Agencias/Ciudad de México.- En medio de denuncias de corrupción, el vicepresidente uruguayo Raúl Sendic renunció este miércoles ante la asamblea general del Parlamento. La senadora Lucía Topolansky, esposa del expresidente José Mujica, asumió el cargo.

Por unanimidad y sin que hubiera debate, los legisladores presentes en la sesión aceptaron la renuncia de Sendic, quien –según la Constitución– debía ser sustituido por el primer senador de la lista más votada en las últimas elecciones nacionales, es decir, Mujica, pero el expresidente está inhabilitado para asumir debido a que la reelección está prohibida en Uruguay.

En consecuencia, no podría suplir al Presidente Tabaré Vázquez en caso de necesidad.

Topolansky es quien seguía en la línea de sucesión. La exprimera dama nació hace 72 años en un hogar acomodado y apolítico, pero en su juventud se sumó a la guerrillera izquierdista Tupamaros, que buscaba instaurar un régimen comunista al estilo cubano.

El objetivo de la guerrilla fracasó y Topolansky pasó 13 años presa. Al salir acompañó a su pareja, el también tupamaro Mujica, en un largo periplo político persiguiendo el poder, pero por la vía democrática.

Austera y poco preocupada por los formalismos, Topolansky comparte el modo de vida de Mujica, desapegado a lo material.

Sendic había anunciado su renuncia el sábado 9 en el plenario de la coalición oficialista de izquierda Frente Amplio, luego de que el Tribunal de Conducta Política de esa fuerza determinara que había incurrido en un “proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos” y lo acusara de mentir en sus explicaciones.

Mientras presidió la petrolera estatal ANCAP, Sendic usó tarjetas de crédito corporativas para comprar en joyerías, tiendas de artículos electrónicos y de suvenires.

Ante el Tribunal de Conducta Política, el exvicepresidente no pudo explicar por qué hizo una compra en una mueblería y colchonería: “A mí me parece muy rara esa compra”, se limitó a declarar.

El caso también está siendo analizado por la Junta de Transparencia y Ética Pública, un organismo oficial anticorrupción.

Más allá de sus compras con las tarjetas de la empresa, la gestión de Sendic al frente de ANCAP dejó tal déficit que en 2016 el Parlamento debió aprobar una inyección de capital de 872 millones de dólares para evitar su quiebra.

Tales pérdidas provocaron un escándalo incluso dentro del oficialismo. El actual ministro de Economía, Danilo Astori, responsabilizó del caso a Sendic y a Mujica.

Sendic se defendió argumentando que el déficit se originó por fuertes inversiones necesarias supuestamente realizadas por ANCAP.

Sin embargo, tres partidos opositores presentaron una denuncia judicial alegando que hubo posibles actos de corrupción. Se ha comprobado, por ejemplo, que la petrolera pagó publicidad en una radio que no existía.

La petrolera también hizo una campaña publicitaria millonaria en televisión con un eslogan que luego Sendic usó como propio en la campaña electoral. El caso aún está bajo investigación.

El desprestigio del vicepresidente comenzó en 2016, cuando admitió que no era licenciado en genética humana, aunque así se había presentado durante años.

“Lo que hice fue una preparación para la docencia genética, que era un curso rápido”, dijo al diario El Observador en febrero de ese año.

La sumatoria de denuncias hizo de Sendic blanco permanente de la crítica de sus propios compañeros, la oposición, la prensa y las redes sociales.

“Es el bullying más fantástico que he visto en mi vida y me causa asombro el ensañamiento”, señaló el presidente Tabaré Vázquez a comienzos de julio.

Sin embargo, conforme sectores y personalidades del Frente Amplio se sumaban a los cuestionamientos, Vázquez moderó su discurso y dijo que aceptaría la renuncia de Sendic si la presentaba, pero tras la renuncia volvió a hablar de “acoso” y elogió a Sendic.

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