Agencias, Ciudad de México.- Estados Unidos y Rusia completaron su mayor intercambio de prisioneros de la era postsoviética, un acuerdo que incluyó a 24 personas, muchos meses de negociaciones y concesiones de otros países europeos que dejaron libres a rusos
Entre las 24 personas — algunas conocidas, otras no — hay una serie de periodistas y disidentes políticos, presuntos espías, un hacker y un estafador e incluso un condenado por asesinato.
Rusia liberó a 16 personas entre las que estaban el reportero del Wall Street Journal Evan Gershkovich y Paul Whelan, un ejecutivo de seguridad corporativa de Michigan. Ambos enfrentaban largas penas de cárcel tras ser sentenciados en el politizado sistema judicial ruso por cargos de espionaje que el gobierno estadounidense calificó como infundados.
El Kremlin dejó ir además a la reporta de Radio Free Europe/Radio Liberty Alsu Kurmasheva, que tiene doble nacionalidad estadounidense y rusa y fue condenada en julio por difundir información falsa sobre el ejército de Moscú, acusaciones que tanto su familia como el medio han rechazado.
Gershkovich, Whelan y Kurmasheva llegaron por la noche a la Base Conjunta Andrews, en Maryland, donde fueron recibidos por el presidente, Joe Biden, y por la vicepresidenta, Kamala Harris.
Rusia libre puso en libertad a Vladimir Kara-Murza, un escritor crítico con el Kremlin y ganador del Premio Pulitzer que cumplía una condena de 25 años por traición, una acusación ampliamente considerada como políticamente motivada.
La más conocida de las ocho personas que regresaron a Rusia es Vadim Krasikov, condenado en Alemania en 2021 por el asesinato de un exrebelde checheno en un parque de Berlín dos años antes, al parecer por orden de los servicios de seguridad de Moscú. También volverán dos presuntos agentes “durmientes” encarcelados en Eslovenia, tres hombres acusados por las autoridades federales estadounidenses y otros dos devueltos desde Noruega y Polonia.
Washington y Moscú ya han cerrado otros canjes durante la guerra de Rusia con Ucrania, incluyendo uno en diciembre de 2022 por el que Moscú liberó a la estrella de la WNBA Brittney Griner a cambio del conocido traficante de armas Viktor Bout.
Pero ninguno de esos intercambios tuvo como resultado una mejora significativa en las relaciones, especialmente en un momento en el que el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha negado a parar su agresión a Ucrania y Washington continúa proporcionando un apoyo militar significativo a Kiev.
Los canjes de prisioneros han sido una inusual fuente de compromiso y una coincidencia de intereses mutuamente aceptables en lugar de un reflejo de algo más amplio. Aún así, el hecho de que hayan sido capaces de cerrar el acuerdo en un momento de abierta hostilidad es destacable.
Aunque el acuerdo incluye a los estadounidenses retenidos en Rusia más conocidos, entre ellos dos designados formalmente como injustamente detenidos, aún quedan más.
En ese grupo están Travis Leake, un músico sentenciado a prisión por delitos de drogas; Gordon Black, un soldado estadounidense condenado por robo y amenazas de muerte; Marc Fogel, un maestro condenado también por drogas y Ksenia Khavana, quien fue detenida en Ekaterimburgo en febrero por traición, acusada de recaudar dinero para el ejército ucraniano.
Khavana había vuelto a Rusia para visitar a su familia. El propietario del balneario de California en el que había trabajado dijo a The Associated Press que Khavana estaba recaudando fondos para ayuda humanitaria.
Tras el anuncio del acuerdo, la familia de Fogel dijo en un comunicado que era “inconcebible” que él no estuviera incluido e instaron a Biden a dar prioridad a su liberación.
Un alto funcionario del gobierno, que informó a los reporteros del canje bajo condición de anonimato en cumplimiento con las normas establecidas por la Casa Blanca, apuntó que las autoridades redoblarán sus esfuerzos para llevar al resto de los estadounidenses de regreso a casa.
