Agencias/Ciudad de México.- El alcalde de Burdeos está cumpliendo su parte para ayudar al atribulado club de fútbol de la ciudad al alabar la posibilidad de que Oliver Kahn asuma el control.

Kahn fue uno de los mejores porteros del mundo con el Bayern Múnich y la selección de Alemania. Está en negociaciones para comprar el Burdeos, el seis veces campeón de Francia que se ha desplomado a la cuarta división con deudas de 118 millones de euros (124 millones de dólares).

Kahn se reunió con el alcalde de la ciudad, Pierre Hurmic, y otros funcionarios locales para presentar su plan de adquisición.

“Hay elementos confidenciales que no puedo revelar, pero lo que puedo decir es que parecen serios, motivados y tienen los fondos necesarios. Soy muy sensible a su oferta”, declaró Hurmic a The Associated Press por teléfono. “El hecho de que quieran comprar el club y el estadio parece ser un buen augurio, aún más porque parece estar logrando que (el presidente actual) Gérard Lopez reaccione. Leí en la prensa que él también podría hacer una oferta para comprar el estadio, lo cual es completamente nuevo”.

La enorme deuda del club, vinculada al hecho de que no posee su propio estadio —que es de propiedad pública— dificulta atraer inversores.

Los problemas financieros comenzaron hace unos años.

La pandemia y el colapso de un contrato televisivo causaron enormes pérdidas. Después de que el patrocinador King Street se retirara, Lopez adquirió al Burdeos en junio de 2021. La temporada siguiente terminó en el último lugar en la Ligue uno y descendió.

Después de dejar escapar por poco el ascenso a la máxima categoría, el Burdeos sufrió una doble relegación la temporada pasada, cayendo a la Liga Nacional dos de cuarta categoría.

La falta de garantías financieras ante el organismo regulador del fútbol francés significó que el Burdeos fuera puesto en administración por el tribunal comercial de la ciudad, lo que desencadenó el segundo descenso.

Si bien eso proporcionó un respiro a través de una congelación de deudas, también significó que el Burdeos —afectuosamente conocido como “Les Girondons”— perdiera su estatus profesional.

El Burdeos se reunirá nuevamente con sus acreedores el 18 de marzo.

Con apenas una plaza de ascenso disponible y el Burdeos en el segundo lugar, perder la oportunidad de alcanzar la tercera división podría reavivar problemas fuera del campo.

Las disputas entre los aficionados sobre cómo se gestiona Burdeos resultaron en varios enfrentamientos entre los dos principales grupos de ultras. Hurmic se reunió con representantes de ambos grupos para ayudar a apaciguar las tensiones, pero comprende las reservas sobre Lopez.

“Él tomó el control de un club que estaba en primera división y actualmente estamos en la cuarta”, dijo Hurmic. “Tengo previsto reunirme con él muy pronto”.

El Burdeos también ganó cuatro veces la Copa de Francia, tres Copas de la Liga y alcanzó la final de la UEFA en 1996 con un equipo que incluía a Zinedine Zidane y perdió ante un Bayern Múnich con Kahn en la portería.

Kahn no es el único pretendiente potencial, dijo Hurmic, pero tiene el mismo mensaje para cualquiera que quiera hacerse cargo.

“Les Girondis son parte del patrimonio de Burdeos”, afirmó. “Burdeos no es un producto financiero, es un apego a la ciudad y sus habitantes”.

Fundado en 1881, el club vive una situación irreversible y el final era previsible. La ausencia de un factor financiero que apostara a la salvación apuró la crisis. La realidad lo sumió al desastre, después de una década en la que las deudas se acumularon y los ejercicios económicos nunca bajaron de un déficit de 50 millones de euros. Una situación impensada en 2009, cuando el capitán Laurent Blanc lideró la conquista de la selecta Ligue 1.

Un marco de incredulidad, en el repaso de las estrellas que vistieron la camiseta: desde Zinedine Zidane a Marius Trésor, Jean Tigana, Alain Giresse, Yoann Gourcuff, Aurélien Tchouaméni y Jules Koundé… La legión argentina también dejó su sello: Fernando Cavenaghi, Diego Placente, Mauricio Pochettino, Lucas Orban y Claudio Biaggio… Algunas de esas glorias participaron de un encuentro en mayo pasado.

La situación, atroz para una entidad, la séptima más laureada de siempre en Francia que cuenta con una masa social potente, todavía empeoró. 48 horas después, la entidad comunicó a la Federación Francesa de Fútbol la renuncia a su estatus de club profesional y automáticamente sus futbolistas finalizaron los contratos y quedaron libres.

Además, también supuso la pérdida de homologación del centro de formación, teniendo que cerrar la cantera y desvinculando a todos los jóvenes jugadores que se formaban en ella. Adiós a 87 años de profesionalismo que dejó seis Ligue 1, cuatro Copas de Francia, tres Supercopas y tres Copas de la Liga. Además de la proliferación de talentos como Zidane, Lizarazu, Gourcuff, Pauleta, Tchouaméni y Koundé entre otros.

