Agencias/Ciudad de México.- Mientras el rabino Yusuf Hamra y su hijo Henry visitaban Damasco esta semana por primera vez desde que emigraron de Siria a Estados Unidos hace más de tres décadas, fueron recibidos por antiguos vecinos que ofrecían abrazos y chismes.
La familia judía sirio-estadounidense regresó como parte de una delegación organizada por la Syrian Emergency Task Force, una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos, tras la caída del gobierno del expresidente Bashar Assad.
Aunque no se habían visto en más de 30 años, los vecinos cristianos de la familia reconocieron a Yusuf en la calle y lo recordaron de cuando era profesor en la escuela local. Se produjo un intercambio entusiasta de recuerdos para ponerse al día sobre las décadas, con chismes sobre quién se casó con quién, quién seguía vivo y quién había emigrado.
“Salí de Siria, pero Siria nunca nos dejó”, afirmó Henry, quien tenía 15 años cuando su familia se fue a Nueva York.
Durante la visita, los Hamra rezaron en la sinagoga al-Franj, que ha estado en el olvido durante mucho tiempo, donde Yusuf solía servir como rabino, en lo que todavía se conoce como el barrio judío, en la antigua ciudad de Damasco, aunque sólo queda un pequeño grupo de judíos.
También visitaron la sinagoga histórica en el suburbio de Jobar, que fue gravemente dañada y saqueada durante la guerra civil de casi 14 años en Siria.
“Que Dios nos ayude, esto no se reconstruirá en décadas”, dijo Yusuf mientras contemplaba la destrucción.
Incluso antes que las protestas antigubernamentales masivas en 2011 fueran recibidas por una brutal represión autoritaria que eventualmente se convirtió en una guerra civil, la población judía de Siria, que alguna vez fue considerable, había disminuido casi a nada.
La comunidad en Siria contaba con aproximadamente 100.000 personas a principios del siglo XX. Una ola de emigración ya había comenzado en ese momento y se aceleró en los años que rodearon la creación de Israel en 1948, cuando los judíos sirios enfrentaron tensiones y restricciones crecientes. Muchos emigraron a Israel, Estados Unidos y otros países.
Bajo el régimen autoritario de 54 años de la familia Assad, los judíos en Siria eran libres de practicar su religión, pero los miembros de la comunidad enfrentaban sospechas de ser espías o colaboradores israelíes y se les prohibió viajar fuera del país para evitar que fueran a Israel hasta principios de la década de 1990.
Una vez que se levantaron las restricciones de viaje en 1992, tras el inicio de las conversaciones de paz árabe-israelíes, la mayoría de la población restante de aproximadamente 4,500 se fue, incluyendo la familia Hamra, y muchos de ellos llegaron a Nueva York, donde formaron una comunidad unida.
Henry Hamra recordó que su familia vivió con un miedo constante a los draconianos servicios de inteligencia sirios, una experiencia común para los sirios de todas las religiones durante el régimen de la dinastía Assad, pero aún más porque eran judíos y estaban sujetos a un escrutinio adicional.
Al mismo tiempo, recordó el estrecho vínculo de la familia con sus vecinos musulmanes y cristianos.
Mouaz Moustafa, director ejecutivo de la Syrian Emergency Task Force, dijo que esperaba que la delegación judía alentara a más judíos sirios a regresar y ayudara a argumentar a favor de que Washington levantara las sanciones impuestas durante la era de Assad.
Moustafa también expresó su esperanza de que la visita muestre que las nuevas autoridades del país, encabezadas por el presidente interino Ahmad al-Sharaa, quien anteriormente fue el líder del grupo insurgente islamista Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, son serias en sus declaraciones públicas sobre la inclusividad y la protección de las minorías, y que llevará a Estados Unidos y otros a eliminar la designación de terrorista del grupo.
La delegación judía se reunió con el viceministro de Relaciones Exteriores de Siria, y Yusuf Hamra envió una carta a al-Sharaa en la que detalló que la comunidad judía siria en el extranjero “continúa valorando su conexión profundamente arraigada con Siria, su patria”.
“A lo largo de la historia, esta comunidad ha sido una parte integral del tejido nacional sirio”, escribió Hamra. “Esperamos reconstruir puentes de comunicación y participar activamente en la reconstrucción de nuestra patria, codo a codo con nuestros compatriotas sirios”.
El regreso de los judíos sirios fue bien recibido en Damasco, pero algunos cuestionaron los motivos políticos de la delegación y si estaba destinado a ser un precursor de la normalización de relaciones con Israel. Moustafa aseveró que ese no era el caso.
“El objetivo de esta visita no tiene relación con ningún país de la región excepto con Siria”, afirmó.
A pesar de lo emotivo que fue el regreso a casa, los Hamra señalaron que no están listos para pensar en un regreso permanente a Damasco, donde más de una década de guerra ha dejado la infraestructura destrozada.
“No puedes quedarte sin electricidad, no puedes quedarte sin agua, y cuando vives en Nueva York y tienes electricidad e internet las 24 horas… es muy, muy, muy difícil regresar aquí”, dijo Henry.
Yusuf comentó que “nadie va a empacar sus maletas y regresar de inmediato”, pero espera que más judíos sirios que viven en el extranjero acudan de visita y eventualmente puedan regresar para siempre.
