Agencias/Londres.- Roger Federer cumplirá 35 años el 8 de agosto. A pesar de su longevidad, de que este año se ha operado por primera vez en su carrera, de la rodilla, y a pesar de las molestias que arrastra en la espalda desde el Mutua Madrid Open, remontó una desventaja de dos sets ante Marin Cilic para colarse por undécima ocasión para las semifinales de Wimbledon por 6-7(4), 4-6, 6-3, 7-6(9) y 6-3, en 3 horas y 17 minutos.

Federer levantó tres pelotas de eliminación en el cuarto set. Primero con 5-4, luego con 6-5 y después con 7-6 en el ‘tie break’. A lo largo de su carrera, sólo en nueve ocasiones había remontado una desventaja de dos mangas. Se queda a dos victorias de desempolvar su palmarés de títulos de ‘Grand Slam’. Para encontrar su último título hay que remontarse a Wimbledon 2012.

En la semifinal le espera el cañonero Milos Raonic, verdugo de Sam Querrey por 6-4, 7-5, 5-7 y 6-4.

El suizo, que ya es el tenista con más victorias en el torneo británico con 84, igualando a Jimmy Connors, alcanza las 40 penúltimas rondas en los cuatro grandes escenarios de la raqueta: Open de Australia (12), Roland Garros (7), Wimbledon (11) y US Open (10). También es el jugador con más partidos ganados en los ‘majors’ con 307, uno más que Martina Navratilova.

Federer es eterno, el tiempo le afecta de forma diferente al resto. El suizo protagonizó en la pista central de Wimbledon el gran partido de esta edición, que hasta el momento no estaba destacando especialmente por su espectacularidad sobre la pista. En un partido memorable, un ‘thriller’ al que no se le conoció asesino hasta el final.

El duelo, en el que ambos jugadores parecían empeñados en caminar sobre el alambre, irá directo a la hemeroteca de los grandes partidos de un jugador a un mes de estar más cerca de los 40 años que de los 30. Ahora, Milos Raonic es el muro que deberá derribar si quiere aspirar a conseguir otro ‘grande’ cuatro años después, el que sería su 18º.

En un partido igualadísimo entre un Federer en ocasiones algo ausente y un Marin Cilic a un nivel brillante, poco visto anteriormente, las dos primeras mangas se fueron del lado del campeón del US Open en 2014. Un Cilic superior impuso su ley en el ‘tie-break’ de la primera, y confirmó su dominio con un gran segundo parcial que se llevó por 4-6. El tercero, con un séptimo juego decisivo que salvó el helvético después de ir perdiendo 0-40, empezó a descubrir a un Roger revitalizado y brillante, que zanjó la manga por 6-3.

El cuarto set supuso definitivamente la resurrección de Federer, una manga abierta que pudo decantarse antes de la muerte súbita. Ambos tuvieron oportunidades para evitarla, pero fueron salvándolas gracias al acierto al servicio -23 aces de Cilic, 27 de Federer- cuando requerían puntos gratis. El saldo del apasionante set fue de tres bolas de partido desperdiciadas por el balcánico y cinco de set a favor del helvético. En el 4-5, el croata dispuso al resto de su primera opción de eliminar al siete veces campeón en la hierba de Wimbledon, y con 5-6 de nuevo Federer tiró del saque para salvar otra bola de partido. De ahí a un ‘tie-break’ vibrante, con un ‘match ball’ más para Cilic y hasta cinco de set para el helvético, que se llevó el parcial al bolsillo con sufrimiento por 11-9.

En el definitivo, un gran Cilic ya no lo parecía tanto al lado del 17 veces ganador de Grand Slam, que pudo romper en el sexto juego, y lo consiguió en su tercera ocasión durante el octavo, ese que finalmente hizo que el balcánico torciera el brazo. Con la central rendida a los pies de Federer, devolvió el cariño que entregó en grandes dosis con un partido épico.

Murray bate a Tsonga y le espera Berdych

Andy Murray alcanzó su séptima semifinal en ocho años para seguir peleando por el título que permitió a los británicos olvidar a Fred Perry, ganador en 1936. Acabó con Jo-Wilfred Tsonga en un partido sufrido, con el francés remontando dos sets. Al final, 7-6(10), 6-1, 3-6, 4-6 y 6-1 en casi cuatro horas.

Tras un primer set igualado que se decidió en el desempate y después de tres opciones de rotura del francés y otras tantas del escocés, Murray aprovechó la inercia del éxito para arrollar en la segunda manga. En 26 minutos, 6-1 en un parcial espectacular con sólo un error no forzado. La habitual ciclotimia del número dos mundial y el despertar del mejor Tsonga llevaron al francés a apuntarse su primer set y añadir presión ante un público algo frío con su protegido.

En el cuarto, Murray cogió ventaja cuando su rival perdió el servicio en un mal juego y cedió al 4-2, aunque le devolvió el golpe inmediatamente y con propina: 4-6 para igualar el choque. Tsonga se resistió a la derrota, pero pareció rendirse en un discreto quinto set en poco más de media hora. En la semifinal ya espera el checo Thomas Berdych, de vuelta seis años después -Roland Garros 2010- al penúltimo partido de un Grand Slam. Superó con facilidad al galo Lucas Pouille, que se estrenaba en esa ronda, por 7-6(4), 6-3 y 6-2 en una hora y 55 minutos.

Fin al sueño de Querrey, Raonic toca techo

El estadounidense Sam Querrey, verdugo de Djokovic en tercera ronda y golpeando en su mejor sueño por sus primeros cuartos de final en un ‘grande’, no pudo con la potencia del canadiense Milos Raonic en la Pista 1 del torneo londinense. Implacable al servicio y con una cifra notable de golpes ganadores, el gigante Milos cerró el partido por 6-4, 7-5, 5-7 y 6-4 en dos horas y 31 minutos. Repite de esta forma su mejor resultado en un Grand Slam, precisamente las semis de Wimbledon en 2014.

Sin conceder ninguna oportunidad de ‘break’ en las dos primeras mangas, el séptimo mejor jugador del circuito ATP no dio opciones a Querrey, que incluso superó en saques directos al canadiense. A partir de ahora, por tanto, Raonic pisa terreno virgen para él y nada menos que Roger Federer le separa de la gran final.

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