De Primera Mano/Por Rodulfo Reyes/Villahermosa.-Cuando comenzó a calentarse el proceso sucesorio de la gubernatura para las elecciones de 2018, el mandatario Arturo Núñez Jiménez refirió varias veces que sería “un suicidio” imponer al candidato de su partido. Pocos, muy pocos entendieron que su enunciado iba mucho más a allá del “dedazo” a favor del abanderado del PRD.
Todo comenzó en 2017 que fue en ascenso la versión de que el esposo de Martha Lilia López Aguilera no apoyaba al alcalde capitalino Gerardo Gaudiano Rovirosa para representar al negriamarillo.
Siempre que lo cuestionaban sobre el tema, el gobernador contestaba que sería “un suicidio” nominar a un perredista que no fuera arriba en las encuestas internas.
La lectura política que se le dio a esa postura fue que Núñez iba a mantenerse al margen de la selección del candidato perredista, de tal manera que la militancia resultaría fortalecida por la decisión.
Observador acucioso de la política como pocos, el perredista que carga el mayor descrédito público a lo largo de la historia de Tabasco, en realidad estaba mandando una señal mucho más amplia.
Político tradicional, forjado en las cañerías del viejo sistema priísta, el estudioso de la política a la mexicana ya venía registrando el crecimiento sin par que estaba teniendo su paisano Andrés Manuel López Obrador desde un año antes de los últimos comicios presidenciales.
El marido de Martha Lilia hizo lo que aconseja el librito de su oficio: si no puedes con el enemigo, únetele.
Un colaborador de Núñez de aquella época relata al columnista que “el suicidio” al que hacía alusión su jefe era enfrentar al ‘fenómeno AMLO’.
“Ni con todo el dinero del mundo se habría podido cambiar la intención del voto de los tabasqueños”, señala.
Esto es, al mandatario le importaba muy poco que Gaudiano o cualquier otro militante resultase postulado, si al final de cuentas lo iba a dejar solo.
Un mes antes de las elecciones del 1 de julio de 2018, una persona que estaba al frente de un ayuntamiento le preguntó al jefe del Ejecutivo sin con operación política –entiéndase derrochar dinero para alcanzar votos– se podría “ayudar” al PRD.
–Ya no hay nada que hacer, nos va a atropellar un tren –le respondió Núñez durante una inauguración de rutina en el municipio.
En 2018 la elección en Tabasco la ganó Morena porque el candidato López Obrador supo hacer llegar nítido su mensaje de que necesitaba que se votara 6 de 6; es decir, que no solo sufragaran a favor de él, sino también en las otras cinco boletas que se repartirían.
Era el llamado ‘voto ciego’ que consistía en darle todo al instituto vinotinto por designios de su líder máximo.
En retrospectiva, ningún político de entonces hubiera derrotado el ‘arrastre’ que siempre ha producido el de Macuspana en su estado natal cuando ha aparecido en las boletas electorales.
De esa tesis se aferró Núñez para no “suicidarse”.
Su olfato y conocimiento –hay quienes piensan que AMLO y él son los tabasqueños que más saben de política– dio resultado: Núñez no ha sido molestado por las actuales autoridades, pese que al inicio de su gestión el propio Adán Augusto López Hernández destapó la alcantarilla de su cuestionado gobierno.
El tabasqueño que refirió a este espacio el verdadero significado del “suicidio” que citaba el personaje antes de los comicios de hace dos años, asegura que ¡el próximo año Núñez será nombrado subsecretario de Gobernación por López Obrador!.
