Agencias/Ciudad de México.- El sector empresarial mexicano está en vilo debido a los amagos arancelarios desde Washington. Si bien algunas compañías ya han ajustado sus operaciones y modificado sus proyecciones de crecimiento, empresarios consultados por Sputnik señalan que los gravámenes podrían obligarlos no solo a recortar personal, sino también orillarlos a la quiebra.
Danely Barreto, gerente de producción en la empresa Fairbanks Morse México —dedicada a la exportación a Estados Unidos de equipos de bombeo—, asegura que los aranceles planteados por el Gobierno de Donald Trump ocasionarían un aumento de precios que los pone en riesgo de salir completamente del mercado.
“Tenemos que, para mantenernos en la competencia, ajustar nuestros precios. Tendríamos que también disminuir, obviamente, la utilidad para poder mantenernos con la competencia y seguir ofreciendo el servicio a nuestros clientes”, afirma Barreto en diálogo con este medio.
Desde su primer día en la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump amenazó con imponer aranceles del 25% a México y Canadá como manera de presión para que dichos países frenen el flujo de migrantes y de drogas a EEUU, especialmente el fentanilo.
De acuerdo con la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), en 2023 se registraron más de 100.000 muertes por sobredosis, 70% de ellas relacionadas a opioides.
La medida arancelaria se ha aplazado en dos ocasiones luego de negociaciones y llamadas telefónicas entre el propio Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien ha destacado que su Gobierno ha ofrecido a Washington cooperación en materia de seguridad y migración.
Por ejemplo, la mandataria ordenó el despliegue de 10.000 elementos de la Guardia Nacional para contener el flujo de migrantes en la frontera entre ambas naciones.
Además, el pasado 27 de enero, su Administración entregó a Estados Unidos a 29 presuntos criminales, entre ellos a al menos dos de los capos más buscados por la DEA y el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
Entre ellos se encuentra Rafael Caro Quintero, unos de los narcotraficantes más buscados por EEUU desde hace 40 años y acusado por el asesinato del agente Enrique Camarena Salazar en 1985.
El 6 de marzo pasado, Trump y Sheinbaum anunciaron que los aranceles no aplicarán para productos exportados bajo el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Sin embargo, el mandatario republicano anunció que tomará una decisión sobre estas nuevas tarifas el próximo 2 de abril, en la que aplicará el principio de reciprocidad con todos aquellos países que cobren aranceles a la nación norteamericana.
La Presidenta Sheinbaum ha llamado a la calma al afirmar que México no tiene aranceles con EEUU y por ello no será objeto de estas nuevas tarifas, mientras que el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, afirma que 90% de las exportaciones estarían libres de aranceles al ser amparadas por el T-MEC; sin embargo, la incertidumbre y la preocupación en el sector privado en México se mantienen.
Danely Barreto explica que, para empresas medianas como Fairbanks Morse México, subir los precios en un 25% para solventar el nuevo impuesto los dejaría “totalmente fuera del mercado”.
“Tendríamos que hacer un análisis, ver qué porcentajes tendríamos que incrementar, cuáles no podemos incrementar y cuáles debemos de mantener para mantenernos en la jugada”, afirma.
Esta compañía mexicana exporta a California, Kansas e Illinois refacciones para equipos de bombeo hechos con hierro, bronce y acero. Factura alrededor de un millón de dólares al año por sus ventas en EEUU, lo que representa aproximadamente un tercio de sus ganancias.
Barreto explica que consolidar la relación comercial con sus clientes en Estados Unidos ha llevado más de 20 años de trabajo para una empresa mediana como la suya, por lo que todo este trabajo podría echarse a perder si EEUU llega a imponer estas sanciones.
“Nos han elegido por ser una empresa que otorga productos de calidad. Entonces, al tener estos aranceles, internamente nos afectan en cuanto a precios y, por lo tanto, el tener que darles a ellos un precio mayor nos perjudica bastante, tanto a ellos, porque a ellos les saldría más costoso el adquirir nuestros productos, como a nosotros, porque nos vemos reducidos en estas ganancias que tendrían que tener la empresa”, afirma la gerente de producción.
Al respecto, acusó que la medida que Washington pretende imponer es violatoria del T-MEC, además de que llena de incertidumbre al mercado nacional.
“Simplemente el anuncio ya generó incertidumbre en el mercado y lo que anteriormente nos estaban garantizando precios a cierta vigencia, ahora no los reducen prácticamente al día. Entonces, no podríamos tener negociaciones a largo plazo con nuestros clientes”, ahondó.
Carlos Casanova, un empresario asentado en Irapuato, Guanajuato (centro de México), es propietario de una compañía que ofrece un servicio de transporte de piezas automotrices para distintas plantas armadoras asentadas en el corredor industrial de esta zona del bajío mexicano.
El empresario asegura que los precios en esta cadena de suministro ya están aumentando, además de que ya hay ajustes en los tiempos de pago, esto pese a que los aranceles no han entrado en vigor.
“Antes eran 15 días, 30 días, ahora se están yendo a 60 o 120 días. Yo creo que ahí es donde se protegen ellos; el punto es que tienes que financiar tres meses y es una locura, en un proyecto grande, no soy banco”, afirma Casanova.
Inversiones detenidas, recortes…
Para Barreto, empresas como Fairbanks Morse corren el riesgo de que sus clientes en EEUU empiecen a buscar otras opciones, lo que conllevaría la pérdida de estas carteras, amenazando con causar recorte de personal u otras medidas drásticas.
“Al no tener este porcentaje de ingreso de parte de nuestros clientes, una parte de nuestra fuerza laboral se vería afectada. No es lo que deseamos, como una empresa mexicana queremos mantener a nuestro equipo de trabajo; sin embargo, esto nos obliga a tomar acciones y sí, seguramente tendríamos afectaciones con nuestros colaboradores”, señala.
Aun cuando hay una posibilidad de que el Gobierno del presidente Trump decida no imponer aranceles a los productos mexicanos y que fructifiquen las negociaciones comerciales, de seguridad y migración, algunos empresarios mexicanos ya han empezado a hacer ajustes en su operación y en sus proyecciones a corto, mediano y largo plazos.
“La empresa está trabajando constantemente en crecer, en desarrollarnos y crecer también con tecnología. Entonces, estos impuestos o estos aranceles no nos permitirían invertir para el crecimiento”, afirma Barreto.