InsurgentePress, Estados Unidos.- Desde un cobertizo compacto y portátil a las afueras de esta ciudad fronteriza, Jonathan Hoyt tiene un amplio campo de visión.
Su computadora está conectada a cámaras y equipos de vigilancia que le permiten ver, con un simple movimiento de una palanca de control, las balsas de goma del lado mexicano del Río Grande a casi 4.8 kilómetros de distancia.
Hoyt, un agente de la Patrulla Fronteriza, usa equipo que el Departamento de Defensa estadounidense trajo de Irak y Afganistán, donde fue utilizado para rastrear talibanes y tareas similares.
Dicho equipo es parte de un potente arsenal que también incluye torres, aviones no tripulados y aerostatos -dirigibles gigantes unidos al suelo y que pueden volar a una altura de hasta 5 mil pies.
Helicópteros con poderosos sensores infrarrojos y cámaras de video también patrullan los cielos.
El Departamento de Seguridad Nacional también utiliza más de 12 mil sensores a lo largo de la frontera, cientos de lectores de matrículas en los puertos de entrada y escáneres gigantes de rayos X para trenes y camiones.
La agencia planea agregar drones más pequeños con capacidad de reconocimiento facial, y equipo adicional para capturar información biométrica.
Funcionarios de la aplicación de la ley aseguran que este despliegue tecnológico ha resultado en decenas de miles de arrestos en una frontera que es hoy en día el punto de tránsito principal de migrantes indocumentados y para el contrabando de drogas.
En medio de los llamados del Presidente estadounidense, Donald Trump, de construir un enorme muro físico en la frontera, dicha barrera adquiere cada vez más una forma tecnológica.
Trump propuso un aumento de 2 mil 900 millones de dólares para la seguridad fronteriza, pero casi 60 por ciento de ese incremento estaría destinado para la construcción del muro.
La tecnología combinada crea lo que algunos expertos del Departamento dicen que es un muro virtual que puede ser tan efectivo como uno físico, y a un costo mucho menor.
“Los drones, aerostatos y las torres llenas los huecos a lo largo de la frontera donde la Patrulla Fronteriza no llega”, comentó David Aguilar, ex comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza y actual director del Global Security and Innovative Strategies, una firma de consultoría en Washington.
“Esto les permite tener una visión de lo que está pasando en la frontera y desplegar recursos para responder cuando hay un cruce de personas o drogas”, continuó Aguilar.
Para el ex comisionado, adquirir nueva tecnología para la seguridad fronteriza debería ser la máxima prioridad del Departamento, por encima de la construcción de un muro y la contratación de más agentes de la Patrulla Fronteriza.
“La tecnología es definitivamente la primera (prioridad). Se puede usar en cualquier en cualquier parte de la frontera. Hay lugares donde simplemente no se puede erigir un muro”, consideró.
Así como la tecnología facilita y agiliza el seguimiento de contrabando de drogas y personas, también hace más sencillo el seguimiento de personas inocentes.
Guadalupe Correa Cabrera, profesora de la Universidad de Texas en el Valle de Río Grande y miembro en el Wilson Center de Washington, contó que la acumulación de tecnología en la frontera había transformado a las ciudades en zonas de vigilancia masiva.
Cada movimiento de los residentes es documentado y catalogado, erosionando la privacidad de los residentes locales.
Pese a las preocupaciones de los defensores del derecho a la privacidad de los ciudadanos, Manuel Padilla, jefe del sector de la Patrulla Fronteriza para el Valle de Río Grande, considera que el área realmente necesitaba más tecnología.
Con información de Reforma