Agencias/Ciudad de México.- La tensión entre Israel e Irán se intensificó en las últimas semanas, acercando a la región a un conflicto más amplio. Irán disparó 180 misiles hacia Israel después de que su aliado Hezbolá, considerada organización terrorista por varios países, sufriera graves pérdidas en el Líbano. Al mismo tiempo cientos de civiles han muerto en las últimas semanas producto de los ataques de Israel contra objetivos en Beirut y otras zonas de Líbano. La escalada también ha desatado especulaciones sobre la posibilidad de un ataque israelí contra instalaciones nucleares iraníes.
Irán no es el único país cuyas ambiciones nucleares han preocupado a Israel. Desde su fundación en 1948, Israel ha estado enfrentado a muchos de sus vecinos, varios de los cuales no lo reconocen como Estado.
Se cree que Israel posee su propio arsenal nuclear, pero sigue una política de ambigüedad y nunca lo ha confirmado oficialmente. Para Israel, la idea de que los adversarios obtengan armas nucleares supone una amenaza existencial, ya que un solo ataque de este tipo podría devastar a la pequeña nación. Este temor ha llevado a Israel a emprender acciones tanto encubiertas como manifiestas para impedir el desarrollo nuclear en la región. He aquí un repaso de lo hecho por Israel para frenar las ambiciones nucleares de las potenciales regionales.
A fines de la década de 1950 y principios de la de 1960, Egipto, bajo la presidencia de Gamal Abdel Nasser, realizó grandes inversiones en programas de misiles balísticos y aviones a reacción.
A principios de la década de 1960, El Cairo contrató a varios científicos alemanes -algunos de ellos vinculados a los programas de misiles de la Alemania nazi- para que le ayudaran a desarrollar cohetes de largo alcance en un emplazamiento conocido como Fábrica 333. Aunque no se trataba de un programa nuclear, los cohetes egipcios que se fabricaban en el emplazamiento podían transportar material radiactivo.
Israel respondió dando instrucciones a su agencia de inteligencia, el Mossad, para neutralizar a los científicos alemanes que trabajaban en el proyecto. La operación incluyó asesinatos, intimidación y sabotaje. Entre 1961 y 1963, paquetes bomba mataron o hirieron a varios científicos, mientras que otros abandonaron el proyecto bajo amenazas. Esta campaña obstaculizó gravemente el programa de misiles de Egipto y sentó un precedente sobre la forma en que Israel maneja las amenazas militares regionales.
El 7 de junio de 1981, Israel lanzó un ataque preventivo contra el reactor nuclear iraquí de Osirak, cerca de Bagdad, utilizando aviones de combate F-15 y F-16 suministrados por Estados Unidos. En el ataque murieron 10 soldados iraquíes y un ingeniero francés.
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Irak, dirigido entonces por Saddam Hussein, había comprado el reactor a Francia, alegando que era para fines pacíficos. Sin embargo, la inteligencia israelí creía que Irak pretendía utilizarlo para desarrollar armas nucleares.
Antes del ataque, en 1979, agentes israelíes sabotearon el equipo destinado al reactor en un hangar de la Riviera francesa. En 1980, varios científicos que trabajaban en el programa nuclear iraquí fueron asesinados misteriosamente.
La misión, conocida como Operación Ópera, se convirtió en una piedra angular de la política de defensa israelí, lo que llevó al establecimiento de la Doctrina Begin, llamada así por Menachem Begin, que ordenó el ataque durante su etapa como primer ministro de 1977 a 1983. Esta doctrina hace hincapié en el compromiso de Israel de impedir que Estados hostiles adquieran armas nucleares.
Aunque el ataque paralizó significativamente las ambiciones nucleares de Irak, Hussein continuó persiguiendo de forma encubierta capacidades nucleares. Sin embargo, la guerra entre Irán e Irak en los años ochenta, la Guerra del Golfo a principios de los noventa y las posteriores sanciones internacionales impidieron finalmente que Irak avanzara en su programa.
