Desde El Sótano/Por Ery Acuña/Tuxtla Gutiérrez.- *UN AÑO ANTES DEL COVID, DURANTE EL GOBIERNO DE MANUEL VELASCO, EL MOCRI TENÍA SECUESTRADO A CHIAPAS*. Invadía, bloqueaba, amenazaba a quien se le antojara. En marzo del 2019 de plano reventó todo, a solo tres meses de que Rutilio Escandón asumiera el cargo. En esa ocasión el MOCRI ingresó a plaza Sol en Tuxtla Gutiérrez, destruyó coches, negocios, y lastimó a personas en represalia porque a los señores los habían desalojado de un predio invadido frente al mirador Los Amorosos, propiedad de José Luis Orantes Aramoni.
Aquella vez, 37 integrantes del MOCRI fueron detenidos y llevados a prisión. Al mando del Fiscal del Estado, Llaven Abarca, y con la orden de Rutilio, el nuevo gobierno los paró en seco hace casi seis años, cuando el MOCRI se creía amo y señor de Chiapas siendo gobernador Velasco Coello. Así inició una férrea campaña para desalojar predios invadidos por esta organización y devolverlas a sus legítimos dueños. *Esa acción marcó un antes y un después para los grupos invasores.*
*Pero vino el COVID y con ello la guerra entre grupos del crimen organizado, debido a que ya no podían cruzar la droga y esta se quedaba en México*, y por supuesto en Chiapas. Los gringos cerraron la frontera con México y comenzaron a crear al estilo de “Breaking bad”, sus propias drogas sintéticas, y el consumo de fentanilo como su principal ingrediente -un químico mortal que deja cada año cien mil muertos, según el propio gobierno de los Estados Unidos-.
La guerra entre los cárteles se intensificó con el paso de los meses en Chiapas, y *con la política de “Abrazos, no balazos” del Gobierno Federal, las cosas se complicaron. La impunidad generada por esa política federal fue como echarle gasolina al fuego.*
Pero *ayer jueves 28 de noviembre del 2024, ocurrieron dos hechos*, curiosamente, al mismo tiempo en que Llaven Abarca regresaba a la Fiscalía General de Chiapas: *el desmantelamiento de dos células del crimen organizado en Tapachula y Villaflores* que *sí, fue violento*. Hubo muchos detenidos, y también muertos. Esto puede indicar un giro importante para *desmantelar también la política de “Abrazos, no balazos” que impuso López Obrador.*
*A Rutilio le tocó bailar con la más fea y sin música en la pista, pues es tarea del Gobierno Federal, y no Estatal, combatir al crimen organizado* y al tráfico de drogas y de armas de forma frontal. Ahora, al finalizar su gobierno, *la Presidenta Claudia Sheinbaum parece mandar sus primeros mensajes de que en Chiapas ya no habrá más abrazos, como se hizo durante el Gobierno de su antecesor.*
La paz y la seguridad en Chiapas están al inicio de la lista de pendientes, tanto de la agenda de la Presidenta Sheinbaum, y del gobernador *Eduardo Ramírez, quien eligió a Llaven Abarca, con el visto bueno federal, para recobrar la paz en Chiapas*, aunque, obviamente, eso puede costar sangre, dinero y lágrimas amargas.