La deuda, de 88 millones de euros, provenían de hasta cinco diferentes destinatarios. 12 millones a antiguos propietarios, 7 millones de euros a la Seguridad Social, 11,5 kilos de facturas por traspasos sin pagar, 30 millones de euros con proveedores y otros 30 de cuenta corriente de accionistas.

Todo ello se despide de una ciudad entregada, aunque también alejada del club por los directivos tras una calamitosa gestión. El descenso a los infiernos ha provocado que el español Gerard López, último dueño del club y uno de los principales responsables de la caída, se haya convertido en un de las personas que más animadversión genera en Burdeos.

La situación de Bordeaux entra en la misma esfera de otros clubes de recorrido en Europa que se hundieron en el pasado por las crisis económicas a las que fueron empujados por accionistas inescrupulosos: Parma, de Italia; Schalke 04, de Alemania; Leeds, de Inglaterra; Rangers, de Escocia; Málaga, en España…

“Aunque las conversaciones se habían reanudado en los últimos días, los representantes de Fenway Sports Group indicaron el lunes 22 de julio al FC Girondins de Bordeaux y a su accionista su deseo de no seguir adelante con las negociaciones, a pesar de las garantías dadas por las distintas partes interesadas. Por tanto, a falta de nuevos elementos, el FC Girondins de Bordeaux desistió del recurso interpuesto contra la decisión de la DNCG, del 9 de julio de 2024. En consecuencia, el FC Girondins de Bordeaux acepta la sanción de descenso de categoría administrativa en el Campeonato Nacional 1 para la temporada 2024/2025, y será convocado nuevamente para presentar su presupuesto a la DNCG. El período que se abre debería permitir al FC Girondins de Bordeaux volver más fuerte y al más alto nivel. El club y sus accionistas aseguran a los aficionados y a todas las partes interesadas de proteger los intereses del club”, reza el comunicado que emitió la institución gala.

Es la tercera sanción consecutiva que se le impuso a Bordeaux, que debía presentar ante la DNCG una inyección de 40 millones de euros para apelar la sanción, aunque el propietario Gerard López, que tomó el control en 2022 y lo salvó de la quiebra, esta vez no salió al rescate. Las esperanzas de que Fenway Sports Group –grupo estadounidense dueño, entre otros, de Liverpool- concretara un acuerdo para comprar el club, se hiciera cargo de la deuda y librara de las penurias no llegó, y los franceses determinaron que no había más tiempo para presentar en los despachos nuevas ofertas para evitar la caída a la Tercera categoría.

El descenso administrativo estuvo marcado antes de la crítica gestión de López por el descalabro de dos grupos inversores: en 2018, el Grupo M6 vendió a Bordeaux después de dirigirlo durante casi dos décadas. De los años de protagonismo a la caída, con la irrupción de General American Capital Partners (GACP) y King Street, quienes sumaron casi 100 millones de euros.

El mensaje reiterativo de devolver a la escena principal al club no superó las mínimas expectativas: rentabilizar la inversión fue la prioridad y los resultados nunca llegaron. El sexto puesto en la temporada 2018/19 fue el último episodio de entusiasmo, porque a partir de esa campaña el declive se hizo pronunciado: el equipo navegó siempre por debajo de la mitad de la tabla hasta descender a la Ligue 2, tras finalizar último en la tabla de posiciones en 2022.

La crisis que afectó al fútbol francés con los derechos televisivos profundizó también la problemática. La ruptura de la Ligue de Football Professionel (LFP) con Mediapro derivó en un déficit de 800 millones de euros, lo que obligó a los clubes a negociar una rebaja salarial masiva de 30 por ciento con el Sindicato de Jugadores. La situación castigó a Girondins de Bordeaux, que tenía un 60% de ingresos atados a la TV.

El desplome se empezó a gestar cuando King Street se separó de GAPC y tomó las riendas en solitario. El fondo de inversión americano borró los símbolos del club, entre ellos el escudo, y el equipo dejó de jugar en el estadio Jacques Chaban-Delmas para actuar en el Stade Matmut Atlantique. Las ventas de Tchouaméni a Mónaco, en 18 millones de euros en 2020, y la de Koundé a Sevilla, en 25 millones de euros, un año antes, no alcanzaron para frenar el derrumbe.

Entonces entró en escena el hispano-luxemburgués López, antes de que se declarara la quiebra. Los antecedentes del empresario no eran saludables: consumó la desaparición del Royal Excelsior Mouscron, de Bélgica, dejó al borde de la bancarrota y con una deuda fastuosa a Lille -123 millones de euros; fue quien llevó a Marcelo Bielsa- y tuvo una intervención negativa en Boavista, de Portugal.

Las falsas promesas y los pedidos de préstamos a fondos de inversión sin garantía de retorno con los que pretendió reflotar al club galo fueron otra página oscura de su irrupción en el fútbol. Girondins de Bourdeax, con una historia de 143 años, ingresó en un camino de oscuridad entre los errores deportivos y el desastre económico.

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