Agencias/Ciudad de México.- Frente a la desaceleración económica, muchos chinos están tomando medidas para reducir su tren de vida, cocinando en casa en lugar de comer fuera, ahorrando más o limitando sus vacaciones.

“Este año, tanto las empresas como la gente estamos notando de verdad la presión económica”, declaró a AFP Yu Qi, un empleado de seguros de 55 años.

El crecimiento económico de China se desaceleró de nuevo en el segundo trimestre de este año, con un aumento interanual del PIB de solo 4.7%. Un ritmo, anunciado el lunes, con el que otros países soñarían.

Pero es el más flojo desde principios de 2023, justo después de que se levantaran las draconianas restricciones contra el covid-19, que lastraron la actividad económica. El dato está también muy lejos del crecimiento de más del 10% al que el país se acostumbró en el periodo 1980-2010.

La economía ocupa una parte central de la agenda de una reunión política de alto nivel que se celebra estos días en Pekín a la que asiste el presidente Xi Jinping.

“Hace dos años, íbamos a menudo a comer una ‘hot pot’ [caldero chino] al restaurante. Pero ahora, para ahorrar, cocinamos en casa”, explicó Zhao Qing, una empleada de finanzas, de 39 años.

“En cuanto a la ropa, iba a los grandes almacenes. Ahora, [compro] más bien por internet o en tiendas pequeñas, para encontrar prendas más baratas”, dijo, frente a un café que está muy de moda entre los pekineses.

Además, el país ha iniciado su reunión política, el Tercer Pleno, en el que se espera que se introduzcan reformas políticas encaminadas a afrontar los retos de crecimiento de la segunda economía mundial. Las políticas clave pueden abarcar las finanzas públicas, la reforma fiscal, el avance tecnológico y la inversión extranjera.

Todo incita a reducir el consumo, desde la crisis en el sector inmobiliario a la alta tasa de paro entre los jóvenes graduados, las dificultades para cambiar de trabajo o los numerosos comercios que bajaron la persiana durante la pandemia.

“Salimos menos al extranjero en vacaciones, damos prioridad a los destinos más cercanos y con menos días, para reducir costes”, explicó por su parte Li Xiaojing, una oficinista de 43 años.

Aún así, tampoco es cuestión de sacrificarlo todo.

“Los gastos que recortaremos en último lugar son las actividades de los niños”, afirma Yu Qi.

Sin embargo, todos aseguran haber dejado de lado los grandes gastos, como la compra de viviendas.

“Creemos que la economía todavía estará estancada durante un tiempo, así que hay un cierto pesimismo [en el ambiente] […] Todo el mundo tiende a gestionar su dinero de forma un poco más prudente y a ahorrar”, subraya Li Xiaojing.

“Viendo la situación actual, una mejora, ni que sea leve, no parece posible a corto plazo”, comentó Yu Qi, quien afirmó esperar “un mundo más pacífico” y, por ende, más propicio a las transacciones económicas sin sobresaltos; en una alusión velada a las relaciones entre Pekín y Washington.

Además, el mercado inmobiliario, con problemas desde hace tiempo, siguió sufriendo presiones, y los precios de la vivienda nueva cayeron en junio un 4.5% respecto al año anterior, marcando el nivel más bajo desde junio de 2015. Este descenso fue más pronunciado que la disminución del 3.9% observada en el mes anterior, y representa la caída más pronunciada en nueve años.

A largo plazo, la mayoría se mostró optimista, con confianza en el potencial chino en materia de innovación.

“Cuando tenía 20 años, recién diplomado en la universidad, el crecimiento era asombroso. Así que si ahora, durante un tiempo, se estanca o se desacelera un poco, tampoco es tan grave”, consideró Li Xiaojing.

“La economía funciona por etapas. A veces prospera, a veces se debilita. Ahora, estamos en un bache”, subrayó Zhao Qing. “¡Pero estoy convencida de que la situación va a mejorar!”.

