Agencias/Ciudad de México.- El endeudado gigante inmobiliario chino Evergrande evitó el impago de los intereses de un paquete de bonos ‘offshore’, poco antes de que acabase su prórroga de 30 días para abonar los cerca de 45 millones de dólares que adeudaba a sus inversores.
Según fuentes citadas hoy por el diario privado hongkonés South China Morning Post, Evergrande habría efectuado el citado pago de intereses de un bono con vencimiento en marzo de 2024, del que emitió 951 millones de dólares con una rentabilidad del 9,5 %.
La fecha límite para hacerlo era el pasado 29 de septiembre, pero las cláusulas del bono otorgaban a la compañía una prórroga de 30 días antes de que se considerase oficialmente que no había cumplido con sus obligaciones, lo que podría haber generado una situación de “insolvencia cruzada”, en la que el impago para con un solo acreedor basta para que otros puedan reclamar la devolución de sus préstamos.
Se trata de la segunda vez en dos semanas que Evergrande evita entrar en una coyuntura como la descrita, ya que el pasado día 22 abonó los 83,5 millones de dólares de intereses de otro paquete de bonos ‘offshore’ justo un día antes de finalizar su correspondiente prórroga y entrar en una situación oficial de impago.
Sin embargo, el conglomerado todavía tiene que afrontar unos 720 millones de dólares en pagos de bonos cotizados en el extranjero hasta que termine el año, según los datos de South China Morning Post.
Las cifras ofrecidas por el grupo indican que a finales del primer semestre acumulaba un pasivo superior a los 300,000 millones de dólares, de los que unos 37,000 millones se corresponden a préstamos por devolver antes de que termine junio de 2022.
Y, por el momento, los planes para vender activos a cambio de la liquidez que necesita para afrontar su deuda no han tenido demasiado éxito: aunque sí consiguió vender una participación de un 20 % en un banco a un conglomerado estatal por el equivalente a unos 1.545 millones, otras negociaciones han acabado encallando.
La más sonada fue la semana pasada, cuando anunció la ruptura de las negociaciones para vender su filial de gestión inmobiliaria, Evergrande Property Services, a la promotora Hopson Development por unos 2,580 millones de dólares.
La crisis de Evergrande ha avivado los temores sobre un posible contagio al conjunto del sector inmobiliario -que supone, contando con el impacto indirecto, casi un 30 % del PIB chino-, el cual vivió unos años de gran expansión apoyándose en agresivas políticas de apalancamiento contra las que Pekín tomó medidas, restringiendo el acceso a la financiación bancaria a las promotoras más endeudadas.
Las autoridades chinas, que han mantenido un perfil bajo durante las últimas semanas a la hora de abordar este asunto, ya han reclamado a las inmobiliarias que emitieron bonos en el exterior que les informen de su situación al respecto de esa deuda.
El principal órgano planificador económico del país, la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, también reveló esta semana que había convocado a empresas de “algunos sectores clave”, sin mencionar específicamente al inmobiliario, para reclamarles que se “preparen activamente” para el pago de los bonos ‘offshore’ y sus intereses correspondientes.
Los medios locales también señalaron que las autoridades chinas instaron al fundador de Evergrande, Xu Jiayin, a aliviar la deuda de la compañía con su fortuna personal.
Pese a todo, los analistas advierten que las bases de la empresa siguen siendo endebles, con numerosos pagos pendientes antes de final de año.
Evergrande se ha hundido en una grave crisis desde que las autoridades comunistas comenzaron una campaña para limitar el pesado endeudamiento del sector inmobiliario, que representa un cuarto de su economía.
China parece estar dando marcha atrás en alguna de estas regulaciones y el Securities Times informó el viernes que los bancos locales empezaron a relajar el control del crédito para algunos compradores y promotores por orden del banco central.