Agencias/Ciudad de México.- Entre un 10 y un 47% de la selva amazónica, en América del Sur, podría colapsar y desaparecer en menos de 30 años debido a alteraciones provocadas por el cambio climático, según un nuevo estudio publicado este miércoles 14 de febrero.
“Al combinar información sobre diversas perturbaciones, estimamos que para 2050, entre el 10% y el 47% de los bosques amazónicos estarán expuestos a perturbaciones compuestas que pueden desencadenar transiciones ecosistémicas inesperadas y potencialmente exacerbar el cambio climático regional”, explicó el grupo internacional de científicos que realizó el estudio llamado “Transiciones críticas en el sistema forestal amazónico” (“Critical transitions in the Amazon forest system”).
Los investigadores analizaron evidencia sobre cinco factores de estrés hídrico en la selva amazónica, y los posibles umbrales críticos que, de cruzarse, podrían desencadenar un colapso del bioma.
Los cinco factores estudiados por los científicos, que pertenecen a instituciones de Brasil, Reino Unido, España, Alemania, Países Bajos y EEUU, fueron el aumento de la temperatura, la disminución de las precipitaciones, el aumento de la temporada seca, la intensidad de la estacionalidad de las lluvias y la deforestación.
El impacto de una eventual destrucción de la selva va más allá de la Amazonia, dijeron los científicos, ya que la humedad transportada a través de los llamados “ríos voladores” del Amazonas es una parte clave del monzón sudamericano y, por lo tanto, esencial para las precipitaciones en vastas partes del continente.
Según el trabajo, los niveles de deforestación y degradación de la selva ya superaron los límites seguros del 10% (13%) y se encaminan, de no tomar acciones, al punto de inflexión de un acumulado del 20%.
“La deforestación aumentó mucho hasta el 2022. Afortunadamente, hubo una enorme reducción del 50% en la deforestación en el Amazonas en 2023. El esfuerzo para evitar el punto de inflexión es gigantesco, pero no tenemos otra opción si queremos salvar el bosque tropical más grande del mundo”, dijo el científico brasileño Carlos Nobre, uno de los coautores del estudio, a la Agencia Sputnik.
En 2023, la caída general de destrucción de la Amazonía brasileña pasó de 10.673 kilómetros cuadrados en 2022 a 4.030 en 2023, una baja del 62%, según cifras de la ONG Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de Amazonia (Imazon).
“El objetivo primordial era evaluar cómo de cerca o lejos estamos de sobrepasar los límites seguros planetarios en lo referente al bosque tropical continuo más grande del planeta”, comentó Encarni Montoya, investigadora del CSIC en Geociencias Barcelona (GEO3BCN-CSIC) y coautora del artículo en una nota de prensa de la entidad española.
Los científicos señalaron que, además del límite de deforestación mencionado, el umbral crítico para el aumento de la temperatura a nivel global sería de 2 grados Celsius, y el límite seguro de 1,5 grados Celsius para la Amazonia.
Respecto a la reducción en las precipitaciones, el punto de inflexión es de 1.000 milímetros anuales, mientras que el límite seguro es de 1.800 milímetros. Para la estación seca no debería superarse el déficit de 450 milímetros al año, y el límite seguro es de 350 milímetros; además, esta estación no debería durar más de ocho meses, siendo el límite seguro cinco meses, dijeron los científicos.
De acuerdo al estudio, las partes periféricas y centrales de la selva se están secando, como en el sur de la Amazonia boliviana, donde las precipitaciones anuales se redujeron hasta en 20 milímetros anuales, y por el contrario, zonas occidentales y orientales se están volviendo más húmedas.
Si estas tendencias continúan, la estabilidad del ecosistema probablemente cambiará en partes de la Amazonia para 2050, remodelando la resiliencia de los bosques a los cambios.
“Para una precipitación media anual inferior a 1.000 mm por año, la selva amazónica no puede existir. Sin embargo, por debajo de los 1.800 mm por año, se hacen posibles transiciones abruptas de la selva tropical a una vegetación similar a la sabana. Esto puede deberse a sequías individuales o incendios forestales, que se han vuelto más frecuentes y más graves en los últimos años”, afirma Da Nian, científico del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático (PIK por sus siglas en alemán) y también autor del estudio, en una nota de prensa.
En el estudio, los científicos también analizaron ejemplos de zonas con alteraciones en la Amazonia y concluyeron que en algunos casos, la selva puede recuperarse en el futuro, pero aún permanecería en un estado degradado, dominado por plantas como las lianas o los bambúes.
En otros casos, la selva no se recupera y permanece en un estado inflamable y de dosel abierto, pero esto podría propagar incendios a los bosques adyacentes.
Para evitar estos escenarios hay que combinar esfuerzos a nivel local y global, así como implementar soluciones basadas en la naturaleza, dijeron los científicos.
“Para mantener la selva amazónica dentro de límites seguros, se deben combinar esfuerzos locales y globales. La deforestación y la degradación forestal deben terminar y la restauración debe expandirse. Además, queda mucho por hacer para detener las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo”, dijo el coautor Niklas Boers, líder del Future Lab ‘Inteligencia artificial en el Antropoceno’ del PIK y profesor de modelado del sistema terrestre en la Universidad Técnica de Múnich (Alemania).
La Amazonia en su conjunto almacena carbono equivalente a entre 15 y 20 años de las actuales emisiones humanas de CO2, el 10% de la biodiversidad terrestre y causa un efecto de enfriamiento que ayuda a estabilizar el clima del planeta.
“Sin duda el riesgo del punto de inflexión del Amazonas es muy alto (…) Debemos buscar soluciones basadas en la naturaleza”, dijo Nobre a esta agencia.
Los científicos propusieron eliminar la deforestación, la degradación y los incendios en unos pocos años; en segundo lugar, implementar muchos proyectos de rehabilitación forestal, como el Arco de Restauración lanzado por el Gobierno brasileño en la COP28 para recomponer 24 millones de hectáreas desde ahora hasta 2050, y llevar a cabo dicha restauración en toda la Amazonia deforestada y degradada.
También crear una nueva sociobioeconomía de bosques saludables y ríos fluidos basados en Sistemas Agroforestales productivos con numerosos productos de la sociobiodiversidad amazónica, comentó el científico, quien formó parte del Panel de las Naciones Unidas sobre el Clima (IPCC) que ganó el Nobel de la Paz en 2007.
En la Amazonia viven más de 40 millones de personas, incluidos 2,2 millones de pueblos indígenas de más de 300 etnias, así como comunidades tradicionales, locales y afrodescendientes.