Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- Una inusual emisión de luz infrarroja que el Telescopio Espacial Hubble de la NASA ha captado en una estrella de neutrones cercana podría indicar nuevas características jamás vistas hasta ahora. Una posibilidad es que exista un disco de polvo alrededor de ella; otra es que haya un viento energético procediendo del objeto y chocando contra materia del espacio interestelar a través del cual la estrella de neutrones está desplazándose.

Aunque las estrellas de neutrones son estudiadas habitualmente a través de las emisiones de radio y las de alta energía, como los rayos X, la nueva investigación demuestra que se puede obtener también nueva e interesante información sobre ellas al estudiarlas en luz infrarroja.

Lo observado por los autores de esta investigación, de la Universidad Estatal de Pensilvania y la de Arizona, ambas en Estados Unidos, y la Universidad Sabanci de Estambul en Turquía, podría ayudar a resolver misterios sobre la evolución de las estrellas de neutrones.

Tales astros son cadáveres de estrellas, compactados de tal modo que una simple cucharada de la materia de la que están hechas pesa más que muchas montañas. De hecho, la composición química de una estrella de neutrones tiene muy poco que ver con la de la materia de cualquier astro menos comprimido. La compresión que reina en una estrella de neutrones es tan brutal que en los átomos fuerza a los electrones a “incrustarse” contra los protones, dando lugar a neutrones. De ahí que a esta clase de objetos se les llame estrellas de neutrones.

Como consecuencia de todo ello, una masa mayor que la del Sol queda prensada en una esfera cuyo diámetro es parecido a la distancia entre dos extremos de una gran ciudad. Si la masa es lo bastante grande, la materia sigue comprimiéndose por acción de la fuerza de la gravedad y el astro se derrumba por completo sobre sí mismo, convirtiéndose en un agujero negro, del que ni siquiera la luz que cae en él puede escapar.

Las estrellas de neutrones habitualmente dan una vuelta entera sobre sí mismas en fracciones de segundo o en muy pocos segundos. En el caso de la estrella de neutrones observada en esta investigación, su periodo de rotación es de 11 segundos. A estos astros se les llama también púlsares porque su rapidísima rotación ocasiona una emisión que, recibida en la Tierra como pulsos, varía de manera periódica, llamativa y predecible, a partir de las regiones que emiten radiación. Las ondas de radio son el tipo de radiación electromagnética más común que nos llega de los púlsares. Pero también pueden emitir con notable intensidad en bandas del espectro electromagnético como la de los rayos X.

La estrella de neutrones investigada se llama RX J0806.4-4123 y pertenece a un raro grupo de siete púlsares cercanos de rayos X que están más calientes de lo que deberían si consideramos sus edades (con el paso del tiempo tienden a enfriarse) y la reserva disponible de energía proporcionada por la pérdida paulatina de energía rotacional.

El equipo de Bettina Posselt, profesora en la Universidad Estatal de Pensilvania, observó una zona extendida de emisiones infrarrojas alrededor de esta estrella de neutrones. Esta zona es más grande que nuestro sistema solar.

Se trata de la primera estrella de neutrones en la que se ha visto una señal extendida solo en luz infrarroja. Los investigadores sugieren dos posibilidades que podrían explicar dicha anomalía.

La primera posibilidad es que existe un disco de material residual de la estrella destruida (quizá principalmente polvo) rodeando el púlsar.

Sin embargo, si se confirma que existe en torno a esta estrella de neutrones específica un disco de tales características, ello plantearía preguntas que son difíciles de responder si se aceptan como ciertas diversas ideas en las que se basa buena parte del conocimiento científico actual sobre la evolución de las estrellas de neutrones.

La segunda posible explicación para la emisión infrarroja extendida de esta estrella de neutrones es una nebulosa de viento de púlsar. Un viento de púlsar se puede producir cuando se aceleran partículas en el campo eléctrico que se produce debido a la rápida rotación de una estrella de neutrones con un fuerte campo magnético. A medida que la estrella de neutrones viaja a través del medio interestelar a una velocidad superior a la del sonido, en la zona donde interactúan el medio interestelar y el viento de púlsar se desencadena un fenómeno en el que las partículas afectadas emiten radiación de sincrotrón, capaz de causar la señal infrarroja extendida observada en el púlsar investigado.

Sin embargo, lo normal es que las nebulosas de viento de púlsar sean captadas en rayos X, de modo que la existencia de una nebulosa de viento de púlsar captada solo en infrarrojos sería una rareza difícil de explicar.

Fuente: The Astrophysical Journal.

Ilustración de una nebulosa de viento de púlsar producida por la interacción de las partículas de salida de la estrella de neutrones con el material gaseoso en el medio interestelar que esta está surcando. Imagen: NASA, ESA, y N. Tr’Ehnl (Pennsylvania State University)
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