Agencias/Ciudad de México.- Un buque de investigación español que estudia los ecosistemas marinos fue desviado abruptamente de su tarea habitual para asumir un nuevo trabajo: ayudar en la búsqueda cada vez más desesperada de los desaparecidos por las inundaciones en España.
Los 24 miembros de la tripulación a bordo del Ramón Margalef se preparaban para usar sus sensores y su robot sumergible para mapear un área marina de 36 kilómetros cuadrados (13.9 millas cuadradas), el equivalente a más de 5,000 campos de fútbol, para ver si pueden localizar los vehículos que las catastróficas inundaciones de la semana pasada arrastraron al mar Mediterráneo.
La esperanza es que un mapa de los vehículos hundidos pueda llevar a la recuperación de cuerpos. Casi un centenar de personas han sido declaradas desaparecidas oficialmente, y las autoridades admiten que es probable que haya más personas no contabilizadas, además de las más de 200 declaradas muertas.
Pablo Carrera, el biólogo marino que lidera la misión, calcula que, en 10 días, su equipo podrá entregar información útil a la policía y a los servicios de emergencia. Dijo que, sin un mapa, sería prácticamente imposible que la policía pudiera llevar a cabo una operación de recuperación efectiva y sistemática para llegar a los vehículos que terminaron en el lecho marino.
Muchos autos se convirtieron en trampas mortales cuando la inundación, semejante a un tsunami, golpeó el 29 de octubre.
El barco se unirá a un esfuerzo general de policías y soldados que han ampliado sus búsquedas de cuerpos y desaparecidos más allá de las ciudades y calles devastadas. Los buscadores han utilizado varas para sondear capas de lodo, mientras los perros rastreadores intentaban encontrar rastros de olor de cuerpos enterrados en bancos de canales y campos. También exploran las playas que bordean la costa.
La primera área que explorará el Ramón Margalef es el tramo de mar frente a los humedales de la Albufera, donde terminó al menos una parte del agua después de arrasar pueblos y las afueras del sur de la ciudad de Valencia.
La emisora estatal española dijo que se había hallado el cuerpo de una mujer en la playa después de que desapareciera cuando el agua arrasó su pueblo de Pedralba, a aproximadamente una hora en auto de la costa.
Carrera, de 60 años, es el jefe de la flota de buques de investigación dirigida por el Instituto Español de Oceanografía, un centro científico financiado por el gobierno en el marco del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.
Carrera se embarcó en el Ramón Margalef en Alicante, ubicado en la costa de España, desde donde zarpará para llegar a las aguas de Valencia, antes del amanecer. El plan es ponerse a trabajar de inmediato con los 10 científicos y técnicos y 14 marineros trabajando sin parar en turnos. El barco también ayudó a investigar el impacto del flujo de lava que alcanzó el mar tras la erupción del volcán La Palma en 2021 en las Islas Canarias de España.
Encontrar un cuerpo en el mar, dijo Carrera, es muy poco probable. Así que se centrarán en objetos grandes que no deberían estar allí.
El robot sumergible del barco, equipado con cámaras, puede bajar hasta una profundidad de 60 metros (196,8 pies) para intentar identificar automóviles. Idealmente, intentarán localizar matrículas, aunque la visibilidad podría ser extremadamente limitada y los coches podrían estar destrozados o sumergidos en el lodo, dijo Carrera.
A largo plazo, dijo que su equipo también evaluará el impacto de la escorrentía de la inundación en el ecosistema marino.
Esos hallazgos se sumarán a las iniciativas de otros centros de investigación españoles para estudiar las inundaciones más mortales del siglo en España.
España está acostumbrada a las ocasionales inundaciones mortales producidas por tormentas otoñales. Pero la sequía que ha golpeado al país durante los últimos dos años, además de las temperaturas récord, ayudaron a magnificar estas inundaciones, dicen los científicos.
La agencia meteorológica de España dijo que los 77.21 centímetros (30.4 pulgadas) de lluvia que cayeron en una hora en el pueblo valenciano d
Decenas de miles de españoles marcharon en la ciudad de Valencia, en el este del país, para exigir la renuncia del presidente regional encargado de la respuesta de emergencia a las catastróficas inundaciones de la semana pasada que dejaron más de 200 muertos y otros desaparecidos.
Algunos manifestantes se enfrentaron con la policía antidisturbios frente al ayuntamiento, donde los manifestantes iniciaron su marcha hacia la sede del gobierno regional. La policía utilizó porras para hacerlos retroceder.
El presidente regional, Carlos Mazón, está bajo una enorme presión porque el gobierno local tardó horas en enviar alertas a los teléfonos de los ciudadanos después de que comenzó la inundación la noche del 29 de octubre.
Muchos manifestantes llevaban carteles hechos en casa o coreaban “¡Mazón dimisión!” otros llevaban carteles con mensajes como “¡Nos mataste!”. Al llegar a la sede del gobierno regional, algunos manifestantes arrojaron barro sobre el edificio y dejaron huellas de la suciedad en su fachada.
Horas antes, Mazón comentó a la emisora regional À Punt que ya habrá tiempo para hacer rendir cuentas a los responsables, pero señaló que ahora era momento de seguir limpiando las calles, ayudando a la gente y reconstruyendo la ciudad.
Afirmó que respetaba la protesta.
Mazón, del conservador Partido Popular, también es criticado por lo que la gente percibe como una respuesta lenta y caótica al desastre natural. Miles de voluntarios fueron los primeros en llegar a muchas de las áreas más afectadas en las afueras del sur de Valencia. Pasaron días antes de que las autoridades movilizaran a los miles de refuerzos policiales y soldados que el gobierno regional solicitó enviar a las autoridades centrales.