China publicó una serie de datos económicos decepcionantes, que provocaron la caída de sus mercados bursátiles el lunes. El índice de referencia Hang Seng cayó más de un 1% en la primera hora de negociación, tras el fuerte repunte de la semana pasada. Los inversores están preocupados por las perspectivas económicas de China en medio de la atonía de la demanda interna, la crisis inmobiliaria y la escalada de las tensiones geopolíticas.

Según la Oficina Nacional de Estadística de China, su PIB creció un 4.7% en el segundo trimestre, a ritmo anualizado, mucho más débil que el 5.1% estimado, y por debajo del 5.3% del primer trimestre. Esto hace dudar de que el país pueda alcanzar su objetivo de crecimiento del 5% fijado para 2024, lo que convierte la reunión del Tercer Pleno del Partido Comunista en un acontecimiento crítico para los mercados mundiales.

Además, las ventas minoristas de China aumentaron un 2% interanual en junio, por debajo del aumento esperado del 3.3%, y por debajo del 3.7% registrado en mayo. Como dato positivo, la producción industrial aumentó en junio un 5.3% respecto al año anterior, superando el 5.1% previsto, pero desacelerando desde el 5.6% de mayo. La inversión en activos fijos en China aumentó un 3.9% en el primer semestre, ligeramente por debajo del 4% del mes anterior.

China lleva experimentando una ralentización del crecimiento económico desde 2021, cuando el país aplicó estrictas restricciones debido a la pandemia de COVID-19. La recuperación posterior al coronavirus se ha considerado vacilante, con una débil demanda de consumo que ha contribuido a las presiones deflacionistas entre agosto de 2023 y principios de este año, junto con la escalada de las tensiones entre Estados Unidos y China, y la actual crisis inmobiliaria.

Sin embargo, el Gobierno chino se enfrenta a un dilema a la hora de abordar estos retos de crecimiento, sopesando los riesgos de sobreestimular la economía. El Banco Popular de China permitió la refinanciación de parte de su facilidad de préstamo a medio plazo, una herramienta financiera para gestionar la liquidez y guiar los tipos de interés en el sistema financiero, retirando 3,000 millones de yuanes de efectivo, alrededor de 380 millones de euros, por quinto mes consecutivo. Como se esperaba, la entidad bancaria mantuvo sin cambios el tipo de préstamo de la facilidad de préstamo a medio plazo a 1 año en el 2.5%. La cautela del Banco Central sugiere que China pretende apoyar la economía con medidas de estímulo limitadas, evitando al mismo tiempo la creación de burbujas y una mayor devaluación del yuan chino.

Tras la publicación del PIB, China se dispone a iniciar la reunión del Tercer Pleno, que se considera un acontecimiento político crucial para la configuración del panorama económico del país. El Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista de China se celebra cada cinco años y es un acontecimiento crucial en el que se delibera y se deciden importantes orientaciones políticas y reformas. Históricamente, el Tercer Pleno ha sido un punto de inflexión para las estrategias económicas y políticas de China. Por ejemplo, el Tercer Pleno de 1978 marcó el inicio de la política china de “Reforma y Apertura” bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, catalizando la transformación económica del país. Del mismo modo, la reunión de 2013 introdujo un amplio programa de reformas que abarcaba la economía, la gobernanza, las políticas sociales y el sistema jurídico.

Durante esta próxima reunión, se espera que China continúe avanzando en las reformas económicas, pasando de la dependencia de la venta de tierras a los avances tecnológicos. Los economistas prevén que China desvele medidas para abordar el declive del sector inmobiliario, las relaciones fiscales entre el Gobierno central y los Gobiernos locales y las prioridades en el desarrollo tecnológico. Las posibles reformas podrían incluir la introducción de un impuesto sobre el consumo para reforzar los ingresos públicos y ajustes en las políticas sobre la edad de jubilación para hacer frente al rápido envejecimiento de la población. Además, podrían debatirse medidas para mejorar las oportunidades de inversión extranjera con el fin de estimular la entrada de capitales.

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