Agencias, Ciudad de México.- Mientras las principales estrellas del tenis llegan a Melbourne para el próximo Grand Slam, muchos australianos cuestionan la decisión de organizar el torneo mientras miles de ciudadanos están varados en el extranjero debido a la pandemia del coronavirus.

Angelique Kerber, que ganó el Abierto de Australia en 2016, pasó su cumpleaños en cuarentena el lunes. Otros años atrás, la alemana había pasado el día jugando o preparándose para partidos en las últimas rondas del torneo.

Esta vez, dado que el Grand Slam que abre la temporada no empieza hasta el 8 de febrero debido a las restricciones a los viajes asociadas a la pandemia del COVID-19, tuvo que conformarse con un mensaje compartido en redes sociales por los organizadores del Abierto de Australia para celebrar la ocasión.

Diego Schwartzman, semifinalista del último Abierto de Francia, buscó salir de la monotonía a través de una transmisión en vivo en Instagram que duró casi 24 minutos.

“Nos estamos volviendo locos acá”, expresó Schwartzman, con una pizca de bueno humor al tiempo que seguía incidencias del campeonato de fútbol en su natal Argentina.

Acompañado por su novia Eugenia De Martino en la habitación de su hotel, Schwartzman mostró su termo para beber yerba de mate y una bicicleta para ejercitarse.

Kerber y Schwartzman están entre los 72 jugadores que cumplen un estricto confinamiento de 14 días después de que se detectaran cinco positivos en coronavirus en los pasajes de los vuelos arrendados que llevaron a casi 1.200 tenistas, entrenadores, autoridades y periodistas a Melbourne para un torneo que tenía fama de alegre, tanto así que en el circuito se le conoce como el “Happy Slam”.

Eso implica que los jugadores afectados no podrán salir de sus habitaciones de hotel para entrenar durante 14 días, creando un periodo de preparación al torneo con dos velocidades. Los que cumplen un régimen de cuarentena menos riguroso podrán entrenar cinco horas al día.

Estas sesiones al aire libre comenzaron el lunes en Melbourne. Los jugadores de un grupo más pequeño de jugadores que aterrizó en Adelaida, la capital de Australia del Sur, y que incluye a Serena Williams, Naomi Osaka, Novak Djokovic y Rafael Nadal, también pueden entrenar siguiendo con el protocolo de seguridad.

Tenistas como Yulia Putintseva y Belinda Bencic se quejaron en un principio en medios sociales de haber sido mal informadas sobre las normas de cuarentena, pero han encontrado formas de entrenar en interior, como lanzar pelotas contra la pared y las ventanas o con otros métodos curiosos de ejercitarse.

Algunos tenistas se han expresado con enojo por quedar bajo la categoría de contacto cercano sólo por haber estado a bordo del vuelo con personas que dieron positivo. Pero las autoridades sanitarias, el gobierno local y del tenis señalaron que todos los jugadores sabían de antemano sobre los riesgos.

“Ha habido un poco de ruido por parte de un grupo de jugadores sobre las reglas. Bueno, las reglas aplican a ellos como a todos los demás, y todos ellos fueron informados antes de venir y esa fue la condición con lo que viajaron”, dijo el primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews, el lunes. “No hay un tratamiento especial … como el virus no trata a nadie de manera especial, así que nosotros tampoco lo vamos a hacer”.

En respuesta a versiones no confirmadas de que Djokovic, ocho veces campeón del Abierto de Australia, propuso una serie de ideas para modificar las condiciones de cuarenta de los jugadores, Andrews salió al paso: “La gente tiene la libertad de presentar listas de demandas, pero la respuesta es no”.

“Si quieres venir a Australia durante una pandemia, tienes que ser una estrella del deporte, una celebridad del cine o un magnate multimillonario de los medios”, dijo el usuario Daniel Bleakley en Twitter, utilizando el hashtag #strandedAussies (australianos varados). “La ciudadanía y un pasaporte australiano por sí solos no son suficientes”.

Otros dijeron que los fondos utilizados para albergar el torneo podrían haberse desviado para aumentar las instalaciones de cuarentena de los hoteles y los sistemas de salud con el objetivo de ayudar a regresar a los australianos varados.

Las tensiones ponen de relieve los desafíos que enfrenta el anfitrión de los Juegos Olímpicos, Japón, ya que la opinión pública se opone en gran medida al evento programado del 23 de julio al 8 de agosto en Tokio.

Una encuesta de este mes detectó que el 80% de los japoneses quieren que los juegos se cancelen o se retrasen a medida que crecen las preocupaciones sobre un aumento récord de casos de coronavirus en todo el país. Sin embargo, el primer ministro Yoshihide Suga prometió el lunes seguir adelante con los preparativos olímpicos.

Funcionarios en el estado de Victoria de Australia, sede del Abierto, dijeron que la organización del torneo no perjudicó a unos 40,000 australianos varados.

“Nadie ha sido excluido de otras jurisdicciones en Victoria en virtud de que el Abierto de Australia sigue adelante”, dijo Brett Sutton, director médico de Victoria. “Son decisiones separadas que se toman por sus propios méritos”.

Las fronteras internacionales de Australia están prácticamente cerradas, aunque se hacen excepciones en circunstancias especiales. Todos los recién llegados deben hacer una cuarentena obligatoria. Cada estado de Australia tiene sus propias restricciones fronterizas y de desplazamientos, que pueden cambiar con rapidez.

El estado de Victoria, que tiene Melbourne como su capital, registró 810 de las 909 muertes por COVID-19 en Australia, la mayoría durante una segunda oleada de contagios hace tres meses que supuso toques de queda y cuarentenas para la ciudad.

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