Recientemente, un estudio liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) se propuso averiguar el límite de observación al que podrían llegar usando el telescopio óptico-infrarrojo más grande del mundo: el Gran Telescopio CANARIAS (GTC). Así, consiguieron una imagen diez veces más profunda que cualquier otra obtenida desde la Tierra, observando un tenue halo de estrellas alrededor de la galaxia UGC00180, a unos 500 millones de años luz de distancia.

InsurgentePress, Ciudad de México.- Puede que muchos no sepan que, entre sus muchas dependencias y departamentos, la NASA cuenta en Washington con una Oficina de Protección Planetaria. Su misión consiste en asegurarse de que los mundos visitados por el hombre no resulten contaminados con materiales biológicos procedentes de la Tierra. Y, más importante si cabe, también la de proteger a nuestro propio planeta de posibles organismos alienígenas que alguna de nuestras naves pudiera traer hasta aquí, voluntaria o involuntariamente.

Por eso, la agencia espacial norteamericana ha convocado una plaza para cubrir el rimbombante puesto de «Oficial de Protección Planetaria». La persona que actualmente ostenta el cargo está, en efecto, próxima al final de su contrato. La convocatoria está abierta y cualquiera que cumpla las condiciones requeridas puede optar al puesto a través de la página UsaJobs. Las condiciones pasan por ser ciudadano de los Estados Unidos, tener una titulación universitaria en Física, Ingeniería o Matemáticas, acreditar experiencia en alguno de esos campos y poseer «conocimientos avanzados en tareas de protección planetaria». También se requiere disponibilidad para viajar con frecuencia.

La paga no es desdeñable, entre 124.000 y 187.000 dólares anuales, según los méritos que reúna el candidato elegido. El contrato tiene una duración de tres años, con una posible prórroga de dos años adicionales.

Daños en la biosfera
La NASA cuenta con un serie de estrictas políticas de protección planetaria, aplicables a todas las misiones espaciales, ya que todas ellas son susceptibles de llevar organismos vivos de la Tierra a otros mundos o cuerpos del Sistema Solar (lunas, cometas y asteroides). De la misma forma, cualquier misión espacial que deba regrersar a la Tierra tras una exploración extraterrestre podría traer, sin quererlo, organismos alienígenas capaces, en potencia, de causar graves daños a la biosfera. El asunto está regulado tanto por leyes federales en los Estados Unidos como por acuerdos y tratados internacionales.

El candidato elegido será nombrado Oficial de Protección Planetaria (PPO), y será responsable de dirigir las capacidades de protección planetaria de la NASA, del mantenimiento de las políticas oportunas y de la supervisión de que las directrices se apliquen en todas las misiones espaciales de la agencia norteamericana.

De esta forma, el PPO supervisará y evaluará con los contratistas de cada misión todas las naves, robóticas o tripuladas, y velará para que se cumplan todas las condiciones requeridas para la protección de la Tierra y el resto de cuerpos de nuestro sistema.

Los principales objetivos de la Oficina de Protección Planetaria son los siguientes:

– Preservar nuestra capacidad para estudiar otros mundos en su estado natural;

– Evitar la contaminación biológica de los ambientes explorados, ya que puede oscurecer nuestra capacidad para encontrar vida en otros lugares, si es que existe;

– Asegurarse de que se tomen las precauciones pertinentes para proteger la biosfera de la Tierra, en caso de que la vida, efectivamente, exista en otros lugares.

Inevitablemente, las naves espaciales portan bacterias, aunque se haga todo lo posible para esterilizarlas antes y durante el lanzamiento. Sin embargo, la esterilización de una nave espacial es difícil. Por eso la NASA cuenta con un empleado asignado específicamente a esta tarea. Y no cabe duda que el puesto de Oficial de Protección Planetaria es uno de los mejores títulos de todos los tiempos.

Como muestra de la gravedad del problema, baste con citar un estudio llevado a cabo en 2008 por Andrew C. Schuerger y David Smith, ambos de la Universidad de Florida. En él se estimaba que las misiones Apolo llevaron a la Luna, sin poder evitarlo, 1.98×10^11 microorganismos viables por vehículo.

Con información de abc.es

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