En los intercambios de los últimos años, el gobierno estadounidense ha liberado a condenados por delitos importantes, incluyendo traficantes de drogas y armas y un capo talibán de la droga.
El último canje no es una excepción: Washington y sus aliados occidentales acordaron devolver a criminales que se considera que fueron debidamente acusados y condenados.
El ejemplo más claro, con diferencia, es Vadim Krasikov, condenado por matar, el 23 de agosto de 2019, a Zelimkhan “Tornike” Khangoshvili, un ciudadano georgiano de 40 años que había luchado contra las tropas rusas en Chechenia y más tarde pidió asilo en Alemania.
En su sentencia a cadena perpetua en 2021, los jueces alemanes indicaron que Krasikov había actuado siguiendo órdenes de las autoridades rusas, que le dieron una identidad y un pasaporte falsos y recursos para cometer el asesinato.
A lo largo de las negociaciones, Moscú se mantuvo firme en su intención de recuperar a Krasikov y dejó claro que era el primero en su lista. Putin insinuó a principios de año que estaba interesado en un canje para liberar a un “patriota” retenido en Alemania.
Por contra, entre los estadounidenses y europeos liberados por Rusia hay personas que Washington consideraba que estaban detenidas erróneamente — como Gershkovich y Whelan — o que lo estaban por cargos infundados.
“Acuerdos como este suponen decisiones difíciles”, dijo Biden, que añadió que “No hay nada que me importe más que proteger a los estadounidenses en el país y en el extranjero”.
En el centro del acuerdo estaba un hombre que nunca llegó a formar parte de él: el líder opositor ruso Alexei Navalny.
Cuando falleció en febrero, los funcionarios estaban discutiendo un posible intercambio en el que estarían incluidos él y Krasikov para satisfacer el persiste pedido de Rusia por Krasikov y facilitar el regreso de los estadounidenses.
Los funcionarios gubernamentales describieron la repentina e inexplicable muerte de Navalny como un revés para esos esfuerzos, pero elaboraron un nuevo plan para presentárselo al canciller de Alemania, Olaf Scholz.
Al final, varios socios de Navalny recuperaron la libertad.
Biden había anticipado su compromiso con un acuerdo la semana pasada cuando, durante el discurso que pronunció en la Oficina Oval para anunciar el abandono de su candidatura a la reelección, dijo: “También estamos trabajando sin descanso para traer a casa a los estadounidenses detenidos injustamente en todo el mundo”.
Cuando recibió en la Casa Blanca a las familias de los estadounidenses liberados, se felicitó por el éxito de la hazaña diplomática en los últimos meses de su gobierno. En una aparente alusión al lema “Estados Unidos primero” del expresidente y candidato republicano Donald Trump, Biden apuntó: “El día de hoy es un poderoso ejemplo de por qué es vital tener amigos en este mundo”.
Trump, que durante su presidencia también se había interesado por los rehenes y los estadounidenses detenidos injustamente, afirmó durante el debate de junio con Biden que traería a Gershkovich en cuanto ganara las elecciones.
Pero arremetió contra el acuerdo sugiriendo de forma errónea en su plataforma Truth Social que Washington había pagado a Rusia por el acuerdo.
″¿Estamos liberando a asesinos o malhechores? Solo por curiosidad, porque nunca hacemos buenos tratos, en nada, pero especialmente en los canjes de rehenes”, escribió.
Estados Unidos y Rusia completaron su mayor canje de reos en la era postsoviética, en el que Moscú liberó a los estadounidenses Evan Gershkovich y Paul Whelan, junto con disidentes como Vladimir Kara-Murza, en un acuerdo multinacional que involucró a dos docenas de personas.
Gershkovich, Whelan y Alsu Kurmasheva, una periodista con doble nacionalidad estadounidense y rusa, llegaron a suelo estadounidense poco antes de medianoche para reunirse con sus familias. El presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris también estuvieron allí para saludarles.
