Agencias/Ciudad de México.- La Eurocopa de futbol que inicia este 11 de junio traerá ingresos y renombre internacional a las ciudades sede, pero la gran cita supone más disgustos que alegrías para los aficionados del rugby en Rumanía, una de las once sedes del torneo continental .
“La Federación Rumana de Rugby (FRR) cedió la administración del estadio de rugby al Gobierno para que lo acondicionara de cara a la Eurocopa”, explica a Efe Bogdan Celea, un apasionado del rugby que forma parte de la peña de apoyo a la selección rumana Club 16.
“Ahora el Gobierno se niega a devolver la gestión del campo a la FRR, y quiere convertir al rugby rumano en un invitado en su propia casa”, explica Celea, que ha organizado numerosas protestas contra esta situación.
El estadio del Arco del Triunfo, en el que hasta ahora jugaba en régimen de exclusividad la selección rumana de rugby, ha sido uno de los tres campos bucarestinos reconstruidos para albergar los entrenamientos de las selecciones que juegan sus partidos de la Eurocopa 2020 en Bucarest.
En este estadio de propiedad estatal y con capacidad para poco más de 8.000 espectadores se entrenará para sus dos partidos del Grupo C la selección de Austria, que se medirá a Macedonia del Norte y Ucrania en el Estadio Nacional de la capital rumana.
La construcción sobre las ruinas del antiguo campo de un estadio moderno con las condiciones necesarias para albergar partidos al más alto nivel había de ser, en principio, una bendición para el rugby rumano.
Pero las cosas han resultado ser muy distintas para la Federación Rumana de Rugby (FRR). Como era el Gobierno el que pagaba las obras, el Ministerio de Deportes asumió de manos de la federación la administración del estadio.
Una vez finalizadas las obras, el Ministerio insiste en seguir administrando el estadio y las instalaciones de sus alrededores, y ha abierto la puerta a que la FRR comparta el campo con uno de los equipos de fútbol más populares del país, el FCSB (antiguo Steaua de Bucarest).
El propietario del FCSB, Gigi Becali, ya ha expresado su interés en jugar como local en el estadio del Arco del Triunfo, cuya capacidad reducida se ajusta mejor a la atención que suscita el fútbol rumano que el Estadio Nacional con sus 55.000 asientos.
“Para nosotros es importante dar el mejor uso posible al estadio y que no se quede ahí sin utilizar; claro que habrá lugar para otros deportes”, declaró en mayo el ministro de Deportes, Carol Novak, al ser preguntado sobre el nuevo estadio, que ha costado 37 millones de euros.
Además de desconfiar de la capacidad de gestión del Gobierno, bajo cuya custodia se han degradado numerosos estadios en todo el país en los últimos años, la FRR y los aficionados temen que la llegada del FCSB afecte gravemente al rugby rumano.
“Significaría que una vez cada dos semanas el estadio esté ocupado, lo que quiere decir que no podrá jugarse al rugby”, dice Celea, que recuerda cómo en el Arco del Triunfo han disputado sus torneos cientos de niños y jóvenes de todo el país en las últimas décadas.
En defensa de este estadio, emplazado a la sombra del monasterio ortodoxo de Casin y cerca del Arco del Triunfo que le da nombre, en una de las zonas más codiciadas de Bucarest, han salido numerosos aficionados como Celea, además de viejas glorias del rugby nacional.
En una carta abierta al Gobierno publicada en febrero, antiguos internacionales de Rumanía como el excapitán Stelian Burcea, y el máximo anotador de puntos en la historia del país, Florin Vlaicu, pedían que el estadio vuelva a ser administrado por la FRR como antes de la reconstrucción.
“Ha sido nuestro cuando no había agua caliente y el barro nos llegaba a los tobillos, cuando las gradas se caían y también cuando hemos ganado y lo hemos celebrado juntos”, rezaba la misiva.
“Nosotros y nuestros entrenadores hemos regado este césped con sangre, sudor y lágrimas, y nadie nos puede quitar esto”, agregan los exjugadores de uno de los clásicos del rugby europeo fuera de las Seis Naciones, que quiere seguir jugando en casa.