Agencias /Ciudad de México.- La película [Pelicula] Luto marca un nuevo camino para [Director] Andres Arochi, cineasta mexicano que estuvo a cargo de la dirección de fotografía en [Pelicula] Longlegs: Coleccionista de Almas, thriller de terror con Kerry O’Malley.
Arochi se coloca detrás de la cámara para llevar a la pantalla una historia que fusiona dos géneros: la ficción y el documental. Su objetivo: Explorar los procesos de duelo y sanación a través de un viaje por lugares de México.
Con un elenco que incluye a Rodrigo Azuela, Daniella Valdez y Dolores Heredia ([Pelicula] Pedro Páramo), ‘Luto’ sumerge a los espectadores en una odisea emocional que, como lo describe su director, es un “experimento en la intersección de lo real y lo ficticio”.
La opera prima de Arochi presenta a Damián, un hombre que atraviesa un profundo dolor tras la muerte de su novia. Para Arochi, este proyecto tiene raíces personales y artísticas profundas, y su desarrollo se basó en decenas de conversaciones e improvisaciones con personas de distintos pueblos originarios de la república donde el duelo se vive de formas muy distintas, tanto en lo ritual, personal y colectivo.
En entrevista con ‘Tomatazos’, Andrés Arochi habla acerca de la concepción de su primer largometraje así como del trabajo colectivo entre actores y comunidades.
La idea de ‘Luto’ se originó durante un viaje a Chiapas, donde Arochi y [Escritor] Gonzalo Romero, coescritor del guion, comenzaron a delinear un proyecto de ficción tradicional. Sin embargo, en el proceso surgió la pregunta que cambiaría el rumbo de la producción: ¿qué pasa si, en lugar de un guion rígido, explorarán el dolor y la sanación mediante conversaciones reales?
https://twitter.com/CinetecaMexico/status/1851836500146532404
Tras varios discernimientos, Andrés y Gonzalo decidieron darle al proyecto un enfoque híbrido, casi de “guerrilla”, en el que actores y no actores convivieran en espacios reales, adaptándose a las circunstancias y a los encuentros en el camino. Así, ‘Luto’ comenzó a tomar forma como docu-ficción en el que la historia de Damián se encuentra con las vidas de desconocidos; cada uno lidiando con su propia pérdida.
Esta libertad creativa les permitió captar momentos únicos, tal como lo explica Arochi: “El viaje fue una oportunidad para capturar lo que se encuentra en el camino, sin forzar nada, confiando en que, si fluyes, llegas a los lugares correctos”. En este sentido, el rodaje fue tanto una aventura como un proceso de descubrimiento colectivo para el equipo.
Uno de los aspectos más cautivadores de ‘Luto’ es su lenguaje visual, el cual abre la puerta a una experiencia casi ritualista. Desde la primera escena, Arochi plantea una transición que invita al espectador a abandonar las prisas de la vida diaria y entrar en un estado de contemplación.
Para crear esta atmósfera, el cineasta colaboró con el coreógrafo Diego Vega, quien desarrolló una secuencia de danza que simboliza las etapas del duelo. “Queríamos que el público pasara de la cotidianidad a un espacio de mayor vulnerabilidad”, comenta Arochi. La coreografía, además de simbolizar el dolor, sirve como un ritual de inicio tanto para el elenco como para el público.
Arochi apunta su desacuerdo en torno a la idea de que el duelo sea un proceso estático. Al contrario, lo representa como un viaje, si bien no lineal, siempre en movimiento. Este concepto lo retrata en toda la cinematografía de ‘Luto’, desde la carretera hasta los rituales de las comunidades indígenas que Damián encuentra.
Cada lugar y cada conversación son un paso en su camino hacia la aceptación, y esto también se reflejó en el propio proceso de filmación. “Era importante que Rodrigo, quien interpreta a Damián, sintiera esta evolución a lo largo del rodaje”, explica Arochi, señalando que filmaron en orden cronológico todas las escenas para que el actor pudiera expresar auténticamente su transición emocional.
Rodar con desconocidos y ganar su confianza fue fundamental para ‘Luto’. Arochi y su equipo lograron crear una conexión genuina con las personas que encontraron en el camino, adoptando una metodología orgánica en la que las barreras se ‘derrumbaban’ rápidamente.
“Llegábamos, platicábamos sobre el proyecto y ellos nos contaban sus historias. La gente se abría muy rápido con nosotros”, recuerda Arochi. Esta apertura, explica el director, fue clave para capturar la esencia de los personajes en pantalla y para que los rituales, ya sea en una cantina o en una montaña, se convirtieran en puentes entre el equipo y las comunidades.
El resultado es una película cargada de autenticidad, en la que la vulnerabilidad de los protagonistas se fusiona con la de quienes los rodean. “Creo que estábamos tan vulnerables nosotros mismos que la gente sentía eso y nos abría las puertas”, comenta Arochi. El proceso de creación colectiva fue, en sí mismo, un reflejo del viaje emocional que la historia retrata.
Aunque el duelo por la pérdida física es el tema central de ‘Luto’, Arochi también explora la crisis de identidad que caracteriza a muchos jóvenes. Damián no solo llora la muerte de su pareja, sino que también se enfrenta a su propia “falta de rumbo”.
Arochi añade que esta pérdida de identidad y propósito está presente en todos los personajes de la historia, ya sea en Damián o en su prima Dalia, quien lucha con el deseo de ser madre. “Es un problema muy constante en nuestra generación”, reflexiona el director.
‘Luto’ se convierte en un reflejo de las inquietudes de todo un bloque generacional que está marcado por la incertidumbre y la búsqueda de sentido.
Arochi concluye que su opera prima refleja una búsqueda de paz en medio del caos. Para quienes se adentran en su universo, ‘Luto’ es un viaje hacia la comprensión de que el dolor y la sanación, al igual que la vida y la muerte, son caminos que todos transitamos de manera única.
‘Luto’ se estrenó el pasado 31 de octubre en la Cineteca y en algunos complejos de Cinemex. Para más información, consulta en la cartelera de las páginas oficiales.