“Cada uno depende de su situación para decidir si volverá a vivir aquí; esperamos que vengan a visitar y ver, y luego cada uno decidirá qué quiere hacer”, indicó.
La creación de un gobierno inclusivo en Siria en las próximas semanas ayudará a determinar si se levantan las sanciones occidentales mientras el país se reconstruye tras la destitución del expresidente Bashar Assad, afirmó el enviado especial de la ONU para Siria.
“Lo que espero es que con un gobierno verdaderamente nuevo e inclusivo en funcionamiento el 1 de marzo, esto nos ayude a levantar las sanciones” impuestas a Siria por los países occidentales durante el mandato de Assad, dijo Geir Pedersen a The Associated Press en una entrevista durante una visita a Damasco.
Después de que Assad fue derrocado en una rápida ofensiva rebelde en diciembre, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el principal grupo rebelde que ahora controla Siria, estableció una administración interina compuesta principalmente por miembros de su “gobierno de salvación” que había gobernado en el noroeste de Siria.
Las autoridades de facto del país dijeron en ese momento que un nuevo gobierno se formaría a través de un proceso inclusivo para marzo. En enero, el exlíder de HTS, Ahmad al-Sharaa, fue nombrado presidente interino de Siria tras una reunión de la mayoría de las facciones rebeldes del país.
En las últimas semanas, un comité ha estado celebrando reuniones en diferentes partes de Siria en preparación para una conferencia de diálogo nacional que trazará el futuro político del país, cuya fecha aún no se ha anunciado.
Pedersen dijo que en su primera reunión en diciembre, al-Sharaa insistió en que el gobierno interino gobernaría solo durante tres meses, aunque Pedersen le advirtió que el plazo era ajustado.
“Creo que lo importante no es si son tres meses o no, sino si cumplirán con lo que han dicho desde el principio, que este será un proceso donde todos los sirios estarán incluidos”, afirmó Pedersen.
Estados Unidos y los países europeos no han levantado las sanciones impuestas a la Siria de Assad, lo que las nuevas autoridades han dicho que está obstaculizando su capacidad para reconstruir el país tras casi 14 años de guerra civil y restaurar servicios esenciales como la electricidad. Funcionarios de algunos países occidentales han dicho que quieren ver si los gobernantes interinos cumplirán con sus promesas de gobernanza inclusiva y protección de las minorías.
Los organizadores del diálogo nacional han dicho que la conferencia incluirá todos los segmentos de la sociedad siria, excepto a los leales a Assad y a las Fuerzas Democráticas Sirias, una fuerza liderada por kurdos en el noreste que hasta ahora se ha negado a disolverse y ser absorbida en el nuevo ejército nacional. Las FDS están actualmente en negociaciones con el gobierno central, y Pedersen dijo que espera ver una “solución política” al estancamiento.
Pedersen también expresó su preocupación por un vacío de seguridad tras la disolución del antiguo ejército nacional y los servicios de seguridad por parte de los nuevos gobernantes del país.
“Es muy importante que las nuevas estructuras del Estado se establezcan rápidamente y que haya una oferta para aquellos que ya no están al servicio del Ejército o de los servicios de seguridad, que haya otras oportunidades laborales y que las personas no sientan que están excluidas del futuro de Siria”, dijo.
El enviado de la ONU también manifestó su preocupación por las incursiones de Israel en territorio sirio desde la caída de Assad. El Ejército israelí ha tomado una zona de amortiguamiento patrullada por la ONU en los Altos del Golán, establecida por un acuerdo de alto el fuego de 1974 con Siria, y también ha realizado incursiones más allá de la zona de amortiguamiento. La ONU ha dicho que Israel está violando el acuerdo.
Funcionarios israelíes han afirmado que tomaron la acción para proteger la seguridad de Israel y que su presencia sería temporal.
Pedersen dijo que se están abordando las preocupaciones de seguridad y que “realmente, en mi opinión, no hay argumento para justificar por qué los israelíes deberían quedarse”.
“La solución es muy simple. Los israelíes necesitan retirarse”, afirmó.
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, amenazó con una intervención militar en Siria contra las fuerzas de Damasco “si el régimen atenta contra los drusos”.
“No permitiremos que el régimen terrorista del islam radical en Siria haga daño a los drusos”, declaró Katz, citado en un comunicado emitido por su ministerio. “Si el régimen atenta contra los drusos, nosotros atentaremos contra él”.
Los drusos son un grupo minoritario que también tiene poblaciones en Líbano, Israel y en la zona del Golán, ocupada por Israel. Este grupo representa un 3% de la población de Siria.
El comunicado israelí menciona en concreto la localidad de Jaramana, una zona densamente poblada de mayoría cristiana y drusa en los suburbios del sureste de la capital siria, Damasco.
Allí, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una persona murió y nueve resultaron heridas en enfrentamientos entre drusos armados y miembros de las fuerzas de seguridad del nuevo poder islamista radical, que derrocó a Bashar al Asad a finales de 2024.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y Katz ordenaron al ejército que “se prepare para defender” esta ciudad “actualmente atacada por las fuerzas del régimen sirio”, afirmó el texto.