Agencias/Ciudad de México.- Es parte de la naturaleza humana considerar el camino no tomado, especialmente cuando el destino final resulta decepcionante. Tal es el caso de Game of Thrones, el blockbuster hecho serie de HBO, que entretuvo y cautivó durante años a la audiencia, pero llegó a una conclusión polarizante en su octava y última temporada el año pasado. Los fanáticos y críticos criticaron de todo un poco, incluyendo la cantidad de episodios de las dos últimas temporadas, que tuvieron siete y seis episodios respectivamente.
Pero también estuvo el impacto negativo del tiempo de ejecución abreviado en una historia que a menudo se sentía apresurada. El hecho de que el material del que se basaban los episodios se agotó, hizo que todo lo que sus showrunners crearon a partir de cierto punto se sintiera como algo desubicado para lo que el público esperaba ver en la conclusión de la serie. No se ha dejado de hablar de lo que fue y lo que pudo ser, y los nombres David Benioff y D.B. Weiss ya no tienen el mismo respeto que antes, al menos por parte de la audiencia, especialmente ahora que se encuentran en otros proyectos.
Aún hay mucho que no se ha revelado sobre el detrás de cámaras de la producción y lo complicado que debió ser para ellos crear algo a partir de la saga literaria de George R.R. Martin que aún no está terminada, pero ahora sabemos nuevos detalles al respecto. Hace poco fue publicado el libro Tinderbox: HBO’s Ruthless Pursuit of New Frontiers, el cual habla de la historia reciente de la cadena de televisión por suscripción estadounidense, donde encontramos información relevante sobre el trabajo de los showrunners en los últimos días de la adaptación televisiva.
Gracias a una publicación de Los Siete Reinos sabemos que, según el libro de James Andrew Miller, Benioff y Weiss se reunieron con Michael Lombardo, quien en ese momento era el director de programación de HBO, para comunicarle que las temporadas 7 y 8 iban a ser las últimas. Esto se debía no solo a que ya se quedaron sin más material escrito por Martin en el cual poder basarse para nuevos episodios, sino que también influyó el hecho de que la producción los había dejado exhaustos.
No podemos saber realmente cuán cansados debían haber estado en ese momento, pero podemos imaginarlo cuando recordamos el calibre de la producción de esta cadena de televisión que trataba a la serie cual blockbuster, con millones de dólares destinados a la realización de cada episodio, los constantes viajes a diferentes ciudades para las filmaciones y las extensas jornadas que algunas partes de su narrativa demandaban, como aquella ocasión en la que grabaron por 55 noches consecutivas para lo que ahora conocemos como la Batalla de Winterfell, que claramente superó a la Batalla de los Bastardos, la cual había tomado 25 días filmarse por completo.
Con esto de terminar Game of Thrones con las temporadas 7 y 8, los showrunners también comunicaron que querían hacerlas más cortas en su número de episodios, dejando la última con un total de ocho. Pero los planes que tenían para el final eran diferentes: Benioff y Weiss querían que la temporada final de la serie llegue en varias películas. De hecho, fue seriamente discutida la posibilidad de que el final llegue al cine en tres “grandes películas” y no como lo hizo el año pasado.
El director de programación se opuso al pedido de los creadores de la serie. Primero, no parecía tener sentido que las personas que vieron la serie tantos años con una suscripción de HBO tuvieran que estar obligadas a ir a un cine para conocer la conclusión, ya que es lógico que deba terminar donde empezó y él quería más episodios, no menos. Los ejecutivos de HBO querían que la serie dure un poco más para poder darle la despedida que merecía Game of Thrones, pero terminaron cediendo ante el pedido de David Benioff y D.B. Weiss por la sencilla razón de que si ellos fueron los que pudieron crear la magia entonces debían darles la opción de terminarla a su manera, pero se opusieron a hacer las películas.