Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- Para la astronomía, las longitudes de onda de las ondas de radio poseen muchas ventajas. De la misma manera que las frecuencias de radio atraviesan las paredes, hacen lo propio a través del polvo galáctico. Nunca hubiéramos podido ver lo que hay en el centro de nuestra galaxia si solo hubiésemos tenido a nuestra disposición las longitudes de onda de la luz visible porque hay demasiado material que se interpone.
Pero debido a sus largas longitudes de onda, las radioondas también requieren grandes platos de antena. El radiotelescopio individual más grande en el mundo tiene un diámetro de unos 300 metros (1.000 pies), pero la imagen que produciría de la Luna, por ejemplo, sería más borrosa que la vista a través de un telescopio óptico de aficionado.
El agujero negro de gran masa que reside en el centro de nuestra galaxia es un objeto muy compacto y muy lejano. Tomar una fotografía de su entorno inmediato que delate su presencia es equivalente a tomarla de un pomelo sobre la Luna, pero con un radiotelescopio. Observar algo tan pequeño implicaría utilizar un instrumento con un diámetro de 10.000 kilómetros, lo cual no es factible, porque el diámetro de la Tierra ni siquiera llega a los 13.000.
La solución adoptada por el proyecto Telescopio Horizonte de Sucesos consiste en coordinar mediciones hechas por radiotelescopios en lugares muy separados entre sí. Actualmente, seis observatorios están apuntados en la iniciativa, y se espera que se añadan más.
Pero incluso con el doble de esos radiotelescopios quedarían grandes espacios vacíos de datos en esa antena virtual de 10.000 kilómetros. Rellenar esos vacíos es el objetivo de algoritmos como el desarrollado recientemente por el equipo de Katie Bouman, del MIT.
El nuevo algoritmo podría ayudar a los astrónomos a producir la primera imagen de un agujero negro (estrictamente hablando de su entorno inmediato, hasta el horizonte de sucesos), a partir de observaciones hechas con este gigantesco radiotelescopio virtual. Uniría entre sí con gran eficiencia los datos recogidos desde radiotelescopios dispersos por el globo.