Agencias/Ciudad de México.- Hay cadáveres tendidos en las calles de Mariúpol. Los hambrientos irrumpen en las tiendas en busca de comida y derriten la nieve para obtener agua. Miles de personas se apiñan en los sótanos, temblando por el estruendo de los proyectiles rusos que asedian esta estratégica ciudad portuaria.

“¿Por qué no debería llorar?” preguntó Goma Janna mientras se lamentaba bajo tierra a la luz de una lámpara de aceite, rodeada de mujeres y niños. “Quiero mi casa, quiero mi trabajo. Estoy muy triste por la gente y por la ciudad, por los niños”.

Se estaba desarrollando una crisis humanitaria en esta sitiada ciudad de 430,000 habitantes, y el martes no trajo alivio: fracasó un intento de evacuar a los civiles y entregar alimentos, agua y medicamentos que tanto se necesitaban a través de un designado corredor seguro. Los funcionarios ucranianos dijeron que las fuerzas rusas dispararon contra el convoy antes de que llegara a la ciudad.

Casi dos semanas después del inicio de la invasión, los rusos se han adentrado a lo largo de la costa de Ucrania en lo que podría establecer un puente terrestre a Crimea, la cual Moscú se anexó de Ucrania en 2014. Mariúpol, que se encuentra en el mar de Azov, ha estado cercada por soldados rusos durante días.

Mariúpol, dijo la viceprimera ministra ucraniana Iryna Vereshchuk, se encuentra en una “situación catastrófica”.

Durante días, mientras las fuerzas de Moscú han asediado varias ciudades ucranianas, los intentos de crear corredores para evacuar a los civiles de forma segura han fracasado entre los continuos combates y la oposición a las rutas propuestas. Ucrania ha rechazado las ofertas de Moscú de crear corredores que lleven a los civiles a Rusia o a su aliado, Bielorrusia.

El ejército ruso negó haber disparado contra las caravanas y acusó a los ucranianos de bloquear los esfuerzos de evacuación.

Al menos un esfuerzo de evacuación pareció haber resultado exitoso el martes. Vereshchuk dijo que 5,000 civiles, entre ellos 1,700 estudiantes extranjeros, fueron sacados mediante un corredor seguro desde Sumy, una asediada ciudad del noreste de un cuarto de millón de personas, donde los ataques nocturnos mataron a 21 personas, incluidos dos niños.

Natalia Mudrenko, la mujer de más alto rango en la Misión de la ONU en Ucrania, dijo al Consejo de Seguridad que la gente de Mariúpol “ha sido prácticamente tomada como rehén” por el asedio. Su voz temblaba al describir cómo una niña de 6 años murió poco después de que su madre falleciera por un cañoneo ruso. “Estaba sola en los últimos momentos de su vida”, expresó.

Las autoridades de Mariúpol dijeron que planeaban comenzar a cavar fosas comunes para enterrar a todos los muertos, aunque el número no está claro. Los bombardeos han destrozado edificios y la ciudad no ha tenido agua, calefacción, sistemas de alcantarillado en funcionamiento ni servicio telefónico durante varios días.

El robo de alimentos, ropa e incluso muebles se ha generalizado, y los residentes ya hablan de la práctica como “obtener descuentos”. A algunos residentes no les queda más que recoger agua de los arroyos.

Con el corte del servicio eléctrico, muchas personas usan los radios de sus automóviles para obtener información, pero únicamente están captando noticias de estaciones que transmiten desde áreas controladas por las fuerzas rusas o separatistas respaldados por Rusia.

Ludmila Amelkina, que caminaba por un callejón lleno de escombros y paredes perforadas por disparos, dijo que la destrucción es devastadora.

“No tenemos electricidad, no tenemos nada para comer, no tenemos medicamentos. No tenemos nada”, afirmó, mientras miraba hacia el cielo.

Se cree que miles de personas han muerto en todo el país, tanto civiles como soldados, en casi dos semanas de combates.

El martes por la noche, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, publicó un video donde aparece de pie cerca de las oficinas presidenciales en Kiev. Detrás de él había montones de sacos de arena, un abeto cubierto de nieve y algunos autos.

Fue el segundo video en 24 horas que lo muestra cerca de la sede del poder del país, aparentemente difundido para disipar cualquier duda sobre si había huido de la ciudad.

“Hubo una nevada. Es del tipo de la primavera”, dijo en voz baja. “Como ven, es ese tipo en tiempo de guerra, ese tipo de primavera. Duro, pero ganaremos”.

Cientos de miles de civiles iban a ser evacuados durante el fin de semana, pero el rescate de personas se detuvo debido a los continuos bombardeos de las tropas rusas. Ambas partes se acusaron mutuamente de sabotaje. El vicealcalde de la ciudad, Serhi Orlov, también acusó a los rusos de bombardear puntos de reunión de civiles. Y 20 de los 50 autobuses de evacuación habrían sido destruidos.

Sin embargo, hasta el mediodía del martes, las fuerzas rusas habrían abierto fuego en una ruta de evacuación, violando el cese al fuego acordado. Ocho camiones y 30 autobuses estaban listos para entregar ayuda humanitaria a Mariúpol y llevar a los civiles a un lugar seguro en Zaporiyia, anunció en Twitter el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko. Y exigió: “Se debe aumentar la presión sobre Rusia para que cumpla con sus obligaciones”.

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