Agencias, Ciudad de México.- La minorista de videojuegos estadounidense GameStop cerró su ejercicio fiscal 2020, finalizado el 30 enero, con una pérdida neta de 215 millones de dólares, lo que se supone una mejora del 52 % con respecto al año anterior, y con buenos resultados en el último trimestre, informó este martes la compañía.
La firma con sede en Texas ha protagonizado uno de los años bursátiles más extraños que se recuerdan, con el paso de los 4 dólares por acción a más de 400 dólares a finales de enero y una montaña rusa que continúa hasta hoy.
El desempeño de la empresa da en parte la razón al ejército de pequeños inversores que aseguraron que GameStop, pese a tener un modelo de negocio minorista en decadencia, tenía una multitud de fieles, había fichado a buenos directivos y poseía fundamentos para crecer.
En último trimestre de su ejercicio, entre noviembre y enero de 2021, la empresa cuadruplicó su beneficio neto hasta los 80,5 millones de dólares aunque las ventas se redujeron levemente hasta los 2.122 millones de dólares y el beneficio operativo pasó de los 75,2 millones a los 18,8 millones.
Tras el anuncio de resultados al cierre de las operaciones en Wall Street, la acción de GameStop revirtió las caídas que tuvo durante la jornada y se situaba en los 185 dólares por acción.
GameStop fue el objeto de deseo de una multitud de inversores minoristas durante el mes de enero, cuando el precio de la acción se disparó por encima de los 400 dólares, pese a que hace un año estaba a solo 4 dólares.
La euforia generada en redes sociales como Reddit, Youtube o Discord por “influencers” con nombres de usuario como “DeepFuckingValue” llevó a que un gran número de inversores minoristas ignoraran las tendencias del mercado y dispararan el precio a finales de enero, forzando a asumir fuertes pérdidas a grandes fondos de Wall Street que apostaron a corto contra GameStop.
Esas perdidas forzaron a los grandes fondos a cubrir pérdidas con la adquisición de los títulos de sus contratos en corto, lo que disparó aún más el precio de la acción y llevó a los pequeños inversores, que suelen operar en plataformas de corretaje sin comisiones como Robinhood en Estados Unidos, a clamar victoria contra el statu quo de Wall Street.