Agencias, Ciudad de México.- El siete veces campeón Lewis Hamilton llegó a la sede de Ferrari para comenzar a trabajar con su nuevo equipo en la Fórmula Uno.
Primero fue una breve visita a la pista de Fiorano, seguida de una reunión con Piero Ferrari y luego “un programa de inmersión total de un día”, informó el equipo.
“Hay algunos días que sabes que recordarás para siempre y hoy, mi primer día como piloto de Scuderia Ferrari HP, es uno de esos días”, dijo Hamilton. “He tenido la suerte de haber logrado cosas en mi carrera que nunca pensé posibles, pero parte de mí siempre ha mantenido ese sueño de correr en rojo. No podría estar más feliz de hacer realidad ese sueño hoy”.
Se espera que Hamilton, de 40 años, conduzca un monoplaza Ferrari de 2022 o 2023 en los próximos días en Fiorano. Hamilton anunció el año pasado que dejaba Mercedes para unirse a Ferrari.
El último de los dieciséis títulos de pilotos fue en 2007 con Kimi Raikkonen y el de Constructores en 2008. Dieciocho años, una eternidad para la F1 que corre rápido, muy rápido. Otros pilotos que ya eran campeones del mundo, como Fernando Alonso y Sebastian Vettel, intentaron retomar el hilo del arco iris, pero fracasaron. Habían llegado con grandes honores, pero luego ese entusiasmo se desvaneció.
¿Sucederá lo mismo con Hamilton? Entra en Maranello con 40 años, la edad de quien cuelga el casco. Es el primer piloto afroamericano que se sube a un monoplaza rojo, es el campeón que llega al Sancta Santorum de la F1 tras pulverizar todos los récords de Michael Schumacher. Su octavo título podría eclipsar los siete del Kaiser.
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Ya no se encuentra una habitación de hotel a pocos kilómetros del debut de mañana en Fiorano: directivos pavoneándose de la industria cerámica o inmobiliaria que habían programado reuniones en Maranello han elegido el 22 de enero para ver a Lewis de rojo. Es un fenómeno que va mucho más allá de la simple pasión ferrarista que la Scuderia tendrá que gobernar de alguna manera.
Si el entusiasmo externo, el de los aficionados, era fácilmente previsible, el de quienes trabajan en el Departamento de Carreras, en un entorno que ha tenido a Charles Leclerc como guía, no se daba por descontado. Jóvenes, frescos, ardientes. Con ganas de ganar, pero luchando con un coche que con el tiempo no le ha permitido expresar todo su potencial. Ahora que el SF-25 podría ser el coche adecuado para intentarlo, en el último año del reglamento de F1 con efecto suelo, llega el más titulado de todos.
En un solo día se hizo con el escenario. Todo el escenario. Siguió el programa de trabajo del equipo (asiento y simulador), pero quiso conocer y saludar a todos los miembros del departamento de carreras. Por la mañana le presentaron Benedetto Vigna, CEO de Ferrari, y Fred Vasseur, director del equipo, y por la tarde arrastró a John Elkann, casi en un cambio de papeles. Porque Lewis entró en departamentos en los que nunca había estado el presidente. Apretones de manos, selfies, bromas: Hamilton llegó hasta el fondo. Tocó la fibra sensible de quienes nunca habían visto al ídolo llegar a su mesa y sembró una semilla.
Hasta los de pelo blanco, que en su vida profesional han visto pasar a tantos pilotos, se emocionaron: Lewis se presentó en Maranello vestido de negro, impecable de chaqueta y corbata, con un look riguroso. Nos regaló una imagen que ya forma parte de la historia del Cavallino, delante del despacho de Enzo Ferrari y del F40, el icono tecnológico de la tradición Ferrari. Entró en el Reparto Corse con un planteamiento disruptivo, consciente de que se adentraba en un mito. Pero no se achantó ante el escudo de la Scuderia. Podría haberse puesto enseguida el uniforme del Cavallino Rampante y, en cambio, optó por marcar su (fuerte) personalidad siguiendo siendo Lewis, el siete veces campeón del mundo.
La operación mediática será todo un éxito. Ferrari ha apostado por un testimonio sin parangón a nivel planetario. Lewis casi ha aniquilado la visibilidad social del lanzamiento simultáneo de la Ducati Desmosedici desde Madonna di Campiglio, pero ¿quién podía imaginar que el primer día del inglés en Maranello podría producir un impacto tan demoledor? Nadie.
Ahora Hamilton está luchando con el simulador, aprendiendo el uso de esos procedimientos que tendrán que volverse mnemotécnicos, automatizados antes de que empiece la temporada. Comienza el trabajo preparatorio para una temporada en la que Ferrari se la juega a dos bandas, con un equipo de ensueño. Y será el cronómetro el que defina los valores, el equilibrio de fuerzas. Charles Leclerc es lo que espera.
Happy birthday @LewisHamilton
Looking forward to start working together! pic.twitter.com/Ovt9o5CZg2— Charles Leclerc (@Charles_Leclerc) January 7, 2025