InsurgentePress, Ciudad de México.- La semana pasada el canciller mexicano, Luis Videgaray, publicó una fotografía en su cuenta de Twitter junto al secretario de Hacienda, José Antonio Meade, acompañada de un mensaje: “Como desde hace casi 30 años, caminando juntos”. La imagen desató todo tipo de elucubraciones: algunos analistas la interpretaron como un espaldarazo de Videgaray, hombre fuerte del Gobierno, a una posible candidatura presidencial de Meade. Otros, que pretendía desmentir una mala relación entre dos de los miembros con más peso del Gabinete de Enrique Peña Nieto. “Yo creo que refleja una amistad fraterna. Nunca ha habido distancia, la relación es muy buena, siempre ha habido afecto, cercanía y diálogo”, zanja el titular de Hacienda
Diálogo es una de las palabras a las que José Antonio Meade (Ciudad de México, 1969) recurre frecuentemente durante la entrevista en su despacho del Palacio Nacional. El único secretario de la época de Felipe Calderón que siguió en el Gabinete de Enrique Peña Nieto está en boca de todos. Su nombre suena con fuerza como uno de los posibles candidatos para suceder al presidente el próximo año y hacer frente Andrés Manuel López Obrador, el líder del quien lidera las encuestas.
Meade esquiva cualquier afirmación rotunda sobre sus ambiciones, pero sí desprende que, en su opinión, se necesitarán alianzas entre fuerzas políticas, ante los que consideran que la carta del PRI, como ha ocurrido en el Estado de México, será lograr la fragmentación de sus rivales. “Formal y jurídicamente aún no ha empezado el proceso electoral. Hemos visto que los últimos procesos electorales [en el mundo] nos llevan a alternativas que estén más cerca del centro, alejadas de los extremos. México, como casi ningún otro país, está preparado para la construcción de consensos. Somos un país sin mayorías desde hace más de 20 años y hemos enfrentado situaciones complicadas. México está preparado para construir [un proyecto] con quien ha sabido hacer acuerdos, poner por delante del diálogo y no caer en las tentaciones, como ha ocurrido en otras geografías, de quienes hacen de la falta de diálogo y la exclusión la política de gobierno”.
El secretario de Hacienda, antes canciller, que no milita en ningún partido, considera sobre su posible candidatura que “es temprano para especular con el papel que uno puede jugar, un año es una eternidad”, aunque admite que “todo servidor público piensa que la presidencia puede estar alguna vez en su futuro”. “Esa ambición está lejos en el calendario y no ocupa mi tiempo”, añade al instante.
En México, como en otros países de América Latina que celebrarán elecciones el próximo año, se ha extendido la idea, ante el desgaste de los actuales dirigentes, de querer encontrar una suerte de Emmanuel Macron, presidente de Francia, un político independiente que pueda ilusionar y sacudir el tablero político. Lejos de sentirse identificado con ese perfil, Meade cree que uno de los esfuerzos que se han de hacer es invertir “en la reivindicación del papel del servicio público”. “En el caso mexicano, es notable lo que hemos construido en gobiernos divididos. Desde 1997 ningún presidente ha logrado mayoría en las dos cámaras, eso quiere decir que los políticos mexicanos han logrado consensos, habla de políticos que han sabido poner los intereses del país a los del partido. En un entorno en lo que está de moda hablar mal de la política, está bien señalar que en el caso mexicano ha sido capaz de crear acuerdos”, opina Meade, quien asume un divorcio entre la sociedad y la clase política. “Hay que lograr la reconciliación de las sociedades con sus gobiernos para alentar una mayor participación política, deberíamos tener una sociedad civil involucrada, que lo exprese en el voto”.
Ante la situación que vive México, que pasó del optimismo por las reformas en el inicio del sexenio de Peña Nieto a un incremento de la violencia insostenible, al que se une el asesinato de periodistas o una corrupción que no cesa, Meade considera que no es un problema solo de México. “Lo que hemos visto en términos generales es un reto de los Gobiernos de comunicarse mejor con las sociedades. Que sea un fenómeno global no es un consuelo, pero si uno toma en consideración que se producen fenómenos complejos en contextos complejos, lo que hay que tener es una conversación en la que los matices vayan permeando”.
Pese a que indica que México tiene por delante el reto de aún “fortalecer el Estado de derecho”, el secretario de Hacienda defiende que se están tomando medidas, en especial en la lucha contra la corrupción, que no cuentan con el apoyo suficiente. “Una buena parte de los gobernadores que presuntamente concurrieron en delitos hoy están rindiendo cuentas. Si se compara con otros periodos… Si bien toma tiempo y pierde espectacularidad, no hay que restarle mérito a todo lo que México está haciendo en materia de transparencia”, incide, ante una de las grandes críticas que recibe el Gobierno.
En el plano económico, Meade confía en que la inflación, que supera el 6% y que ha aumentado tres puntos en lo que va de año, haya tocado prácticamente techo y a partir del próximo mes de julio empieza a caer. En este sentido, comparte las perspectivas del Banco de México —cuya presidencia también se especula que puede ocupar ante la salida de Agustín Carstens— de que cerrará el año rondando el 3%. Una vez más, insiste en que no se trata de un problema mexicano: “Lo hemos visto en otros países de América Latina, como Colombia o Chile, aunque en México ha llegado más tarde”.
Con información de elpais.com