El intercambio se produjo a pesar de que las relaciones entre Washington y Moscú se encuentran en su peor momento desde la Guerra Fría a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania iniciada en febrero de 2022. En un momento dado, en las negociaciones realizadas en secreto, se exploró un intercambio en el que participaría el líder opositor ruso Alexei Navalny, pero tras su muerte en febrero, se terminó logrando un acuerdo para 24 personas que requirió importantes concesiones de aliados europeos, entre ellas, la liberación de un asesino ruso, y garantizar la libertad de varios periodistas, presuntos espías, presos políticos y otros.
Biden elogió el intercambio —que es, por mucho, el más grande en una serie de intercambios recientes con Rusia—, calificándolo como una hazaña diplomática mientras daba la bienvenida a la Casa Blanca a los familiares de los estadounidenses excarcelados. Pero el acuerdo, al igual que otros realizados anteriormente, reflejó desequilibrio: Estados Unidos y sus aliados devolvieron a rusos acusados o condenados por crímenes graves a cambio de que Rusia liberara a periodistas, disidentes y otras personas presas por el muy politizado sistema legal ruso, por acusaciones consideradas por Occidente como fabricadas.
“Acuerdos como este conllevan decisiones difíciles”, dijo Biden, pero agregó: “No hay nada que me importe más que proteger a los estadounidenses en el país y en el extranjero”.
Según el acuerdo, Rusia liberó a Gershkovich, un reportero de The Wall Street Journal que fue encarcelado en 2023 y condenado en julio por cargos de espionaje que él y Estados Unidos negaron. Emma Tucker, editora en jefe del diario, dijo que era “un día de alegría”.
“Mientras esperábamos este importante día, estábamos decididos a ser tan vehementes como pudiéramos a nombre de Evan. Estamos muy agradecidos por todas las voces que se levantaron cuando la suya callaba. Podemos decir finalmente, al unísono, “Bienvenido a casa, Evan”, escribió en una carta publicada en línea.
Otro de los liberados fue Whelan, un ejecutivo de seguridad corporativa de Michigan encarcelado desde 2018, también por cargos de espionaje que él y Washington han negado; y Kurmasheva, una periodista de Radio Free Europe/Radio Liberty condenada en julio por difundir información falsa sobre el ejército ruso, acusaciones que su familia y su empleador han refutado.
Los tres volaron de Maryland a Texas y aterrizaron en la Base Conjunta de San Antonio en la madrugada del viernes para someterse a evaluaciones médicas tras pasar algún tiempo con su familia. Si así lo desean, podrán recibir el tratamiento que el ejército ofrece a los estadounidenses que han estado detenidos injustamente.
Entre los disidentes liberados se encuentran Kara-Murza, un crítico del Kremlin y escritor ganador del Premio Pulitzer sentenciado a 25 años de prisión por cargos de traición que muchos consideraban tenían motivos políticos, así como varios socios de Navalny. Otros críticos del Kremlin liberados fueron Oleg Orlov, veterano activista de derechos humanos, condenado por desacreditar al ejército ruso, e Ilya Yashin, disidente encarcelado por criticar la guerra en Ucrania.
Rusia obtuvo la liberación de Vadim Krasikov, quien fue declarado culpable en Alemania en 2021 y sentenciado a prisión perpetua por matar a un exrebelde checheno en un parque de Berlín dos años antes, aparentemente por orden de los servicios de seguridad de Moscú. En el curso de las negociaciones, Moscú había presionado persistentemente por su liberación, y fue el propio presidente ruso Vladímir Putin quien la planteó.
Al momento de la muerte de Navalny, las autoridades hablaban sobre un posible intercambio en el que participara Krasikov. Pero cuando desapareció esa posibilidad, funcionarios estadounidenses de alto nivel volvieron a presionar a Alemania para liberar a Krasikov. Al final, un puñado de los prisioneros liberados por Rusia eran ciudadanos alemanes o personas con doble nacionalidad rusa y alemana.
