enero 30, 2021

La desaparición de Don Gregorio

Te hemos buscado, te hemos rezado, te pensamos todos los días. Caminaremos contigo, hasta encontrarte. Ver tus ojos. Compartir nuestros rostros.
El Silencio.
Por David Vargas Araujo/Ciudad de México.- Todas las mañanas, iba a su trabajo, no faltaba un solo día. Casi 50 años trabajando en su carnicería. Vendiendo siempre con una sonrisa. Pesando los gramos y kilos de carne de res o de cerdo que le pedían. Los buenos días a don Goyo (como le decían) eran religión. En su negocio se escuchaban palabras de la compra y venta, pero también se escuchaban voces de mujeres y hombres de la amistad, que por décadas se había hecho. Las palabras iban y venían, el respeto, la solidaridad y sobre todo el amor que soltaba don “Goyo”, las gentes los recibían con el corazón abierto y con la mano extendida.

Cerraba su negocio, se subía a su camioneta. Iba pensando en el calor de la familia. Hablar con sus hijas e hijas. Ver siempre la educación de sus hijos. Ver la comunión de la familia como algo que trascendía el alma. Que caminaba con el acompañamiento de dios. En ese camino de la honestidad, del amor, de la confianza y del respeto. Don Gregorio, es un hombre lleno de virtudes, es el hombre hecho en el trabajo diario, en esa vida de la congruencia, en su decir y en el hacer. Siempre con la idea, de llevar cargando en el corazón y pensamiento los verdaderos principios del ser humano.

Don Gregorio, nunca dejó de acariciar con esas manos trabajadoras, a sus nietas y a sus nietos. Su risa engrandecía al verlos, al tocarlos. Su vida era otra, el abuelo que jugaba y que enseñaba a los pequeños, lo que la vida le había enseñado a él. Ser un buen ser humano y servir a la sociedad. Eso era su forma de pensar. Trabajar de manera honesta. Hacer de la vida una fuente de realidades que construyen por el buen camino a una mujer y al hombre. Esa vida donde las manos no se cansan de hablar, donde su voz no guarda silencio, donde la palabra es precisa, exacta y sale volando para anidar en la conciencia de la familia. La palabra bendita, que forma, que forja, que determina la vida de los que trabajan y son consecuentes en esa vereda que han construido en su largo caminar.

Comerciante toda su vida, desde sus 17 años, esa juventud que luchaba para llevar el pan a sus padres, a sus hermanas y hermanos. Ese joven que no se cansaba de trabajar, hasta que llegaba la noche, para seguir jugando, como cualquier muchacho lleno de ideas, y disfrutar de la libertad que se veía en su mirada, en su velocidad de su cuerpo de como jugaba. El sudor de la vida, ya impregnaba lucha, esfuerzo y razón de vivir para toda lo que ya pensaba hacer de su vida. Tener una vida de familia, darles ese amor, dar una sonrisa por las mañanas y hacer de sus sueños sus pasos, que lo llevaban a encontrar la en la estrella que veía en la memoria de su honorabilidad. En esa luna encontrada, que todas las noches tomaba en ese remanso de agua, que él bebía para calmar la sed de su avidez y de su buena hechura del buen ser humano.

Pero la vida, da muchas vueltas, la desgracia, llega sin tocar la puerta, no te avisa. Llega la oscuridad que ensucia la vida, por los que desprecian la vida. Don Gregorio Pérez Cano de 67 años, fue desaparecido el 4 de noviembre del 2020. La última vez lo vieron en el mercado Neztlali. Ubicado en Retama MZ1 LTS, 2da Ampliación Santiago, Acahualtepec, Iztapalapa en la CDMX. Salió del mercado, en su camioneta Honda, Odissey. Modelo 2011. Color gris humo. Placas NGD8266.

Don Gregorio, tiene u n peso de aprox. 105 kilos. Estatura de 1.80. Tez blanca. Cara redonda. Ojos Color Café. Labios delgados. Nariz Recta. Complexión robusta. Cabello corto y cano. Con Bigote. Señas particulares. Verruga café, al lado del ojo derecho. Al caminar arrastra el pie izquierdo.

La desaparición de Don Gregorio, es querer quitarle la vida a una familia, vivir en la incertidumbre, ese pensar que de la ilusión que vuelva a su hogar don Gregorio. En ese sueño que se busca en las noches en donde el viento escucha sus palabras, y la claridad hace que por lo menos, se tenga la esperanza del regreso del Padre. Abuelo. Tío y Suegro.

La desaparición de Don Gregorio, no sólo es injusta. Es inhumana. Es perder la sonrisa del buen ser humano. Es hacernos creer que la honestidad enseñada de Don “Goyo”, se ha perdido. Pero no. Nosotras y nosotros lo seguimos buscando hasta encontrarlo. Seguiremos buscando hasta que nos junte nuestros abrazos. Seguiremos buscando: Porque vivo lo llevaron, y vivo lo queremos.

@DavidVargasA18

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