Israel lanzó otro ataque encubierto en 2007, esta vez contra una instalación nuclear en Siria. Informes de inteligencia sugerían que el presidente sirio Bashar al Assad estaba construyendo en secreto un reactor nuclear en la región de Deir ez-Zour. La instalación, conocida como Al-Kibar, estaba a punto de entrar en funcionamiento, lo que hizo saltar las alarmas en Israel.
En la noche del 6 de septiembre de 2007, aviones de combate israelíes llevaron a cabo la Operación Huerto, una misión de bombardeo de precisión que destruyó el reactor de Al-Kibar. El ataque puso fin a las ambiciones nucleares de Siria y le impidió fabricar armas nucleares. Israel mantuvo la operación en secreto durante varios años y no la reconoció oficialmente hasta 2018.
Tras el ataque, los inspectores de la ONU encontraron restos significativos de uranio en el lugar. Sin embargo, Siria no tomó represalias ni abordó formalmente el ataque en el Consejo de Seguridad de la ONU. En su lugar, las imágenes por satélite mostraron que las autoridades sirias arrasaron el lugar, retiraron los escombros y construyeron un nuevo edificio para ocultar la existencia del reactor.
During an intelligence-based, special IDF operation, IDF soldiers detained an Iranian terror network operative in Syria named Ali Soleiman al-Assi.
Al-Assi, a Syrian citizen who lives in the area of Saida in southern Syria, was under IDF surveillance and was found to be a… pic.twitter.com/Q2yAGIliiC
— Israel Defense Forces (@IDF) November 3, 2024
En los últimos años, el objetivo principal de Israel ha pasado a ser Irán, que lleva décadas persiguiendo su desarrollo nuclear.
A diferencia de las operaciones anteriores, que se basaban en ataques aéreos, la campaña de Israel contra Irán ha consistido en ciberguerra, sabotaje y asesinatos selectivos. El programa nuclear iraní, repartido en múltiples instalaciones y fuertemente fortificado bajo tierra, presenta un desafío más complejo.
Una de las acciones más notables fue el despliegue del virus Stuxnet, un arma sofisticada que se cree que es una operación conjunta de Israel y Estados Unidos. En 2010, el virus se infiltró en la instalación nuclear iraní de Natanz, dañando las centrifugadoras utilizadas para el enriquecimiento de uranio.
Aunque Israel nunca ha reivindicado oficialmente la autoría del ciberataque, múltiples fuentes han informado que se trató de una colaboración entre Estados Unidos e Israel. La operación, cuyo nombre en clave era Juegos Olímpicos, comenzó bajo la presidencia de George W. Bush y continuó bajo la de Barack Obama. Los expertos coinciden en que sólo unos pocos Estados, como Israel, tienen los conocimientos técnicos necesarios para desarrollar ciberarmas tan avanzadas.
A lo largo de los años, varios científicos nucleares iraníes han sido asesinados, siendo el caso más sonado el asesinato de Mohsen Fakhrizadeh en 2020. Fakhrizadeh es considerado el arquitecto del programa nuclear iraní.
Además de los asesinatos, varias explosiones y accidentes en instalaciones nucleares iraníes, incluida una explosión en 2020 en la planta de enriquecimiento de Natanz, se han atribuido a sabotajes israelíes.
Bajo el mandato del primer ministro Benjamin Netanyahu, Israel se ha opuesto durante mucho tiempo al Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las potencias mundiales que tenía como objetivo limitar las actividades nucleares de Irán a cambio de un alivio de las sanciones. En 2018, bajo el mandato del presidente Donald Trump, Estados Unidos se retiró del acuerdo, una decisión que bloqueó las vías diplomáticas para abordar el programa nuclear iraní y aumentó la tensión en la región.
Los esfuerzos de Israel no han logrado detener el programa nuclear iraní, y muchos observadores advierten que Irán pronto podría producir suficiente material para una bomba nuclear.