Agencias/Ciudad de México.- El rover Perseverance ha empleado su micrófono apto para la superficie de Marte para conseguir la primera grabación de audio de un torbellino fuera de la Tierra.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature Communications y es resultado del instrumento SuperCam del Perseverance, un conjunto de herramientas que componen la “cabeza” del rover y que incluye instrumentos avanzados de teledetección con una amplia gama de espectrómetros, cámaras y el micrófono.
“Podemos aprender mucho más con el sonido que con otras herramientas –asegura Roger Wiens, profesor de ciencias planetarias de la Universidad de Purdue e investigador principal de Supercam–. Toman lecturas a intervalos regulares. El micrófono nos permite tomar muestras, no exactamente a la velocidad del sonido, pero sí casi 100,000 veces por segundo. Nos ayuda a hacernos una idea más clara de cómo es Marte”.
La grabación ha sido publicada por el Institut Supérieur de l’Aéronautique et de l’Espace, que colaboró en el estudio.
El micrófono no está encendido continuamente sino que graba durante unos tres minutos cada dos días. Obtener la grabación del torbellino, afirma Wiens, fue una suerte, aunque no necesariamente inesperada. En el cráter Jezero, donde aterrizó Perseverance, el equipo ha observado indicios de casi 100 remolinos de polvo -pequeños tornados de polvo y arenilla- desde el aterrizaje del rover. Esta es la primera vez que el micrófono estaba encendido cuando uno de ellos pasó por encima del vehículo.
For serious science-the low-down on the physics and sound of a direct hit by a Martian Dust Devel.https://t.co/w3jBdLyK3w
— Terray Kashuba (@terray_kashuba) December 17, 2022
La grabación del sonido del remolino de polvo, junto con las lecturas de la presión atmosférica y la fotografía ‘time-lapse’, ayudan a los científicos a comprender la atmósfera y el clima marcianos.
“Pudimos ver cómo bajaba la presión, escuchar el viento, luego un poco de silencio que era el ojo de la pequeña tormenta, y después volver a escuchar el viento y ver cómo subía la presión –recuerda Wiens–. Todo ocurrió en pocos segundos”.
“El viento es rápido, de unos 40 kilómetros por hora, más o menos lo que se vería en un remolino de polvo en la Tierra –prosigue–. La diferencia es que la presión atmosférica en Marte es tan baja que los vientos, aunque igual de rápidos, empujan con aproximadamente el 1% de la presión que tendría la misma velocidad de viento en la Tierra. No es un viento potente, pero sí lo suficiente como para lanzar partículas de arenilla al aire y formar un remolino de polvo”.
La información indica que los futuros astronautas no tendrán que preocuparse de que vientos huracanados derriben antenas o hábitats, pero el viento puede tener algunas ventajas. Las brisas que eliminan la arenilla de los paneles solares de otros vehículos exploradores –especialmente ‘Opportunity’ y ‘Spirit’– pueden ser lo que les ayudó a durar mucho más tiempo.
“Esos equipos de exploradores observaban una lenta disminución de la potencia durante varios días o semanas y, a continuación, un aumento. Eso ocurría cuando el viento limpiaba los paneles solares”, explica Wiens.
La ausencia de estos demonios de viento y polvo en la planicie Elysium, donde aterrizó la misión InSIght, podría explicar por qué la misión está llegando a su fin.
“Al igual que en la Tierra, el clima varía según la zona de Marte –subraya Wiens–. Utilizar todos nuestros instrumentos y herramientas, especialmente el micrófono, nos ayuda a hacernos una idea concreta de cómo sería estar en Marte”.
Sin embargo, sin el conocimiento de la amplitud de la fuente, no podemos proporcionar una distancia definitiva a la que se escuchará la señal acústica de los impactos. Si las señales de impacto más pequeñas se deben a la transmisión mecánica de energía a través de la estructura al micrófono, la baja velocidad y la pequeña masa esperada de los granos elevados implican una energía de impacto pequeña y, por lo tanto, también un impacto local.