Rusia también recibió a dos presuntos agentes que fueron encarcelados en Eslovenia, así como a tres hombres acusados por las autoridades federales en Estados Unidos, entre ellos Roman Seleznev, un hacker informático convicto e hijo de un legislador ruso, y Vadim Konoshchenok, un presunto agente de inteligencia ruso acusado de proporcionar productos electrónicos y municiones de fabricación estadounidense al ejército ruso. Noruega devolvió a un académico arrestado bajo sospecha de ser un espía ruso, y Polonia también devolvió a un hombre que había detenido tras acusarlo de espionaje.
“El día de hoy es un poderoso ejemplo de por qué es vital tener amigos en este mundo”, dijo Biden.
En total, 6 países liberaron a por lo menos un prisionero, mientras que un séptimo, Turquía, participó como sede del intercambio, realizado en Ankara.
Biden puso la liberación de estadounidenses que considera detenidos injustamente en el extranjero en la cima de su agenda de política exterior en los últimos meses de su mandato. En un discurso pronunciado en el Despacho Oval para hablar de su decisión de no ir por un segundo mandato, Biden dijo que “también trabajamos las 24 horas para traer a Estados Unidos a los estadounidenses encarcelados injustamente en todo el mundo”.
En un momento dado tomó la mano de la hermana de Whelan, Elizabeth, y dijo que prácticamente había vivido en la Casa Blanca mientras trataba de liberar a Paul. Luego, le pidió a la hija de Kurmasheva, Miriam, que se acercara y le tomó la mano, diciendo a la sala que era su cumpleaños número 13. Pidió a todos que cantaran “Feliz cumpleaños” con él. Ella se enjugó las lágrimas.
El gobierno de Biden ha devuelto al país a más de 70 estadounidenses detenidos en otros países como parte de acuerdos que han exigido que Estados Unidos entregue a una amplia variedad de criminales convictos, incluso por delitos relacionados con drogas y armas. Los intercambios, aunque fueron celebrados con bombo y platillo, han suscitado críticas de que incentivan la futura toma de rehenes y dan ventaja a los adversarios sobre Estados Unidos y sus aliados.
Tucker, la editora en jefe del WSJ, reconoció el debate y escribió en una carta: “Sabemos que el gobierno estadounidense está muy consciente, como nosotros, de que la única forma de evitar un ciclo cada vez más rápido de arrestos de inocentes como peones en cínicos juegos geopolíticos es eliminar el incentivo para Rusia y otras naciones que persiguen la misma práctica detestable”.
Aunque hizo un llamado a un cambio en la dinámica, “por ahora celebramos el regreso de Evan”, agregó.
El intercambio de 24 prisioneros superó un acuerdo que involucró a 14 personas logrado en 2010. En ese canje, Washington liberó a 10 rusos que vivían en Estados Unidos como durmientes, y Moscú deportó a cuatro rusos, incluyendo a Sergei Skripal, un agente doble que trabajaba con la inteligencia británica. En 2018, él y su hija casi murieron en el Reino Unido por envenenamiento con un agente neurotóxico atribuido a agentes rusos.
Las especulaciones sobre un posible canje de reos habían aumentado por semanas debido a una confluencia de acontecimientos inusuales, incluyendo un juicio sorprendentemente rápido y una condena para Gershkovich que Washington consideraba una farsa. Fue sentenciado a pasar 16 años de prisión en un reclusorio de máxima seguridad.
En un juicio que concluyó en dos días en secreto la misma semana que el de Gershkovich, Kurmasheva fue condenada por cargos de difundir información falsa sobre el ejército ruso que su familia, su empleador y funcionarios estadounidenses rechazaron.
También en los últimos días, otras figuras encarceladas en Rusia por pronunciarse contra la guerra en Ucrania o por trabajar con el difunto líder opositor Alexei Navalny, fueron trasladadas de la prisión a ubicaciones desconocidas.