Agencias/Ciudad de México.- El secretario de la Defensa Nacional de México (Sedena), Luis Crescencio Sandoval admitió que dos militares murieron en medio de la la oleada de violencia que estalló en Sinaloa, cuyo saldo ajustó a 32 víctimas fatales en lugar de 36 que reportaron autoridades en Sinaloa, desde el 9 de septiembre a la fecha.

“Hemos tenido 13 agresiones, nueve a personal del Ejército y cuatro a la Guardia Nacional”, explicó el funcionario durante la rueda de prensa en Palacio Nacional.

En esos ataques, agregó, fallecieron un oficial y un sargento, en tanto que otros nueve militares y un civil quedaron heridos.

“Tenemos 30 detenidos de las organizaciones delictivas y se han registrado también 30 civiles muertos, de estos 22 son en la ciudad de Culiacán”, precisó.

También explicó que, después de los refuerzos que se enviaron durante el fin de semana, actualmente están operando en Sinaloa 2.200 elementos entre fuerzas especiales, paracaidistas y personal del Ejército, la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional.

Gracias a los operativos realizados, agregó, se decomisaron 115 armas de fuego, 14 armas cortas, cargadores cartuchos, granadas, chalecos balísticos, equipo de radiocomunicación, 14 vehiculos blindados, una patrulla clonada, 59 vehículos, cocaína, goma de opio, metanfetaminas y marihuana.

Sandoval explicó que el Gobierno tomó previsiones de seguridad en Sinaloa a partir del 25 de julio, el día en el que Ismael ‘El Mayo’ Zambada, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, fue detenido en El Paso, Texas, Estados Unidos.

Peleas narco

Desde ese momento, reconoció, se temieron enfrentamientos entre ‘Los Mayos’, como se conoce a los criminales que forman parte del grupo de Zambada, y ‘Los Chapitos’, que son los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, el capo que cumple una condena a cadena perpetua en una cárcel estadounidense.

“Se realizaron una serie de actividades principalmente de inteligencia y de refuerzo en el área en lo que fue Culiacán y en el sur del estado”, señaló al detallar los monitoreos que duraron cinco semanas.

El objetivo prioritario, dijo, fue garantizar la seguridad de la población y evitar que ambas fracciones del Cártel de Sinaloa, conocido también como Cártel del Pacífico, provocaran enfrentamientos que dañaran a la sociedad, la seguridad del estado de derecho y la paz.

“El día 9 de septiembre tuvimos la primera agresión en Culiacán a nuestro personal y se genera un refuerzo importante”, afirmó al revelar que, en ese momento, se enviaron 50 camionetas de refuerzo, cinco aviones de la Fuerza Aérea Mexicana, uno de la Secretaría de Marina, y cuatro helicópteros artillados.

Sandoval presentó su informe sobre lo que ocurre en Sinaloa en medio del revuelo que causaron las declaraciones del comandante de la Tercera Región Militar de México, Francisco Jesús Leana Ojeda, quien reconoció que el fin de la violencia en Sinaloa no depende de las autoridades, sino de los grupos del crimen organizado que están en pugna.

Al ser cuestionado por esta controversia, López Obrador advirtió que la prioridad es proteger a la población y evitar que los grupos del crimen organizado se enfrenten porque ello puede costar vidas.

“Que la gente tenga confianza de que estamos ahí y vamos a seguir estando el tiempo que sea necesario para protegerlos, para cuidarlos”, convocó al volver a criticar el “sensacionalismo” y “amarillismo” con el que algunos medios informan sobre la violencia en Sinaloa.

“El tiempo de la confrontación no lo sabemos, vamos a seguir el tiempo que se requiera y si hay necesidad de reforzar o relevar, por el trabajo intenso, relevaremos a las tropas”, declaró Sandoval.

Ayer, las autoridades locales reportaron al menos 36 muertos, 32 desaparecidos de manera forzada y narcobloqueos intermitentes producto de la serie de enfrentamientos entre sicarios de bandas rivales en los últimos siete días en medio del vacío de poder gubernamental en varias regiones de Sinaloa.

El pasado 9 de septiembre, inició una escalada de violencia entre pistoleros de ‘Los Chapitos’ y ‘Mayito Flaco’, antes amigos hoy enemigos irreconciliables que ha evidenciado las complicidades de funcionarios del alto nivel con el cártel de Sinaloa.

