Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- De todas las lunas heladas del Sistema Solar, es probable que Encédalo, una de las lunas de Saturno, sea la que ofrece mayor potencial de albergar vida. A pesar de su distancia a la Tierra, puede que también sea la más fácil de investigar.
Su corteza helada oculta un océano global de agua muy similar al que los científicos creen que existe en el interior de la luna Europa de Júpiter. La cuestión es cómo atravesar esas decenas de kilómetros de hielo para ver si hay vida en esa agua.
Aunque ese es precisamente el problema en el caso de Europa, en Encélado la propia luna resuelve parte del misterio. En su polo sur se encuentra una serie de enormes géiseres que expulsan agua al espacio. Dicha agua procede de lo profundo del océano, por lo que se deduce que la capa de hielo ha de ser relativamente delgada. Pero, ¿cómo de delgada? Los científicos planetarios ahora podrían haber dado con una respuesta.
La nave internacional Cassini lleva prestando una especial atención a Encélado desde su llegada a Saturno en 2004. De hecho, Cassini fue la primera en descubrir los géiseres de esta luna. Actualmente sabemos de la existencia de más de cien géiseres que expulsan agua al espacio.
Ahora, un equipo de investigadores independientes ha recopilado todos los datos sobre Encélado recogidos por Cassini para crear una simulación por ordenador de esta luna que incluye el grosor de su corteza de hielo.
En términos astronómicos, esta corteza sería tan fina como el papel. El modelo predice que esta luna de 505 km de ancho contiene un núcleo de unos 360–370 km de diámetro. El resto lo conformarían el océano y la corteza helada, esta última con un espesor medio de 18–22 km.
No obstante, cabe destacar que el modelo prevé una reducción del espesor del hielo hasta menos de 5 km en el polo sur. Esto haría que el agua pudiese escapar más fácilmente a través de grietas y fisuras.
El año pasado, Cassini sobrevoló los géiseres, analizando el agua con sus instrumentos. En anteriores ocasiones, el descubrimiento de partículas de silicio, probablemente procedentes de Encélado, y la presencia de metano en las columnas de agua revelaron la existencia de actividad hidrotermal en el fondo del océano. Esta agua y las sustancias químicas se verían transportadas del fondo a la base de la corteza de hielo, para después ser expulsadas al exterior de la corteza y al espacio.