Rogelio Hernández López
Aunque parezca increíble, la investigación académica sobre el periodismo en México apenas comenzó a hacerse con seriedad. En otros países se hace desde hace un siglo, o más.
Para quienes les interese el tema –y espero que sean muchos– apareció un primer diagnóstico sobre la vinculación de la academia y el periodismo. Este se encuentra en el libro de la Universidad de Guadalajara (UdG) de título: Estudios sobre periodismo en México: despegue e institucionalización. Sí, es noticia y muy buena.
La coordinadora del libro y autora del ensayo, María Elena Hernández-Ramírez, muestra ahí su pasmo a pesar de que es una de las académicas que lleva más tiempo haciendo investigación sobre el periodismo mexicano:
Informa que “… sólo 4 de los 1 281 Cuerpos Académicos (del) Área Sociales y Administrativas reconocidos en 2017 por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México incluyan el término “periodismo” en su nombre, o en sus líneas de investigación.”
En el prólogo del novedoso libro, el experto en comunicación e investigador de ciencias sociales de la UdG, Raúl Fuentes Navarro, contrasta que “la internacionalización de los estudios sobre la comunicación (originalmente sobre el periodismo), que comenzó hace más de 100 años con importaciones intelectuales europeas a Estados Unidos y siguió con la exportación de modelos de Estados Unidos al resto del mundo…”
María Elena Hernández-Ramírez, relata que en México comenzó en serio la investigación académica sobre el periodismo cuando la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) en 2005 al formar un grupo para ello.
Agrega que ella ha podido hacer una exploración de los trabajos publicados en diez años y encontró 201 registros y pudo reconocer que de ellos sólo 172 aluden al periodismo pero muy diversos en metodologías y temas; comenta que con todo no se trata todavía de signos de consolidación para el análisis sistemático de los fenómenos periodísticos en México.
El novedoso libro
En el año 2000 este reportero buscó los libros o ensayos sobre el ejercicio del periodismo en México y encontró 21 títulos, la mayoría elaborados por periodistas que tampoco compartíamos metodologías para investigar, categorías para la ubicación o relatos de la fenomenología del periodismo ni tampoco coincidíamos en los temas-foco de interés. (ver Sólo para periodistas. Grijalbo).
El libro de la Udg fue hecho público estos días; contiene nueve trabajos incluído el prólogo. Cada uno de sus temas, para quienes nos interese, será un aporte para saber más y tener mejores prácticas de medios de prensa y de los periodistas, especialmente de quienes tienen el habito de reconocer sistemáticamente su entorno para mejorar su ejercicio profesional:
Prólogo. La consolidación de los estudios sobre periodismo en el campo académico de la comunicación en México. Raúl Fuentes Navarro.
La investigación sobre periodismo en México (2005-2015): despegue, institucionalización e incipiente desarrollo. María Elena Hernández-Ramírez.
El periódico digital y sus usos sociales: un estudio cualitativo sobre la construcción social del medio. Betsabee Fortanell Trejo.
Las secciones de cultura en la prensa de Guadalajara: el caso de los diarios Milenio y El Informador durante 2013. Cecilia Yasmin Fernández Haro.
Encuadres periodísticos sobre la violencia vinculada al narcotráfico en Tijuana: casos de estudio El Mexicano y Frontera (2008-2011). Milthon Minor Montes.
Los marcos del discurso periodístico sobre la migración cubana en el contexto de la Reforma Migratoria en Cuba, en los diarios mexicanos: La Jornada, El Universal y Reforma. Yarimis Méndez Pupo y Gabriela Gómez Rodríguez.
Una mirada a las rutinas no convencionales de producción periodística en México. Salvador De León Vázquez.
Interpretaciones de los periodistas: la dualidad de estructura del periodismo y la hermenéutica doble como metodología. José Luis Velasco Aragón.
Los periódicos de Guadalajara entre 1991 y 2011: el ocaso de la prensa industrial. Juan S. Larrosa-Fuentes.
Urgencias.
El prologuista Raúl Fuentes Navarro, ubica todos estos trabajos en el contexto internacional y en el campo de la comunicación.
“Es urgente por ello, me parece, recuperar y fortalecer el sentido reflexivo de la formación universitaria y de la investigación académica en comunicación para entender los procesos socioculturales de una manera más crítica, especialmente en cuanto a los que ya no conviene identificar teóricamente como procesos simples y lineales de “producción, circulación y consumo de mensajes”, o de bienes culturales, o de representaciones simbólicas, o de ideologías, sino como participación de sujetos sociales responsables en procesos de producción social de sentido. La consolidación de los estudios sobre el periodismo se orienta –afortunadamente– en esta dirección, como lo atestiguan los trabajos reunidos en este libro.
Por su parte, luego de señalar la todavía poca investigación académica en este terreno —al principio eran estudios generales sobre Comunicación– la investigadora Hernández-Ramírez asevera:
“Si bien hay avances, puede sostenerse que entre la comunidad académica de la comunicación en México, persiste una falta de interés por el periodismo como campo específico de investigación social”.
Este libro, por sí mismo, es una buena noticia.
Lo malo es lo revelador de la desvinculación de la industria de la noticia con la academia y de esta con la formación profesional de los periodistas, cuando más se necesita la especialización en reporterismo por el crecimiento desmesurado de los llamados “periodistas sociales” en los nuevos medios electrónicos a quienes poco importa el rigor al informar.
Gracias a estos académicos que ya nos estudian científicamente, aunque sea poco.