De Primera Mano/Por Rodulfo Reyes/Villahermosa.- La derrota estrepitosa del domingo de Ivonne Ortega Pacheco en Tabasco vino a terminar con un mito revivido recientemente en la tierra del Presidente Andrés Manuel López Obrador: que el exgobernador Andrés Granier Melo posee una plataforma electoral capaz de hacer temblar al más plantado de los priístas.
La desaseada contienda interna entre Ivonne y el campechano Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como ‘Amlito’, para dirigir al tricolor nacional, que ganó este último, no nada más demostró que el tricolor no tiene remedio, sino que también corroboró que los barones del partido mantienen el control de las oxidadas estructuras.
Las esperanzas de Ortega, como se apuntó en este espacio, estaban puestas en la corriente del químico Granier, quien se suponía que había regresado de la cárcel de Tepepan con todo su poderío político intacto.
Se sabía que, a nombre de él, su hijo Fabián Granier Calles había hablado con Moreno y con Ortega, con quienes habría negociado el apoyo de su grupo.
Según allegados al primogénito del químico, con el campechano no se logró ningún acuerdo y, por consiguiente, se puso al “equipo” a disposición de la priísta de la península.
Sin embargo, ahora se sabe que Fabiancito le habría dicho a Moreno que si bien su papá estaba con Ivonne, él lo “apoyaría” porque, como joven, creía en su proyecto.
De acuerdo con copias de chats de Whatsapp en poder de esta columna, el granierista Santos del Campo fue el encargado de “aterrizar” la “línea” del químico a sus seguidores.
La instrucción de Granier era salir a votar por Ortega Pacheco, por lo que en el equipo de la yucateca esperaban arrasar “al menos” en Centro, pues este municipio es el bastión del granierismo.
Vaya, esperaban ganar incluso en Tabasco, había cuenta de la presencia estatal del exgobernador.
El equipo del químico creía que aunque perdiera la política oriunda de Mérida, él habría “ganado” que se “activara” el granierismo.
Se trata de rentabilidad. La votación interna servirá para medir la fuerza del químico en el estado, comentó un operador de Granier la víspera.
En Centro Ivonne sacó mil 705 votos por cinco mil 804 de Moreno; en Balancán la señora logró 85 sufragios contra tres mil 50 de Alejandro.
En la comarca fronteriza puede verse no nada más la turbiedad priísta (el desacreditado expresidente Erubiel Alonso retacó urnas, según denuncias de fuentes balancanecas), sino lo endeble del granierismo.
Que las cabezas de grupo que apoyaron al campechano en el municipio de la capital hayan aportado más papeletas que los operadores de Granier, es un síntoma de que el exgobernador no es como lo pintan.
Así que Granier tendrá que ir pensando seriamente si realmente quiere participar en la próxima elección interna para escoger al presidente estatal del tricolor.
Por lo pronto, la corriente del exgobernador ha quedado reducida a su expresión real: Granier ya no es la mercancía electoral que fue como candidato en 2006.
Ayer, como muestra del estigma que perseguirá a ‘Amlito’ por su triunfo, el exresponsable del comité directivo estatal en el Edén seguía festejando en redes sociales que “él solito” había operado el triunfo del campechano en su natal Balancán, en donde la fórmula ganadora se impuso en forma aplastante (más de 30 a uno).
Moreno tiene razones de sobra para celebrar su triunfo en el reducto de AMLO. El problema es que el mensaje de que el PRI sigue siendo el mismo partido detestado por la mayoría de los mexicanos se oirá más fuerte aquí.