no se queda en el Ártico”, recuerda Berna Gascón, porque “el Ártico nos marca a todos”.

El canal de Suez es usado para mover un tercio de la carga mundial de portacontenedores, y se prevé que los cambios supongan hasta un millón de dólares en combustible más por cada viaje de ida y vuelta entre Asia y el norte de Europa.

https://twitter.com/Maersk/status/1806658235736166515

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