Agencias/Chicago.- Las autoridades estadounidenses presentaron cargos este lunes contra el conductor del camión hallado repleto de inmigrantes en Texas, cerca de la frontera con México, en el que murieron 10 personas, entre ellas un joven guatemalteco.
El décimo fallecido, un hombre adulto, murió en el hospital en la madrugada, según la Fiscalía estadounidense, que acusó a James Bradley Jr., 60 años y originario del estado de Florida, por “transportar inmigrantes ilegales”.
Bradley puede enfrentar cadena perpetua o la pena de muerte por conducir el camión en el que se hallaron 39 migrantes apilados, dijeron las autoridades.
Ocho murieron en el camión y el resto fue llevado a hospitales, con casos de deshidratación y golpe de calor. Dos murieron en el hospital, uno el domingo y otro este lunes.
Por lo menos 17 heridos, incluyendo dos niños en edad escolar, se encontraban en condiciones críticas, afectados por excesivo calor y deshidratación, dijeron las autoridades.
Los inmigrantes fueron hallados en la madrugada del domingo en el camión sin aire acondicionado en el estacionamiento de un supermercado Walmart en la ciudad de San Antonio, en el estado sureño de Texas, cerca de la frontera con México, después de que uno de los inmigrantes se acercó al supermercado a pedir agua.
El canciller de Guatemala, Carlos Raúl Morales, confirmó este lunes el deceso de un guatemalteco entre los diez migrantes que murieron en el camión.
La cancillería identificó al guatemalteco muerto como Frank Fuentes, de 20 años, originario de la capital, e informó que ya fue contactada la familia para iniciar el proceso de repatriación del cadáver.
En el camión podrían haber viajado entre 70 y 200 personas, pues algunas fueron llevadas en seis camionetas negras que habían estado esperando al camión, de acuerdo a declaraciones de testigos que han hecho públicas las autoridades y que están descritas en una acusación presentada ante una corte federal.
El documento habla de un viaje de terror, con personas que tenían problemas para respirar mientras otras se desmayaban.
“La gente empezó a golpear las paredes del camión para llamar la atención del conductor. El conductor nunca se detuvo”, de acuerdo a uno de los sobrevivientes, que fue identificado solo como J.M.M-J.
“Había un agujero en el camión y nos turnábamos para respirar por ahí”. No se sabe aún cuánto tiempo permanecieron allí.
“Muertes sin sentido”
J.M.M-J relató que es mexicano y parte de un grupo de 29 personas llevadas de manera ilegal a Estados Unidos. Ese grupo se unió a otras 70 personas que ya estaban en el camión.
Las autoridades estadounidenses todavía no han informado sobre las nacionalidades o nombres de los fallecidos, pues esperan notificar primero a sus familias.
De acuerdo a declaraciones de las víctimas, la persona que los llevó como contrabando dijo que “gente vinculada a los Zetas” (el cártel de droga) estaba ofreciendo protección para el viaje por México y a través de la frontera estadounidense, y que una vez que estuvieran en Estados Unidos él pagaría 5.500 dólares.
El conductor alegó que él no sabía que estaba transportando personas hasta que se detuvo en el Walmart para usar el baño y escuchó los ruidos y vio que el vehículo se tambaleaba.
Bradley explicó que él estaba llevando el camión de Iowa a Texas por órdenes de su jefe, e intentó conseguir ayuda cuando encontró a los inmigrantes, pero no llamó al 911, según dice el documento de acusación.
El secretario estadounidense de Seguridad Interior, John Kelly, lamentó las muertes “sin sentido” de los inmigrantes que, a su juicio muestra la “brutalidad” de los traficantes de personas.
“Esta tragedia demuestra la brutalidad de esta red de la que otras veces he hablado. Estos traficantes de personas no tienen ningún interés en la vida ajena, solo piensan en su propio beneficio”, dijo.
Kelly ha estado dos veces en México para tratar el tema de la inmigración ilegal, el contrabando de personas y el creciente comercio de drogas en la frontera.