Agencia/InsurgentePress, Ciudad de México.- Si el “Aztecazo” del 2013 estuvo a punto de hundir a México en su camino al Mundial de Brasil, semanas y meses después se volvió una especie de maldición para sus protagonistas hondureños.
La primera “víctima” de ese triunfo de Honduras sobre México (2-1) en el Estadio Azteca fue el técnico del Tricolor, José Manuel de la Torre, quien perdió su trabajo minutos después de la caída, pero a la larga el hecho pareció perseguir más a los propios futbolistas catrachos.
El primer síntoma fue con el defensa Osman Chávez, quien dos meses más tarde sufrió una lesión en la rótula de la rodilla derecha que estuvo a punto de retirarlo de las canchas. Su carrera estaba entonces en alza en Polonia y después del problema tuvo que regresar a su país.
Otro de los autores del “Aztecazo”, Wilson Palacios, se volvió el villano de su Selección ya en el Mundial, al cometer una falta en el primer partido, ante Francia, que le costó la tarjeta roja, provocó un penal para el primer gol galo y el colofón fue un 3-0 en contra.
Lo grave llegó en febrero del 2015, al detectársele leucemia al zaguero Juan Carlos García justo en su mejor etapa con el Wigan inglés. La enfermedad lo forzó a dejar el futbol.
En noviembre del año pasado, justo en un partido contra México, Luis Garrido padece una lesión de ligamentos en un choque con Javier Aquino. El jugador apenas regresó en agosto a la actividad.
Pero lo más dramático fue en diciembre del 2015, cuando el jugador Arnold Peralta fue asesinado en el estacionamiento de un centro comercial en Honduras, a menos de 11 meses de su regreso a casa luego de militar en el Rangers de Escocia.
Y por si faltaba algo, el emblema ofensivo de Honduras en aquel juego, Carlos Costly, renunció a la Selección al tener diferencias con el actual entrenador, Jorge Luis Pinto.
Un “Aztecazo” que pasó mayor factura al lado catracho.
Con información de Reforma.