Juan Balboa
Facebook quiere eliminar 83 millones de cuentas falsas o “Fake News” de las 855 millones de usuarios activos mensuales en todo el mundo. La plataforma de Facebook quiere deshacerse de las noticias falsas porque están afectando al mundo de las redes sociales.
Las Fake News, o las informaciones falsas, se han convertido en una de las tendencias de los últimos años, es un fenómeno que se debería intentar minimizar y luchar de raíz contra él, pero es una mina de oro, un gran negocio de enormes proporciones, el cual es difícil de cuantificar y tratar de detener en estos momentos.
Generalmente el debate que antecede al voto de los electores en unos comicios está permeado por mentiras, rumores y verdades a medias. La capacidad de transmisión de las noticias falsas a lo largo del tiempo ha ido pareja al medio: de boca en boca, por carta postal, email, redes sociales y mensajería. A pesar del avance tecnológico, las noticias falsas siguen teniendo las mismas características, pidiendo que el mensaje se reenvíe a todos los contactos. “¡Reenvíalo!” o “¡Compártelo!” es casi equivalente a “Firmado”.
De acuerdo a varios estudiosos, el votante esté cada vez menos interesados en conocer la verdad. Este ambiente pre electoral es provocado casi siempre por las noticias falsas (Fake News o Bulos, Según la Real Academia Española, un bulo es una “noticia falsa propalada con algún fin”). Las noticias falsas han existido siempre, pero ahora las redes sociales y la mensajería como WhatsApp permite mayor resonancia en menos tiempo.
La verificación de hechos o verificación de datos en periodismo se refiere a la labor de confirmar y comprobar hechos y datos que se usan en los discursos (sobre todo los políticos) y en los medios de comunicación, redes sociales y la mensajería.
Miles de personas pueden haber visto esos contenidos y pueden haber colaborado en su difusión. Es imposible entrar en las redes sociales y no ser bombardeado por decenas de informaciones falsas cada día.
Aunque creas que el problema es de otros, tú también contribuyes a esta espiral de sin sentido que llena las redes sociales. Es así de sencillo: si no estás seguro de que la noticia es verdadera, no la compartas.
¿Cómo saber si es una noticia verdadera o falsa”?
Según varios estudios, entre ellos el realizado por Poynter Institute, es vital tener en cuenta, por ejemplo, ¿Quién publica la historia? Si es una exclusiva de una página desconocida de Internet o de un medio del que vale la pena desconfiar, no te lo creas.
Algunos Fake News o Bulos no son publicados como tal, sino que son noticias satíricas de medios especializados. Si te suena a chiste o no te acaba de cuadrar, entra en la web y mira si el resto de noticias también siguen la misma pauta.
Los más complicados son aquellas noticias verdaderas a las que se le han añadido connotaciones falsas con intención de distorsionar la realidad. Si no estás seguro de la veracidad de este tipo de exclusivas, mira si el resto de medios la publican. Nunca leas solamente el titular, ya que puede que no refleje la verdad de la historia. Muchas veces el titular no tiene nada que ver con el texto.
Ya no estamos en un mundo en el que se use la razón. Estamos en un mundo que prefiere el bullying. Ese es el desafío que periodistas y fact-checkers debemos descifrar en esta época en la que vivimos.
El término en inglés fact-checking se traduce literalmente como “chequeo de hechos”, y la traducción habitual es la de “verificación de hechos” o “verificación de datos”, también puede ser “verificación de información”, puesto que lo que se hace es comprobar la veracidad de un contenido informativo, ya sea una afirmación concreta o una idea expresada de cualquier forma.
En ese escenario de “post-verdad”, las iniciativas de fact-checking han experimentado un boom global, incluyendo a América Latina, donde cada vez más periodistas están involucrados en iniciativas de chequeo del discurso público o de verificación de la noticias y rumores que proliferan en las redes sociales.
La verificación de información no es algo nuevo en el periodismo. En las redacciones tradicionales, los textos son revisados en múltiples ocasiones antes de su publicación para asegurar la veracidad de los hechos y la precisión con la que están escritos. Pero desde la década de los 2000, comenzó a surgir un tipo diferente de verificación de hechos posterior a su publicación, esta vez enfocada en declaraciones hechas por figuras públicas.
De acuerdo con el Poynter Institute, el fact-checking como lo conocemos hoy surgió en 2003, con el lanzamiento del sitio Factcheck.org en Estados Unidos. La práctica ha crecido, y hoy los verificadores del mundo tienen una red de colaboración internacional (la International Fact-Checking Network – IFCN, del Poynter Institute), un código de principios, una cumbre global anual e inclusive un día internacional del fact-checking, que se celebra el 2 de abril, un día después del April Fool’s Day.