Agencias/Ciudad de México.- En el barrio obrero madrileño de Vallecas, un valiente equipo de LaLiga eclipsa en popularidad a los gigantes locales, el Real Madrid y el Atlético de Madrid: el Rayo Vallecano. El club cumplió en mayo 100 años, en plena ebullición del conflicto político entre la afición y el propietario.

El sábado, en el último partido en casa del centenario, el humilde equipo empató a 3-3 contra el Real Madrid, lo que reafirma el apodo de “matagigantes” que se ganó el Rayo tras su triunfo en el primer duelo liguero entre los dos rivales, en 1977.

Al principio del partido, el Estadio de Vallecas coreó al unísono “¡Presa, vete ya!”, un cántico recurrente en alusión al presidente del Rayo, cuya afición está liderada por los ultras anarquistas de izquierdas del equipo, los Bukaneros.

Raúl Martín Presa, que compró el 96% de las acciones del endeudado Rayo en 2011 por sólo 1.000 dólares, puede presumir de haber llevado las riendas del club en la que posiblemente haya sido su mejor racha, permaneciendo en la máxima categoría durante 10 de las últimas 14 temporadas con presupuestos muy ajustados.

Sin embargo, los aficionados se quejan de la actitud desdeñosa de la directiva hacia ellos y de la falta de inversión. La prioridad que da Presa a la estabilidad financiera choca con la inclinación antisistema de los aficionados y su énfasis en las causas sociales.

El club declinó hacer comentarios sobre los diversos puntos de discordia.

La presión de los aficionados hizo fracasar en 2017 un acuerdo de cesión del delantero ucraniano Roman Zozulya por unas fotos suyas en las que supuestamente aparecía con símbolos de extrema derecha. A la vuelta de Zozulya a Vallecas en 2019 con otro equipo, los cánticos llamándole “nazi” provocaron la suspensión del partido en el descanso, algo inédito en el fútbol español.

Muchos aficionados también se sienten frustrados por la presencia ocasional de políticos del partido ultraderechista Vox en el palco VIP.

En julio, la asociación de aficionados Plataforma ADRV acusó a Presa de “dejadez, incompetencia e incluso desprecio” por ignorar las conversaciones sobre las celebraciones del centenario y sustituir la icónica franja roja diagonal de la equipación de la temporada por el número 100, estilizado como los rayos homónimos del Rayo.

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La insistencia de Presa en que el Rayo necesitaba un nuevo estadio que cumpliera los estándares modernos de seguridad, comodidad y rentabilidad provocó la reacción de los vallecanos, que consideran que el estadio, de casi 50 años de antigüedad, es esencial para su identidad.

El estadio carece de gradas en su extremo norte, ocupado en su lugar por edificios de apartamentos situados junto al terreno de juego, cuyos residentes tienen una vista privilegiada de la acción desde sus balcones.

Una residente, Julia Hernández, dijo a Reuters, mientras organizaba una fiesta para ver el derbi para su nieta y sus amigos, que se oponía al traslado, ya que el estadio animaba el barrio.

Tras múltiples protestas, la Comunidad de Madrid —propietaria del estadio— ha aprobado las obras iniciales de remodelación del recinto, con capacidad para 14.000 espectadores, aunque su futuro sigue sin estar claro.

Las largas colas son habituales a las puertas del estadio, ya que el Rayo es el único club de Primera División que no vende entradas por internet.

“La gente está trabajando y no puede venir en persona”, se lamenta Emma Calderón, de 20 años, mientras tiritaba en la cola.

Por otro lado, Kieran McIvor, inmigrante de Glasgow y abonado del Rayo desde hace una década, dijo que lo que le atraía era la cultura de la afición, más allá del fútbol de grandes fortunas, en consonancia con los valores de su amado Celtic FC.

“Hay que apoyar a equipos como éste, que se preocupan por la comunidad, por la gente local, y que están haciendo algo importante”, afirmó.

