Agencias/Ciudad de México.- Honduras notificó a Estados Unidos la decisión de dar “por terminado” el tratado de extradición entre los dos países, informó el canciller hondureño, Eduardo Enrique Reina, en medio del rechazo generalizado a la medida tomada por el Gobierno de Xiomara Castro.
En una rueda de prensa, Reina indicó que remitió una nota verbal a la Embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa en la que notifica “oficialmente la denuncia al Gobierno de los EEUU del tratado de extradición” entre las dos naciones.
El anuncio se produjo horas después de que la presidenta Castro, ordenara a Reina “denunciar” el tratado de extradición luego de que la embajadora estadounidense, Laura Dogu, expresó la preocupación de su país por la reunión de autoridades de Defensa de Honduras con el sancionado ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López.
De “injerencia” e “intervencionismo” acusó a Estados Unidos la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, en una publicación en X, en la que anunció que decidió poner fin al tratado de extradición entre ambos países.
La mandataria hondureña de izquierda reaccionó así a las declaraciones de la embajadora estadounidense en Tegucigalpa, Laura Dogu, quien había expresado su “preocupación” por una reunión del ministro de Defensa de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Leonel Hernández Aguilar, con el ministro de Defensa de Venezuela, el general Vladimir Padrino López, quien ha sido sancionado por EEUU.
“Se puede llegar a interpretar que estaban esperando el momento oportuno. Pero hay que ver los matices, por ejemplo, si se está queriendo proteger a un grupo de personas en particular”, sostiene el abogado Juan Carlos Aguilar, director de Democracia y Transparencia de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), capítulo hondureño de Transparencia Internacional, en entrevista con DW.
El diputado opositor del Partido Liberal Jorge Cálix, por ejemplo, aseguró en X que “si no quieren la extradición es porque ya tienen información que los próximos extraditados están en altos cargos de este gobierno”.
Por parte del gobierno, el ministro de Relaciones Exteriores, el canciller Enrique Reina, dijo al medio Frente a Frente que se estaría promoviendo un golpe de Estado: “Un golpe de barracas basado en esta declaración de la embajadora, porque acusa prácticamente al general Roosevelt de estar inmiscuido en el narcotráfico con una personas de otro país y el ministro de Defensa. Esto es muy grave”.
¿No hubiera bastado con tomar alguna medida contra la embajadora Dogu en lugar de arrasar con un acuerdo, que hasta el momento permitía dar grandes golpes contra la criminalidad organizada?
“Es sorprendente la decisión, porque no encuentro una relación de causa y efecto. Claro que un Estado soberano siempre puede denunciar un tratado. Pero pienso que la queja de la embajadora es un pretexto para hacer la denuncia”, dice a DW desde Honduras el excanciller hondureño (2009-2010) Carlos López Contreras. La decisión “es vista por personeros del gobierno como una muestra de la cercanía al gobierno de Venezuela”, afirma.
“Nicolás Maduro es el único presidente en funciones que ha sido requerido por la justicia de Estados Unidos, en la que algunos lo consideran el capo del cártel de Los Soles”, señala. “Es bastante fuerte que un gobierno como el de Honduras pretenda identificarse con un gobierno que tiene esa calificación por parte de Estados Unidos”, critica.
Por otra parte, recuerda que “el Gobierno de Xiomara Castro aceptó al cien por ciento la imputación de la justicia de EE. UU. contra Juan Orlando Hernández, y sin embargo tiene reservas en relación a la imputación que hace al ministro de Defensa de Venezuela”.
Esta decisión podría afectar la estabilidad democrática, según Juan Carlos Aguilar, debido “al posible incumplimiento de las promesas de campaña de Xiomara Castro: el fortalecimiento del Estado de derecho, el combate al crimen organizado”.
Esto podría influir en que aumente la impunidad. “Hay de por sí una precariedad en la justicia para imponer sanciones a grupos delictivos vinculados al narcotráfico”. Algo que también se manifiesta en la compra de voluntades en el Poder Judicial, asegura el jurista.
Organizaciones como Human Rights Watch y la Agenda Estado de Derecho, respaldada por la Fundación Konrad Adenauer, resaltan también, en ese sentido, los problemas que persisten para implementar la nueva Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH).
En lo económico, Aguilar piensa que “no hay desconocer el tema del financiamiento y cooperación que recibe Honduras del gobierno estadounidense. Eso afecta directamente a la economía de las familias hondureñas”, destaca. EE. UU. es el socio económico más importante de Honduras, además de su cooperación contra la criminalidad organizada y para contener los flujos migratorios.
“El pueblo hondureño está todavía tratando de entender de qué se trata”, afirma Efrén Godoy, director de Acción y Desarrollo, una organización de la sociedad civil. Sobre todo porque “se han visto resultados tan positivos por la extradición de narcotraficantes”, subraya. Y menciona el grave problema de la inseguridad, ya que denunciar a un narcotraficante “te puede hasta costar la vida”. En Honduras, el tema del narcotráfico es por eso “un tabú”, explica. Los casos de narcotráfico “son abordados de manera timorata” por la justicia.
De todos modos, “hay que esperar a ver cómo se desarrolla esta situación”, dice Carlos López Contreras. “El gobierno dijo que continuará trabajando muy de cerca con Estados Unidos en todos los campos, incluyendo la lucha contra el narcotráfico”. Según él, sin embargo, hay que modernizar el tratado “para que esté a tono con las leyes de Honduras y con el derecho internacional moderno”.
Ambos analistas recuerdan en que, para que se haga efectiva la denuncia, debe haber una moción pidiendo al Congreso eliminar el tratado de extradición con mayoría simple. Pero “en este país hay demasiadas nebulosas” en ese sentido, dice Aguilar.
“La extradición es una de las herramientas más vigentes y que han servido para poner freno, al menos, a las grandes estructuras criminales y a los grandes capos”, subraya el experto en estrategias anticorrupción.
Y con respecto a la migración, Honduras también está ligada etsrechamente a EE. UU.: si aumenta el crimen organizado, muchas más personas van a salir del país en busca de una mayor seguridad. “Con este tipo de acciones, la situación se puede llegar a agudizar”, advierte. Un aumento de la impunidad puede provocar escaladas de violencia, también debido a las luchas por el control territorial que podrían surgir entre grupos criminales. Con él coincide Efrén Godoy: “Uno de los detonantes de la migración en Honduras es la inseguridad”.
Medio centenar de hondureños solicitados en extradición, principalmente por Estados Unidos, en su mayoría por narcotráfico, han sido extraditados por Honduras entre 2014 y 2024, según cifras oficiales.