Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- La misión Venus Express de la ESA podría haber dado con el motivo de la sorprendente ausencia de agua en Venus. Por primera vez se ha medido un campo eléctrico sorprendentemente fuerte en el planeta, suficiente para acabar con el oxígeno de su alta atmósfera, que sería imprescindible para la formación de agua.
A menudo se considera a Venus el ‘gemelo’ de la Tierra, ya que el tamaño de este planeta es apenas inferior al del nuestro. En cambio, su atmósfera es muy diferente, ya que está formada principalmente por dióxido de carbono, algo de nitrógeno y cantidades mínimas de dióxido de azufre y otros gases. Es mucho más denso que la Tierra, con presiones más de 90 veces superiores a las alcanzadas al nivel del mar, y muy seco, con una presencia de agua 100 veces inferior a la que encontramos en el velo gaseoso que envuelve nuestro planeta.
Por otra parte, Venus presenta un galopante efecto invernadero y una temperatura superficial que fundiría el plomo. Además, a diferencia de nuestro planeta, no cuenta con campo magnético propio.
Los científicos creen que, en algún momento hace más de 4.000 millones de años, Venus contuvo grandes cantidades de agua en su superficie. Sin embargo, a medida que fue calentándose, casi toda esta agua se evaporó hacia a la atmósfera, donde la luz del Sol la descompuso y terminó por perderse en el espacio.
Uno de los responsables fue el viento solar, un potente caudal de partículas subatómicas procedentes del Sol, al extraer los iones de hidrógeno (protones) y de oxígeno de la atmósfera del planeta, privándolo de la materia prima que conforma el agua.
Ahora, gracias a Venus Express, los científicos han identificado otra diferencia entre los dos planetas: Venus presenta un importante campo eléctrico, con un potencial de unos 10 V, al menos cinco veces superior a lo esperado. Aunque las anteriores observaciones en busca de campos eléctricos en la Tierra y Marte fueron incapaces de detectarlo de forma inequívoca, sugieren que, de existir, tendrían menos de 2 V.
En cualquier atmósfera planetaria, los protones y otros iones son atraídos por la gravedad del planeta. Los electrones, al ser mucho más ligeros, sufren una atracción menor, por lo que pueden escapar con mayor facilidad del efecto gravitatorio.
No obstante, aunque los electrones asciendan en la atmósfera y escapen al espacio, la fuerza electromagnética hace que continúen ligados a los protones positivos y a los iones, lo que hace que se cree un campo eléctrico vertical por encima de la atmósfera del planeta.
El campo eléctrico detectado por Venus Express es mucho más fuerte de lo previsto, y puede proporcionar energía suficiente a los iones de oxígeno como para acelerarlos en su ascenso a una velocidad suficiente para escapar de la atracción gravitacional del planeta.
Los científicos escudriñaron pacientemente los datos recopilados a lo largo de dos años con el espectrómetro de electrones que forma parte del analizador ASPERA-4 de Venus Express. Descubrieron 14 ventanas de un minuto, momentos en que la nave se encontraba en el lugar adecuado y en las condiciones perfectas para medir un campo eléctrico. En tales ocasiones se consiguió observar dicho campo.
Aún se están investigando los motivos por los que Venus presenta un campo eléctrico muy superior al de la Tierra. Glyn y sus colegas sospechan que la posición del planeta, más cerca del Sol, podría ser una de las claves.
La presencia de este campo en Venus sugiere que las partículas e iones necesarios para formar agua están abandonando la atmósfera del planeta a mayor velocidad de la esperada. Asimismo, esto significa que Venus podría haber albergado cantidades aún mayores de agua en el pasado, antes de que esta desapareciera casi por completo.
“El agua es fundamental para la vida tal y como la conocemos en la Tierra, y probablemente en el resto del Universo —afirma Håkan Svedhem, científico del proyecto Venus Express de la ESA—. Si admitimos la existencia de un mecanismo capaz de privar de agua a un planeta cercano a su estrella, este descubrimiento nos obligaría a replantearnos qué consideramos un planeta ‘habitable’, no solo en nuestro Sistema Solar, sino también en el contexto de los exoplanetas”. (Fuente: ESA)