Agencias/ Ciudad de México.- Saúl Álvarez hizo una pausa en su camino al cuadrilátero para posar con el puño derecho en lo alto para disfrutar de la adulación de cientos de frenéticos fanáticos que esperaban nada más que otra gran victoria de uno de los grandes boxeadores mexicanos de todos los tiempos en el fin de semana del 5 de Mayo.

Después de 12 rounds, el Canelo salió del tinglado con su primera derrota en nueve años, aparentemente tan atónito por el resultado inesperado como la multitud que abarrotó el escenario para ver su pelea.

Dmitry Bivol no solo derrotó a Álvarez el sábado por la noche en la Arena T-Mobile, sino que le dio una paliza en pelea de peso semipesado que no estuvo tan cerrada como indicaron las tarjetas idénticas 115-113 por parte de los jueces.

Y ahora comienzan las preguntas. ¿Será que Álvarez arriesgó mucho al subir a la categoría de 175 libras (79 kilogramos) para enfrentar a un duro campeón como Bivol? ¿Daña la derrota frente al boxeador ruso el legado que Álvarez ha forjado en la última década, así como su condición del mejor boxeador libra por libra del mundo?

Y, tal vez la más importante, ¿qué pasará con la tercera pelea con Gennadiy Golovkin? Una contienda largamente esperada, que seguramente no sucederá en septiembre como se había planeado, si es que se realiza.

No, una mala noche no arruina la carrera de Álvarez. Ha conseguido mucho para que eso ocurra.

Pero, después de tal vez su peor actuación como profesional, hay trabajo por hacer antes de que se hable de él nuevamente con loas.

“Había que esperarlo. Esto es boxeo, no hay excusas”, dijo Álvarez, que no había sufrido una derrota en sus últimas 16 peleas desde que cayó por decisión en 2013 frente a Floyd Mayweather Jr. “Perdí hoy y él ganó. Realmente es un gran peleador”.

Bivol fue más que eso anoche. Fue un peleador más grande y astuto que hizo lo que Álvarez generalmente hace con sus contrincantes, imponer su voluntad al hombre que está del otro lado del cuadrilátero.

Desfavorecido en las apuestas 5-1 a pesar de ser campeón invicto, Bivol consistentemente superó a Álvarez y no tuvo miedo de intercambiar golpes. Se le acreditó conectar 152 golpes por solo 85 de Álvarez y lo superó en cada episodio.

Álvarez admitió en la semana que estaba tomando un riesgo contra Bivol, pero quería peleas que le representaran un reto.

“Siento haber roto tus planes con Gennadiy Golovkin,” dijo Bivol.

Ahora habrá nuevos planes, incluida una posible revancha de la que Álvarez ya estaba hablando antes de bajar el ring.

Sí, él perdió, pero incluso en una mala derrota siempre hay un camino adelante.

“Esto no se termina así”, dijo Álvarez.

Cada golpe de Bivol era dramático. El peso semipesado entrañaba riesgos inherentes para Canelo y hoy sintió la pegada de su rival, que lo puso a tambalear y convirtió el nocaut en una posibilidad real. Eso no le pasaba a Álvarez desde hace doce años, cuando hizo su debut ante el público de Las Vegas y estuvo al borde del abismo contra José Miguel Cotto.

La decisión unánime hizo justicia al boxeo preciso y límpido de Bivol, que llegó como un sólido campeón y ahora, con esta victoria contundente, oposita a la mesa de los mejores libra por libra de la actualidad. Ambos peleadores dejaron abierta la puerta a una revancha, que seguramente será un manjar en términos de promoción y ventas, algo de lo que careció esta primera reyerta durante los meses precedentes. Gennady Golovkin y la trilogía pueden esperar o despedirse de una vez para siempre. Queda claro que la mentalidad de Álvarez lo llevará a buscar el desquite con Bivol.

Si la derrota con Floyd Mayweather en 2013 convirtió a Canelo Álvarez en un monstruo, la de hoy, frente a un discreto pero poderoso rival, pone un alto brusco a su hegemonía, la cual tendrá que recuperar golpe a golpe. Si hoy Bivol hubiera perdido, los detractores de Canelo Álvarez no lo bajarían de bulto. Pero ganó y lo hizo porque es un peleador de primer nivel, que ha realizado nueve defensas exitosas de la corona que ganó en 2016.

De eso se trata el boxeo y el deporte de alto rendimiento. Los mejores tienen que pelear con los mejores. Quizá ninguna disciplina castigue tanto la derrota como el pugilismo, en el que los récords hablan por sí mismos, pero ahora Canelo enfrentará otro desafío supremo: superar esta dura caída y volver a reclamar la cima. Ya lo hizo cuando fue barrido por Floyd Mayweather Jr. en septiembre de 2013.

Desde hace mucho tiempo, está claro que siempre tendrá detractores. Para Canelo es imposible tener contenta a toda la afición. Pero su legado ya pertenece a los estándares más altos. Ir al peso semicompleto fue una locura que salió bien al principio, cuando detuvo en 11 rounds a Sergey Kovalev hace tres años, pero hoy su cielo ha encontrado un techo: Dmitry Bivol, que ahora será recordado para siempre. Canelo perdió ante un rival de categoría, pero nadie lo dude: su era dorada está todavía lejos de terminar.

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