En España, los gobiernos regionales están encargados de manejar la protección civil y pueden solicitar al gobierno nacional en Madrid, liderado por los socialistas, recursos adicionales.
Mazón ha defendido su manejo la crisis diciendo que su magnitud era imprevisible y que su gobierno no recibió suficientes advertencias de las autoridades centrales.
Pero la agencia meteorológica de España emitió una alerta roja, el nivel más alto de advertencia, por malas condiciones meteorológicas.
Algunas comunidades empezaron a inundarse a las 6 de la tarde y fue hasta después de las 8 de la noche que el gobierno de Mazón envió alertas a los celulares.
Mazón se encontraba con los reyes de España, Felipe y Letizia, y con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, cuando molestos residentes les arrojaron lodo durante su primera visita a una zona devastada la semana pasada.
Sara Sánchez Gurillo asistió a la protesta debido a que perdió a su cuñado, Cándido Molina Pulgarín, de 62 años de edad. Señaló que su cuerpo fue hallado en una campo de naranjos luego de que quedó atrapado por el agua en su vivienda en la localidad de Cheste, al oeste de Valencia.
Quería que Mazón renunciara, pero también estaba molesta con los dirigentes de España.
El número de víctimas mortales se situaba en 220, 212 de ellas en la región oriental de Valencia, mientras continúa la búsqueda de cuerpos.
Miles más perdieron sus hogares y las calles aún están cubiertas de barro y escombros 11 días después del paso de una ola gigante tras un diluvio.
Al menos 219 personas han muerto, 211 de ellas solo en la región de Valencia. Otras siete personas perdieron la vida por las crecidas en la vecina Castilla La Mancha y una más en Andalucía, en el sur del país.
Las autoridades han confirmado que hay 93 personas desaparecidas, pero admiten que la cifra real podría ser mayor. Además, quedan 54 cadáveres sin identificar.
En total, se ha rescatado a 36,605 personas, de acuerdo con los datos del gobierno, aunque no especifican si las cifras corresponden solamente a Valencia.
El alcance total de los daños se desconoce, pero el Consorcio de Compensación de Seguros, la entidad público-privada especializada en la cobertura de riesgos extraordinarios, calcula que destinará 3,500 millones de euros a compensaciones.
El consorcio ha recibido 116,000 solicitudes de ayuda, de las cuales el 60% están relacionadas con daños en vehículos y el 31% en viviendas, explicó.
Los equipos de limpieza han retirado 2,487 coches y camiones arrastrados por el agua en carreteras y han revisado 320 garajes, que se convirtieron en trampas mortales.
El Ministerio de Transportes ha reparado ya 232 kilómetros de carreteras y vías ferroviarias, pero el tren de alta velocidad entre Valencia y Madrid, la capital, sigue suspendido.
El gobierno central ha aprobado un paquete de 10,600 millones de euros en ayudas para familias, negocios y ayuntamientos.
El gobierno regional de Valencia ha solicitado al ejecutivo central 31,000 millones de euros en ayudas.
La sequía que azotó al país los dos últimos años y las intensas lluvias a primera formaron un cóctel trágicamente perfecto.
En Turís, a unos 40 kilómetros al oeste de la ciudad de Valencia, cayeron 771.8 litros por metro cuadrado en solo 14 horas. La localidad batió el récord de lluvias en España con 184,6 l/m² en una hora. Entre enero de 2023 y septiembre de 2024, había acumulado un total de 446.4 l/m².
En Chiva, asolada por la crecida del canal que parte en dos esta localidad del interior, solo con la lluvia caída en ocho horas se registraron 600 l/m2, lo mismo que en un año entero, según la agencia española de meteorología.
Las tormentas concentradas sobre los ríos Magro y Turia y el canal del Poyo transformaron sus caudales en corrientes veloces que lo arrasaron todo a su paso. Para el ojo humano, parecía como si una ola de agua y lodo similar a un tsunami hubiera atravesado la periferia sur de la ciudad de Valencia.
La Agencia Espacial Europea dijo que, según las imágenes satelitales captadas el 31 de octubre, el agua cubría una superficie de 15,633 hectáreas y había unas 190,000 personas afectadas.
En total, 78 municipios han perdido al menos un habitante a causa de las inundaciones.
El dispositivo de emergencias movilizado por las autoridades estatales ha ido aumentando con el paso de los días hasta superar los 17,000 efectivos.
El operativo incluye 8,000 soldados, de los cuales 2.100 pertenecen a la unidad de emergencias militar, y 9,200 efectivos de las fuerzas de seguridad llegados de otras partes del país.
Las imágenes de la devastación que llenaron los medios de comunicación y las redes sociales en las horas posteriores, y los llamados de ayuda de los afectados, llevaron a miles de ciudadanos de a pie a presentarse como voluntarios para colaborar en las labores de limpieza.
Según el gobierno, en la primera semana tras las inundaciones, se ha recuperado la electricidad en 147,000 viviendas. Además, las autoridades han distribuido 178,000 botellas de agua en zonas donde no había agua potable.
Las autoridades españolas no han revelado aún cuántas llamadas para reportar desapariciones se han recibido, ni han ofrecido una estimación de daños materiales ni de la cantidad de terreno arrasada.
Y en este momento nadie puede adivinar cuándo terminarán las tareas de recuperación.