Agencia/InsurgentePress, Ciudad de México.- Circo, maroma, horror, locura, risas y aplausos se vivió en el estreno de temporada de El Manicomio del Circo de los Horrores.
Al llegar al Gran Teatro Moliere, donde el espectáculo estará hasta el 4 de diciembre, la ambientación da una idea de estar en una institución mental.
Y es que desde los artistas, quienes simulan ser pacientes con alguna demencia, hasta la gente que ayuda al público a ocupar su lugar, están caracterizados.
Para calentar motores, un hombre salió en un monociclo de tres ruedas de alto e hizo malabares montado en él, mientras algunos de los 25 artistas que participaban en el show lo acompañaban con disparates por todo el escenario.
Pero una vez que el manicomio cerró sus puertas, apareció Nosferatu (Suso Silva), quien se considera el rey del lugar, y dio la bienvenida a las aproximadamente mil 300 personas que acudieron.
Su lenguaje soez, humor con doble sentido y hasta albur, como si fuera mexicano, arrancó las primeras carcajadas del espectáculo, que dura aproximadamente dos horas.
Así dio comienzo un show que combina el circo contemporáneo, cabaret y teatro.
Inmediatamente después, el primer asombro para la audiencia, quien se quedó cautiva con el número La Majara de las Alturas, en el que una artista hace algunos malabares parada completamente de cabeza.
Cada número de acrobacias o malabares está cargado con un toque de terror psicológico que brinda la caracterización de los participantes.
Cada número mereció el aplauso de los presentes, el correr de la adrenalina y algunos gritos ahogados de asombro.
Todo esto entremezclado con el arte clown y el humor, que llega a ser grotesco, de otros artistas, quienes además de ovaciones también arrancaron carcajadas.
Con el lema “Aquí no están todos los que son ni son todos los que están”, el gran maestro de ceremonias Nosferatu se despojó del personaje y volvió a ser el humano para concluir el show, que recibió la ovación de pie de gran parte del público.
Con información de Reforma.
