El Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), responsable principal del sismógrafo del aterrizador InSight de la NASA, ha confirmado que las pruebas iniciales confirman que tras el lanzamiento, el viaje y al aterrizaje de la misión el instrumento está en perfectas condiciones y listo para ser desplegado.

SEIS, de Seismic Experiment for Interior Structure, o Experimento Sísmico para Estructura Interior, es capaz de detectar movimientos equivalentes al de medio átomo de hidrógeno, y tiene como objetivo permitirnos averiguar si Marte aún tiene actividad sísmica.

Pero haber llegado de una pieza hasta Marte es sólo parte del desafío: ahora queda que el brazo robot del aterrizador lo coloque sobre la superficie de Marte –SEIS está diseñado para trabajar en contacto con la superficie del planeta– y que luego lo tape con la cubierta que tiene que protegerlo de lo peor del viento y de los cambios de temperatura, que puede ir de -120°C por la noche a 20°C durante el día.

Está previsto que el procedimiento comience el 11 de diciembre y podría estar terminado más o menos para Navidades. Y es que nadie quiere equivocarse, que allí no se puede llamar al seguro para que vengan a recogerte. Los primeros pasos serán sacar fotos del terreno que está inmediatamente delante del aterrizador. Eso se hará tanto con la cámara de contexto, que es la que tiene en su parte inferior y que envió la primera foto tras aterrizar, como con la que está en el brazo robot. Con esas imágenes se creará un mosaico de la zona que puede alcanzar el brazo –unos dos metros– para escoger el sitio en el que colocar a SEIS, que si todo va bien más o menos para el 10 de enero de 2019 podría estar ya protegido por su cubierta.

De todas formas en estas primeras semanas de la misión InSight está funcionando en modo supertiquismiquis, así que a la mínima se quedará parado a la espera de que desde el control de la misión le digan cómo seguir, con lo que los plazos pueden alargarse.

Una o dos semanas después de que SEIS quede instalado comenzará el proceso para desplegar HP3, la sonda térmica que está diseñada para penetrar hasta cinco metros bajo la superficie, en un proceso similar al del sismógrafo.

En total pueden pasar entre dos y tres meses desde el aterrizaje antes de que SEIS y HP3 hayan sido instalados, calibrados y empiecen a recoger datos realmente útiles; a HP3 puede llevarle hasta seis semanas alcanzar su profundidad de trabajo máxima.

La duración prevista de la misión, que nos va a permitir estudiar el interior de Marte, es de dos años, aunque dependiendo del estado de los paneles solares y de la cantidad de electricidad que vayan produciendo según se cubren de polvo es posible que sea extendida.

InSight depositará sobre Elysium Planitia un sismómetro (SEIS) y una sonda de calor excavadora (HP3), “los únicos instrumentos jamás depositados robóticamente en la superficie de otro planeta”, según la NASA.
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