Los sicarios de “Los Chapitos”, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y pistoleros “Mayito Flaco”, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, desplegaron una cacería entre ellos sin medias tintas con balas que llevan dedicatoria de muerte.

El pasado domingo, las autoridades hallaron los cuerpos de cinco hombres con tiro de gracia, huellas de tortura y sombreros colocados entre la sangre al sur del municipio de Culiacán.

El mensaje subliminal de los verdugos ha sido colocar sombreros a las víctimas en relación al apodo de Ismael “El Mayo” Zambada, que es “El Señor del Sombrero”.

Dos días antes, sicarios abandonaron una cabeza humana en una caja de pizza, en referencia a “La Chapiza”, como también se le conoce a “Los Chapitos”, en Culiacán.

Simultáneamente, los pistoleros ejecutaron a una mujer en la colonia Genaro Estrada, a otro hombre en la Miguel de la Madrid, y uno más en el Fraccionamiento Acueducto, en Culiacán.

Paralelamente, los sicarios mataron a dos hombres y una mujer en las comunidades de Conitaca y Alta Rosa, en el municipio de Elota, a 170 kilómetros al sur de Culiacán.

La mayoría de los pobladores han instalaron un confinamiento voluntario en sus viviendas y cerraron sus negocios para evitar los enfrentamientos a plena luz del día en las principales regiones de Sinaloa.

Los bandidos instalaron narco-bloqueos y regaron poncha llantas en el tramo de la carretera Mazatlán-Durango.

En esa zona, la banda regional “Los Recoditos”, que también se quedó sin poder continuar su trayecto, decidió cantarle a los automovilistas un fragmento, con tambora, trombones y trompeta, de “Mi último viaje”.

Un enfrentamiento más se registró entre sicarios y militares sobre la Carretera a Culiacancito, en el norte de Culiacán.

El miedo ha permeado entre los habitantes que han visto la secuencia de los tiroteos día tras día y noche tras noche en medio del vacío de poder gubernamental que suspendió las clases desde el nivel básico hasta el superior y los festejos del Grito de la Independencia, en Sinaloa.

El olor a pólvora, reguero de casquilos percutidos y hombres ejecutados rodean por doquier cada rincón de las calles de Sinaloa. El monstruo del narcotráfico está allí y reclama venganza derivado de las traiciones del poder en turno hacia uno de los históricos capos de la región: Ismael ‘El Mayo’ Zambada.

Los habitantes no han podido apartar el miedo y optaron por permanecer callados al interior de sus viviendas para evitar ser alcanzados por alguna bala pérdida en las calles. Cualquier ruido o sombra extraña los obliga a buscar las áreas de mayor seguridad en sus viviendas.

La disputa entre ‘Los Chapitos’ y ‘Los Mayos’ antes socios hoy decididos a saldar cuentas a través de las armas ha desatado una cacería que prevé no dejar carne viva entre ellos.

En siete días oficialmente han sido contabilizados 36 cadaveres, 11 heridos de bala y 32 desaparecidos de manera forzada en Culiacán y Eldorado, Sinaloa. Y otros que han muerto con los pertrechos de ‘guerra’ puestos en lugares oscuros de los que ninguna autoridad ha dado cuenta.

Desde el pasado 9 de septiembre, las vehículos con equipo artesanal blindado y camionetas con hombres armados con fusiles de alto poder de ambos bandos transitan libremente entre las calles y barrios de Culiacán, capital de Sinaloa.

Además, los sicarios desplegaron operativos simultáneos en el municipio de Eldorado y la sindicatura de Costa Rica, con las intenciones de descargar sus armas contra sus rivales, antes amigos.

Los intercambios de fuego entre los sicarios de “Los Chapitos”, como se le conoce a los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, contra los pistoleros de “El Mayito Flaco”, hijo de Ismael ‘El Mayo’ Zambada, llevan dedicatorias de balas con destino al infierno.

El mensaje entre los pistoleros de ‘Los Chapitos’ y ‘El Mayito Flaco’ ha sido claro: ningún rival quedará de pie, la ‘traición’ se paga con sangre y esa ya corre a chorros en Sinaloa.

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