Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- Siendo uno de los principales “cazadores de planetas” del mundo, Stephen Kane, de la Universidad Estatal de San Francisco en Estados Unidos, se centra en hallar “zonas orbitales habitables”, franjas de espacio alrededor de soles en las que el agua podría existir en estado líquido sobre la superficie de un planeta si hubiese suficiente presión atmosférica.

Kane y su equipo internacional, que incluye a Miranda Waters, examinó la zona habitable de un sistema dólar situado a 14 años-luz de distancia, uno de los sistemas más cercanos al nuestro.

Uno de los tres planetas conocidos en dicho sistema, un planeta rocoso llamado Wolf 1061c, se halla completamente dentro de la zona habitable. Kane y sus colaboradores consiguieron hacer mediciones de la estrella alrededor de la cual orbita el planeta para obtener un conocimiento más claro del grado de habitabilidad que dicho mundo.

Cuando los científicos buscan planetas que puedan albergar vida, básicamente están buscando uno con propiedades muy similares a las de la Tierra. Como esta última, el planeta tendría que existir en una órbita cuya distancia a la estrella fuese la idónea para mantener una temperatura adecuada para la vida.

En concreto, el planeta no puede estar muy cerca o muy lejos de su estrella anfitriona. Uno que esté demasiado cerca sería demasiado caliente. Si está demasiado lejos, podría ser demasiado frío y en tal caso el agua se congelaría, que es lo que ocurre en Marte.

Por otro lado, en el caso de los planetas demasiado calientes se puede producir además un efecto invernadero desbocado, en el que el calor queda atrapado en la atmósfera y la temperatura crece mucho más.

Los científicos creen que esto es lo que le sucedió al gemelo de la Tierra, Venus, que, al parecer, tuvo océanos en el pasado, pero cuya cercanía al Sol provocó que se calentara tanto que toda su agua se evaporó. Dado que el vapor de agua es muy eficaz a la hora de atrapar calor, ello aún calentó más la superficie del planeta. Su temperatura alcanza ahora unos infernales 471 grados Celsius.

Dado que Wolf 1061c está cerca del borde interior de la zona habitable, es decir el borde de la franja orbital habitable más cercano a la estrella, puede que el planeta tenga una atmósfera más parecida a la de Venus que a la de Tierra. Es posible que ahora mismo esté sufriendo un efecto invernadero desbocado.

El equipo de Kane también observó que, a diferencia de la Tierra, que experimenta cambios climáticos, como por ejemplo eras glaciales, debido a lentas variaciones en su órbita alrededor del Sol, la de Wolf 1061c cambia a un ritmo mucho más rápido, lo que podría significar que el clima ahí fuera bastante caótico, con una rápida alternancia entre breves eras glaciales y cálidas.

Durante los próximos años se producirá el lanzamiento de nuevos telescopios espaciales, como el James Webb, sucesor del Hubble, y que podrá detectar componentes de las atmósferas de exoplanetas, así como vislumbrar algunos rasgos de sus superficies.

Fuente: ARXIV.

Ilustración de un exoplaneta. (Imagen: NASA/Ames/JPL-Caltech).
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