Agencias/Ciudad de México.- Los humanos hablamos más despacio con nuestros perros, y este ritmo más lento coincide con las capacidades receptivas de nuestras mascotas, lo que permite que comprendan mejor nuestras órdenes.

Es la conclusión de un estudio publicado en la revista ‘PLOS Biology’ por Eloïse Déaux de la Universidad de Ginebra en Suiza y su equipo.

Los perros responden al habla humana, aunque no puedan producir sonidos humanos por sí mismos. Para entender mejor cómo se comunican las personas y los perros, los científicos analizaron los sonidos vocales de 30 perros. También analizaron los sonidos de 27 humanos en cinco idiomas hablando con otras personas, y 22 humanos en esos idiomas hablando con perros. Los científicos también utilizaron electroencefalografía (EEG) para examinar las respuestas cerebrales al habla en humanos y perros.

Los humanos son hablantes mucho más rápidos que los perros, según demostró el estudio, con una velocidad de habla de unas cuatro sílabas por segundo, mientras que los perros ladran, gruñen, ladran y gimen a una velocidad de unas dos vocalizaciones por segundo. Al hablar con los perros, los humanos ralentizaron su habla a unas tres sílabas por segundo. Las señales de EEG de humanos y caninos mostraron que las respuestas neuronales de los perros al habla se centran en ritmos delta, mientras que las respuestas de los humanos al habla se centran en ritmos theta más rápidos. Los autores sugieren que los humanos y los perros tienen diferentes sistemas de procesamiento vocal y que ralentizar nuestro habla cuando hablamos con las mascotas puede habernos ayudado en última instancia a conectar mejor con ellas.

https://twitter.com/PLOS/status/1850165486501130458

Mientras que la frecuencia vocal principal de los humanos se centra en 4 ± 1,9 sílabas/s, demostramos aquí que la frecuencia vocal de los perros es más lenta, centrada en 2 ± 1,1 vocalizaciones/s (es decir, rango delta). Esta frecuencia se conserva en todos los tipos de vocalización, no se ve influida por el peso corporal y muestra solo diferencias interindividuales limitadas. Para determinar que este resultado negativo no se debió a datos inadecuados, utilizamos la misma muestra para investigar las conocidas diferencias relacionadas con los individuos en la frecuencia dominante y su relación alométrica con el peso corporal.

Estos resultados sugieren que, a pesar de la variación entre las llamadas en cuanto a duración y frecuencia de repetición, que pueden transmitir información relacionada con el contexto, los perros exhiben un ritmo vocal genérico de ~2 Hz. Si bien este ritmo difiere del ritmo del habla dominante humano, estos resultados son consistentes con lo que se sabe del sistema de producción del habla, es decir, que a pesar de las amplias variaciones lingüísticas y espectrales, las frecuencias vocales muestran una consistencia notable. Cabe señalar, sin embargo, que si bien probamos varios factores importantes que se sabe que influyen en la variabilidad de la señal, no se pudieron explorar otras variables, como el sexo del sujeto o la raza del perro, pero es posible que se demuestre que también tienen un impacto en la frecuencia vocal.

Los autores añaden: “Lo que es aún más interesante es que, si bien los perros utilizan un ritmo lento para procesar el habla y, contrariamente a la creencia popular, necesitan tanto contenido como prosodia para comprenderla con éxito”.

En general, estos resultados revelan que los sistemas auditivo y vocal de los perros se han alineado en una única ventana de procesamiento temporal que difiere de la de los humanos y que sigue siendo predominante incluso cuando los perros procesan y responden adecuadamente al habla humana. Paralelamente, demostramos que los humanos que hablan a sus perros adoptan una velocidad de habla que difiere de la del habla dirigida a los adultos y se alinea más estrechamente con la capacidad oscilatoria delta neuronal del perro.

Estos datos son consistentes con la hipótesis de que en la historia de la relación perro-humano, las limitaciones neuronales del sistema de recepción de los perros pueden haber limitado esta comunicación heteroespecífica a una estructura temporal que se encuentra a medio camino entre la velocidad del habla natural y una velocidad más lenta que se adaptaría perfectamente a la capacidad de análisis del perro. Sin embargo, es necesario realizar investigaciones futuras sobre los diferentes registros del habla dirigida a los animales, en particular en lo que respecta a su caracterización temporal, antes de que podamos establecer por completo hasta qué punto los humanos son sensibles a las limitaciones perceptivas de su objetivo y si la relación perro-humano es tan especial como puede parecer.

https://twitter.com/PLOS/status/1858568356132974657

Da tu opinión

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.