Agencias, Ciudad de México.- El ataque sin precedentes de Irán contra Israel la madrugada del domingo agravó las tensiones regionales, confirmando los prolongados temores a que la guerra entre Israel y Hamás llevara a un conflicto más amplio. Pero también Irán, Israel, Estados Unidos y Hamás ganaron algo.

Cuando más de 300 drones y misiles se abatieron sobre Israel en a madrugada del domingo, el país pudo poner a prueba con éxito su variada protección antiaérea, que junto con la asistencia de sus aliados bloqueó el 99% de los proyectiles y evitó daños graves.

En cambio, el ejército israelí había sufrido una dolorosa derrota a manos de un enemigo mucho peor equipado cuando Hamás asaltó Israel desde Gaza el 7 de octubre. Eso fue un duro golpe a la imagen del ejército israelí como potencia militar regional y acabó con su aire de invencibilidad. La reacción al ataque iraní podría ser lo que restaure la fe en el ejército del país, aunque sus fuerzas siguen inmersas en combates en Gaza más de seis meses después de que Israel declarase la guerra a Hamás en el territorio.

Israel también ha hecho hincapié en las fuerza de coalición que ayudaron a repeler la agresión iraní. Es una muestra de apoyo muy necesitada en el momento de mayor aislamiento de Israel, debido a las preocupaciones sobre su conducta en la guerra contra Hamás dado el deterioro de la crisis humanitaria y la alta cifra de muertos en Gaza.

Irán prometió varias veces que respondería a un aparente ataque israelí contra una sede diplomática iraní en Damasco el 1 de abril, en el que murieron dos generales. El ataque del domingo permitía a Irán mostrar a sus ciudadanos que no se quedará impasible mientras se atacan sus activos y que hablaba en serio al clamar venganza.

Con su ataque, Irán pudo exhibir su amplia potencia de fuego, asustar a algunos israelíes e interrumpir las vidas de muchas personas tras las cancelaciones de clases. Pero en realidad causó pocos daños en Israel, de modo que Irán puede aspirar a que cualquier represalia sea moderada. Varias horas después de lanzar los drones y misiles, Irán dio la operación por terminada.

Estados Unidos jugó un papel clave para repeler el ataque, lo que demostró a sus aliados de todo el mundo el poder y la fiabilidad del apoyo estadounidense.

Ahora, esa alianza podría verse a prueba mientras Israel estudia su respuesta, y cómo hacerlo en su caso. El gobierno de Biden quiere ejercer su influencia sobre Israel e impedir que tome una respuesta que pueda empeorar el conflicto.

Hamás, que recibe apoyo de Irán, celebró el ataque a Israel. Desde su ataque del 7 de octubre, Hamás aspiraba a que aliados regionales pudieran acudir en su ayuda y arrastrar a Israel a una guerra más amplia. Aunque algunos lo han hecho —como la milicia Hezbollah con respaldo iraní en Líbano y los hutíes en Yemen— Irán no había entrado directamente en la refriega hasta el domingo.

Hamás podría esperar que el ataque fuera el primer paso en una implicación iraní más profunda en la guerra en Gaza. También podría esperar que la violencia en Cisjordania, donde un adolescente israelí fue asesinado y varios colonos asaltaron pueblos palestinos, siga creciendo. Como mínimo, el ataque israelí habrá dado ánimos a Hamás para no ceder en las negociaciones sobre un cese el fuego, con la esperanza de que la presión militar adicional sobre Israel pueda hacer que acepte los términos marcados por el grupo armado para acordar una tregua.

De hecho, Israel e Irán fueron aliados hasta la Revolución Islámica iraní de 1979. Irán fue uno de los primeros países en reconocer a Israel tras su fundación en 1948, mientras que el Estado judío consideraba a Irán un aliado contra los estados árabes. Irán, por su parte, veía a Israel como un contrapeso a los mismos países árabes de la región.

En aquel entonces, Israel entrenó a expertos agrícolas iraníes, proporcionándoles conocimientos técnicos, y también ayudó a capacitar a las fuerzas armadas de Irán. El Irán del sha devolvía la mano con petróleo, ya que la floreciente economía de Medio Oriente requería de combustible para su desarrollo.

No solo eso. Irán albergaba la segunda comunidad judía más grande fuera de Israel. Pero, después de la Revolución Islámica, muchos judíos abandonaron el país. A pesar de ello, todavía viven en Irán más de 20.000 judíos.

Luego de que la Revolución Islámica llevara al ayatola Ruhollah Jomeini y sus revolucionarios religiosos al poder, Irán descartó todos sus acuerdos previos con Israel. Jomeini comenzó a lanzar feroces críticas a Israel por su ocupación de los territorios palestinos. Y, lentamente, Teherán adoptó una retórica cada vez más dura hacia Israel con el objetivo de ganarse el favor de los países árabes, o al menos el de sus ciudadanos. El régimen iraní, después de todo, estaba ansioso por aumentar su influencia regional.

Cuando Israel envió tropas al sur de Líbano en 1982 para intervenir en la guerra civil de ese país, Jomeini envió a miembros de la Guardia Revolucionaria a la capital libanesa Beirut para apoyar a las milicias locales. Hezbolá, que surgió a raíz de este respaldo, se considera hoy un representante directo de Irán en el país.

El actual líder iraní, el ayatola Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en todos los asuntos relacionados con Irán, sigue siendo tan refractario hacia Israel como sus predecesores. Jamenei y toda la cúpula iraní también han cuestionado y negado el Holocausto.

No todos los iraníes apoyan la hostilidad de su país hacia Israel. “Irán debería reevaluar su relación con Israel porque su postura ya no está acorde con los tiempos”, dijo Faezeh Hashemi Rafsanjani, hija del expresidente iraní Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, en una entrevista en 2021. Faezeh Hashemi Rafsanjani fue parlamentaria, y ha señalado que los musulmanes uigures son reprimidos por China y los chechenos en Rusia, e “Irán tiene estrechas relaciones con ambos”.

El destacado politólogo Sadegh Zibakalam, quien enseña en la Universidad de Teherán, ha criticado en reiteradas ocasiones la política iraní hacia Israel. “Esta postura ha aislado al país en el escenario internacional”, dijo en 2022 a DW.

Sin embargo, los partidarios acérrimos de la República Islámica apoyan la posición hostil hacia Israel y están deseosos por ver al país oponerse a las grandes potencias mundiales. Ellos se han sentido decepcionados por la larga renuencia iraní a atacar a Israel en el contexto del conflicto de Gaza o de vengar los ataques contra el propio Irán, dijo el analista Ali Fathollah-Nejad tras el ataque al consulado. El director del Centro para Medio Oriente y el Orden Global de Berlín explicó que la frustración estaba creciendo ante la “falta de credibilidad de Irán como principal defensor de la causa palestina y su vacilación a la hora de enfrentarse directamente con Israel”.

Dos semanas después, el 13 de abril, la Guardia Revolucionaria iraní lanzó drones y misiles contra Israel. Las fuerzas israelíes dijeron que ellos y sus aliados habían interceptado la mayoría de los proyectiles antes de que siquiera llegaran a la frontera.

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