Agencias/Ciudad de México.- Petróleos Mexicanos (Pemex) y el consorcio liderado por Talos Energy mantienen los desacuerdos sobre quién operaria el campo de crudo Zama en el Golfo de México, dijeron tres fuentes con conocimiento del tema a Reuters.
Ayer se venció el plazo que impuso la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) de las negociaciones del acuerdo de unificación de Zama, el primer yacimiento compartido de crudo en México producto de la reforma energética del 2013/2014, que incluye quién se hará cargo de la operación del campo.
Dos de las fuentes dijeron que el viernes se haría un anuncio sobre las conversaciones. Una de ellas dijo que Pemex podría pedir una extensión de las negociaciones, que deben ser aprobadas por la Secretaría de Energía de México.
“Lo que se necesita era un poco más de tiempo”, aseguró una de las fuentes.
El director general de Pemex, Octavio Romero, dijo recientemente a Reuters que la petrolera estaría dispuesta a evaluar que el consorcio liderado por Talos, y en el que participan también la alemana Wintershall Dea y la británica Premier Oil sea el operador de Zama si resulta benéfico para la estatal, que enfrenta una compleja situación económica.
La Secretaría de Energía y Pemex no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios, Talos Energy declinó comentar.
Ambas empresas han expresado su interés por hacerse de la operación del yacimiento, aunque la compañía privada, que tiene como socios a la alemana Wintershall Dea y a Premier Oil, lleva la delantera en cuanto a inversiones hechas y conocimiento de la geografía del campo, de acuerdo con los planes entregados a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, el regulador del mercado.
Desde marzo pasado, la estadounidense Talos se dijo lista para presentar su plan de desarrollo al regulador. La empresa ha argumentado que cuenta con el capital financiero y tecnológico para llevar la explotación del campo a su máximo potencial y beneficiar a la estatal con la producción, que podría sumar a la meta gubernamental que recientemente se ha reducido a 2 millones de barriles diarios de petróleo para finales del sexenio, desde los casi 2.7 planteados al inicio.
Pero la estatal también ha defendido su capacidad para hacerse de la titularidad del proyecto. La compañía asegura que Zama representa un tema de interés nacional, pues forma parte de un plan de largo plazo que busca formar un polo de desarrollo con Nikita y Chamak, dos campos potenciales propiedad de la petrolera estatal.
Los especialistas del sector no dudan de la capacidad técnica de Pemex para operar Zama, toda vez que se encuentra en aguas someras, una de las especialidades de la compañía y en donde ha decidido centrar sus operaciones en los últimos años. Pero el punto débil, advierten, radica en la poca capacidad financiera de la empresa, que atraviesa su peor crisis financiera de la historia motivada por la pandemia de coronavirus y un histórico mal manejo de la compañía, según ha admitido Pemex en sus reportes financieros recientes.
La administración de Pemex pasó los primeros meses de las conversaciones intentando quedarse con la titularidad del campo, han dicho fuentes cercanas al caso, pero la ausencia de análisis hechos en la zona y la poca actividad de la petrolera en su asignación cerca a Zama la han ido alejando de su objetivo.
Así, en las últimas semanas la compañía ha relajado su postura para lograr un acuerdo de unificación, pero sin soltar del todo su intención por operar el yacimiento. La Secretaría de Energía será la encargada de definir los términos del acuerdo y de nombrar al operador titular del gigante Zama.
La política energética del presidente López Obrador se ha caracterizado por poner en el centro del mercado a la petrolera estatal y este acuerdo entre Pemex y la compañía estadounidense ya es definido por los analistas del mercado como el hecho que definirá el rumbo de la tensa relación entre las petroleras privadas y la administración obradorista.