Agencias/Ciudad de México.- Spider-Man: A través del Spider-Verso ha vuelto a sentar un precedente en Hollywood. Su primera entrega, la titulada Spider-Man: Un nuevo universo, aún sin datos estratosféricos en taquilla se ganó en 2018 el respeto de toda la industria hasta el punto de abrir un nuevo camino en el cine de animación. En un panorama audiovisual donde las técnicas animadas en 3D desplazaron por completo a las tradicionales, la admiración de crítica y público, e incluso su Óscar a la Mejor Película de Animación, llevó a varios estudios a replicar la experimentación con los estilos artísticos de esta aventura del Hombre Araña, que mezclaba animación por ordenador con técnicas 2D que emulaban el estilo cómic.
Solo hay que fijarse en películas como El gato con botas: El último deseo, la secuela del spin-off de Shrek que apostó por un estilo ilustrado más ceca de una pintura al óleo que del habitual aspecto tridimensional con texturas realistas. Y no le fue nada mal, porque se ganó el aplauso de la crítica, fue nominada al Óscar y superó expectativas de taquilla con 484 millones de dólares. Y lo mismo se puede decir de otros títulos recientes como Los Mitchell contra las máquinas o Los tipos malos, donde los estilos visuales alternativos se convertían en un admirado sello de identidad.
Pero más allá de la parte artística, el producir películas bajo las directrices de Spider-Man: Un nuevo universo, que en su día solo costó 90 millones de dólares, se traduce en una reducción considerable de los costes. Por ejemplo, mientras una película de Disney, ya sea un clásico animado como Frozen o un ambicioso film de Pixar como Del revés, se sitúa entre los 150 y 200 millones de presupuesto, todos estos títulos pueden permitirse una producción por debajo de los 100 millones. De esta forma, películas como Los tipos malos, cuya taquilla final de 250 millones de dólares no fue para tirar cohetes, consiguió dar beneficios más que suficientes para rentabilizar su reducido coste estimado en 70 millones.
Viendo el panorama de la taquilla actual, donde salvo títulos como Super Mario Bros: La película o Minions: El origen de Gru muy pocas cintas de animación han atraído en masa a las salas, este camino iniciado por Spider-Man: Un nuevo universo apunta a ser el futuro, en especial valorando el caso de Disney y el no parar de fracasos que ha vivido desde la pandemia. Por ejemplo, aunque los 73,6 millones que Mundo extraño obtuvo el pasado 2022 difícilmente hubieran sido rentables, películas como Lightyear o Encanto, que recaudaron respectivamente 226,4 y 256,7 millones con un presupuesto de 200 y 150, podrían haber salvado los muebles.
Se puede pensar que dejando atrás la animación 3D y sus altos presupuestos se perdería en ambición, sobre todo porque esta experimentación con estilos artísticos hasta hoy no había dado números estratosféricos y aún podría hacer dudar al público. Spider-Man: Un nuevo universo cerró su carrera comercial en 2018 con 384,2 millones, que se quedó lejísimos de los 1,243 que Disney hizo ese mismo año con Los Increíbles 2. Y obviamente, aunque el coste de la película del trepamuros fuera mucho menor que los 200 millones que costó la aventura superheroíca de Pixar, con tales cifras los beneficios siguen siendo mayores.
Pero, como digo, el panorama audiovisual ha cambiado mucho desde entonces. Y Spider-Man: A través del Spider-Verso, la secuela que llegó a los cines el pasado 2 de junio, ha sentado un nuevo precedente en taquilla que va a definir el cine de animación en los próximos años. En concreto, se ha convertido en el segundo mejor estreno del año en Estados Unidos con 120 millones recaudados, situándose por detrás de los 146,3 de Super Mario Bros: La película y por delante de los 118,4 de Guardianes de la Galaxia Vol. 3. Valorando que su predecesora recaudó 35,3 millones en su primer fin de semana, este dato supone más del triple que aquella, además, con los datos del mercado internacional las cifras han ascendido a 208,6 millones, apuntando a una larga carrera comercial y a un final de altos vuelos.
Es decir, que una vez roto los prejuicios hacia nuevos estilos de animación se ha abierto un sinfín de posibilidades en el género y una oportunidad de oro para los estudios de obtener mayor rentabilidad. Y es que Spider-Man: A través del Spider-Verso también ha contado con un presupuesto reducido de solo 100 millones de dólares, tan solo 10 más que su predecesora. Además, cualquiera que haya visto la película se habrá dado cuenta de que, por mucho que cambie el estilo de animación y se reduzcan los costes, la ambición de su argumento y de sus escenas de acción es incluso mayor de lo que estamos acostumbrados en las películas de animación 3D de última generación.
Y es que el éxito de Spider-Man debería dar mucho que pensar a estudios como Disney, que irremediablemente se va a ver contra las cuerdas si no cambian su modelo de producción y avanza hacia nuevas técnicas y propuestas. Y ya no es solo en términos económicos, porque desde que dieron el salto definitivo al 3D tras Tiana y el Sapo han languidecido de diseños de personajes y escenarios similares en todas sus películas, sobre todo en lo que se refiere a los rasgos faciales. Por suerte, parece que su próximo clásico animado, Wish, va a seguir este rumbo mezclando animación tridimensional con diseños artísticos tradicionales. No obstante, la casa Mouse, siempre pionera en el mundo animado, ahora cuenta con la desventaja de ir muy por detrás de su competencia.