El próximo partido del Rayo Vallecano se enfrentará al Real Madrid en lo que será su último partido en Vallecas en este año natural de 2024. Un duelo cargado de simbolismo, ya que el club celebra su centenario y se despedirá de su afición hasta 2025. El encuentro será la culminación de un año especial para el equipo, que ha vivido momentos únicos en su estadio, entre ellos, la conmemoración del centenario ante el Athletic Club.

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El 2024 ha sido un año especial para el Rayo Vallecano, no solo por la celebración de su centenario, sino también por los altibajos deportivos y los cambios en el banquillo. El equipo comenzó el año bajo la dirección de Francisco, quien lideró al equipo en los primeros meses, pero fue relevado por Íñigo Pérez, quien asumió el cargo en la segunda mitad del año.

El Estadio de Vallecas ha sido testigo de numerosos partidos emocionantes, con un balance de 9 victorias, 4 empates y 6 derrotas en casa a lo largo del año natural. Los franjirrojos han mostrado un rendimiento sólido como locales, con momentos de gran fútbol y el apoyo incondicional de su afición.

Uno de los momentos más destacados del año fue el partido del centenario, celebrado el pasado 24 de septiembre ante el Athletic Club de Bilbao. El encuentro estuvo marcado por la emotividad, con mosaicos, tifos y un ambiente único que recordó la historia y el espíritu del club. Aunque el resultado fue adverso, el día quedó grabado en la memoria de los aficionados como un homenaje a un siglo de pasión franjirroja.

En lo que va del año, el Rayo Vallecano ha mostrado un rendimiento equilibrado en términos ofensivos y defensivos. En Vallecas, el equipo ha anotado un total de 24 goles, mientras que ha encajado 18 tantos, lo que refleja su fortaleza en casa frente a rivales de diferentes niveles. Álvaro García ha sido el máximo anotador con 7 goles en el año natural, seguido por Jorge De Frutos, que se ha apuntado 5 tantos en el mismo período de tiempo, y es el máximo artillero de esta presente campaña del Rayo Vallecano.

Como visitante, la dinámica ha sido más complicada, con solo 14 goles anotados y 22 recibidos, una estadística que evidencia las dificultades del equipo fuera de su feudo. Sin embargo, la capacidad de competir en escenarios complicados ha sido clave para mantener al equipo en la lucha por sus objetivos en LaLiga.

El duelo contra el Real Madrid será el cierre perfecto para un año inolvidable en Vallecas. Los blancos llegan como uno de los equipos más fuertes de LaLiga, pero el Rayo buscará hacer valer su condición de local y cerrar el año con un buen sabor de boca ante su afición.

Enfrentarse al Real Madrid siempre es especial, pero hacerlo en un año tan significativo para el Rayo añade un extra de motivación. Los franjirrojos han demostrado en el pasado que pueden complicar a los grandes, y este partido será una oportunidad para poner la guinda a un año lleno de emociones.

El 2024 será recordado como un año de celebración y transición para el Rayo Vallecano. Desde el emocionante partido del centenario hasta los cambios en el banquillo, pasando por los momentos de gloria y sufrimiento en Vallecas, el equipo ha vivido un año que quedará grabado en la historia del club. Con el cierre de este capítulo en su estadio, el Rayo afrontará los últimos partidos del año como visitante ante el Real Betis y el Villarreal, antes de iniciar un 2025 lleno de nuevos retos y sueños por cumplir.

El enfrentamiento contra el Real Madrid será mucho más que un partido: será el adiós del Rayo Vallecano a un año inolvidable en su historia. Vallecas despide el 2024 con el orgullo de haber celebrado su centenario y la esperanza de un futuro lleno de éxitos. El próximo sábado, la Franja jugará no solo por los puntos, sino también por su gente y por un año que ha marcado un antes y un después en su legado.

Un rayo que nació en 1924 y que llega hasta 2024 con más fuerza y energía que nunca. El primer rayo que dura ya 100 años y que nunca se apagará.

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