Agencias/ Ciudad de México.- Hollywood no es muy partidaria de dar hueco a actores o actrices que se salgan de los estereotipos comúnmente aceptados. La belleza, los cuerpos perfectos y los rostros impolutos sobresalen por encima de cualquier mínima imperfección física hasta el punto de limitar el acceso al éxito a quienes se salgan de la norma. Aunque hay personas que están dispuestas a dar lo mejor de sí mismas y alzar la voz para evitar ser rechazados por tal ordinario punto de vista, como es el caso del actor Peter Dinklage, conocido mayormente por su papel como Tyrion Lannister en Juego de Tronos.

Dinklage nació con acondroplasia, un trastorno genético que es causa común del enanismo. Esto hizo que no creciera más de 1,37 metros, y que ya desde muy pequeño tuviera que enfrentarse a continuas operaciones para intervenirle los huesos y evitar malformaciones y dificultades motrices. Sin embargo, él siempre tuvo claro que quería convertirse en actor y luchó con uñas dientes para conseguir su sueño, siendo una de sus armas el tratar su baja estatura con la mayor normalidad posible y evitar a toda costa encasillarse en los estereotipos que les achacan a personas como él.

De hecho, en una entrevista en 2012 con Rolling Stone, Dinklage explicaba que sus padres y personas cercanas también le ayudaron a aceptarse a sí mismo y a ver su problema con la más absoluta normalidad. “¿Qué era lo que tenían que explicar? No era necesario. Es como si intentaras explicar tus manos. Uno crece con ello, no es como si amanecieras así; no es una enfermedad. Una enfermedad o una herida deben ser explicadas, pero ¿qué sucede cuando algo forma parte de tu fisonomía?”, relataba el actor.

Pero esto no evitó que llegara a sentir complejos, sobre todo durante su infancia. “Recuerdo un video filmado cuando participé en una obra de teatro, en la escuela, justo cuando aparecía el formato VHS. Pensé: «Qué extraño, soy mucho más bajito que el resto de los chicos». Eso me partió el corazón, hasta cierto punto, explica.

Y es que Dinklage trató de hacerse hueco como actor desde su etapa en la escuela, cuando actuaba en las representaciones teatrales escolares y montaba musicales con marionetas con su hermano Jonathan. Su talento no pasó desapercibido por uno de sus profesores, quien lo ayudó a debutar sobre las tablas en una obra de teatro irlandesa llamada Sharon’s Grave. Aunque este debut profesional no fue del todo satisfactorio, dado que fue la primera vez que interpretó un papel específicamente creado para alguien de su tamaño y le generó inseguridades sobre su futuro en la interpretación. Sin embargo, mantuvo su autoestima y se propuso a sí mismo rehuir de este tipo de papeles.

Precisamente, en su debut en cine en 1995 en la comedia Vivir rodando interpretó a un personaje en su misma situación, un actor con enanismo que está harto de que siempre lo limiten a papeles en los que su tamaño juega un papel esencial. Y al igual que dicho rol, le costó encontrar su rumbo en la industria, puesto que según contaba en una entrevista con The New York Times, no le ofrecían más que papeles de elfo o duende que rechazaba y no le quedaba más remedio que sobrevivir en base a obras de teatro con las que apenas ganaba para vivir.

“Vivía en Brooklyn en un apartamento sin calefacción y pagaba la cena en la bodega con monedas de diez centavos. No creo que me sintiera afortunado en ese entonces haciendo obras de teatro por 50 dólares, tratando de ser fiel a mí mismo como un artista y rechazando anuncios donde querían un duende”, explicaba.

Pero su suerte cambió cuando en 2003 fue elegido para coprotagonizar Vías cruzadas de Tom McCarthy junto a Patricia Clarkson, una aclamada y galardonada película que obtuvo premios en reconocidos festivales como Sundance y que llevó a Dinklage a obtener nominaciones a Mejor Actor en los Independent Spirit Awards o en los Screen Actors Guild Awards. Era un papel en el que su estatura jugaba un papel esencial, pero desde un tratamiento serio y cercano que situó al actor en el estrellato de Hollywood. De hecho, pese a que su tamaño siguió siendo determinante para muchos otros papeles, en películas como Un funeral de muerte, tanto en la original británica como en el remake estadounidense, logró adentrarse en un rol que originalmente no estaba pensado para alguien como él.

Su consagración definitiva llegó con Juego de Tronos, cuya interpretación como Tyrion Lannister le llevó a ser adorado por infinidad de fans de todo el mundo y a que le llovieran los elogios y los premios, como el Globo de Oro o el Emmy a Mejor Actor de Reparto. De hecho, aprovechando su influencia, Dinklage usó su discurso en los Globos de Oro en 2012 para tratar de visibilizar los problemas y discriminación que sufren las personas como él. En sus palabras, invitó a los espectadores a informarse sobre Matt Henderson, un enano inglés que acababa de ser discriminado y golpeado por un matón a causa de su estatura.

Por aquel momento, varios fans de Juego de Tronos no se sintieron conformes con el fichaje de Peter Dinklage como el hijo menor de Tywin Lannister, puesto que lo consideraban demasiado atractivo para la descripción tan poco agraciada del personaje que George R.R. Martin proporcionaba en las novelas de Canción de Hielo y Fuego. Pero el actor se tomó estos comentarios como un alago, admitiendo que los ve como un “indicativo de un cierto progreso”.

“Me parece muy amable por su parte que algunos puedan decir cosas así. Si yo hubiera nacido hace 400 años, mi vida no sería igual. Había espectáculos de fenómenos y una discriminación espantosa. Los nazis nos asesinaron primero a nosotros, a los deformes. Así que sus comentarios me parecen una buena señal de nuestros tiempos”, admitía Dinklage en 2012 en Rolling Stone.

Tras la visibilidad que le otorgó Juego de Tronos, su ímpetu y talento le llevaron a actuar en primera línea en Hollywood. Le vimos en blockbusters como X-Men: Días del futuro pasado, Pixels o incluso en el Universo Cinematográfico Marvel en Vengadores: Infinity War. Además, se dejó caer por galardonadas películas de corte académico como Tres anuncios en las afueras con Frances McDormand o en thrillers como I Care A Lot con Rosamund Pike.

Su futuro también apunta a ser prometedor, puesto que tiene en cartera proyectos como el remake de Grupo Salvaje de Sam Peckinpah o Cyrano, la nueva película de Joe Wright sobre el novelista y dramaturgo francés Cyrano de Bergerac en la que interpretará a su protagonista. Y es que Peter Dinklage es un claro ejemplo de que con lucha, autoestima y perseverancia se pueden romper barreras incluso en una industria tan cerrada y estereotipada como la de Hollywood.

 

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