Agencias, Ciudad de México.- La próxima edición del Tour de Francia recuperará el recorrido por los adoquines de la París-Roubaix y llevará al pelotón a la cima del pico del Alpe d’Huez.

Diseñada para ciclistas todo terreno, como el bicampeón defensor Tadej Pogacar, la ruta incluirá dos cronometradas y seis etapas de alta montaña, con cinco llegadas en las alturas.

Los organizadores divulgaron la ruta en París, con Pogacar y el dos veces campeón mundial Julian Alaphilippe presentes. La tradicional ceremonia volvió a realizarse tras ser cancelada el año pasado debido a la pandemia de coronavirus.

La carrera femenina se disputará entre el 24 y 31 de julio e incluirá ocho etapas. Largará en la Torre Eiffel en París para luego seguir hacia el este de Francia rumbo a la meta en el Planche des Belles Filles, una clásica etapa del recorrido de los hombres en la cordillera de los Vosgos.

De vuelta en el calendario el año próxima, el Tour de Francia femenino busca convertirse en un evento fijo en el circuito femenino tras varios fallidos intentos. El Tour femenino se disputó previamente entre 1984-89, paralelo a los hombres, antes de ser abreviada.

La ronda masculina de tres semanas tendrá a Copenhague como punto de partida luego de un retraso de un año debido a la programación del Campeonato Europeo de fútbol y al disputarse partidos del torneo en la capital danesa el año pasado.

La primera etapa, una contrarreloj de 13 kilómetros, se escenificará el 1 de julio, seguida por dos etapas más en el país nórdico antes de incursionar en el norte de Francia.

Después de cuatro años de ausencia, el traicionero tramo de la París-Roubaix volverá en la quinta etapa. El primer gran desafío de montaña será en los Vosgos.

La Planche se convertido en un clásico de las últimas ediciones del Tour con su brutal subida. Ahí fue donde Pogacar selló la primera de sus victorias en 2020, apoderándose del maillot amarillo en una dramática contrarreloj en la víspera de la jornada final.

“Habrán unas cuantas oportunidades para los corredores combativos”, dijo Alaphilippe.

El pelotón pasará por la ciudad suiza de Lausana antes de subir a los Alpes, que será el escenario de dos etapas infernales. La primera será en el Col du Granon — 2.413 metros sobre el nivel del mar — y la segunda en el puerto del Alpe d’Huez. La última vez que los corredores escalaron al Alpe d’Huez fue en 2018.

“Había mucho clamor de volver ahí”, dijo el director del Tour Christian Prudhomme al diario L’Equipe.

El paso por los Pirineos tampoco dará respiro con las exigentes etapas con meta a Peyragudes y Hautacam.

La clasificación final se decidirá en la víspera de la procesión a los Campos Elíseos, al disputarse una contrarreloj de 40 kilómetros con meta en la pintoresca localidad de Rocamadour.

Los sprinters tendrán escasas oportunidades para destacar, con seis etapas llanas a lo largo de la ruta de 3.328 kilómetros, incluyendo una a la ciudad medieval de Carcassone, donde Mark Cavendish el récord histórico de Eddy Merckx con 34 victorias de etapas en el Tour el año pasado.

LOS FEDERER, NADAL Y DJOKOVIC DEL CICLISMO

La carrera comenzará con 11 kilómetros contra el crono por las calles de Copenhague llanos, donde se pueden batir récords de velocidad en el Tour. Será un viernes, algo excepcional para permitir un día de traslado hasta Francia.

“Somos un país de bicicleta”, dijo el príncipe heredero de Dinamarca, Federico, presente durante la presentación en París de la prueba. El reino escandinavo presume de ser el que más utiliza ese medio de transporte y en la primera etapa se rodará sobre algunas de las calles más transitadas en bici del mundo.

La segunda etapa estará marcada por el viento, con 18 de los últimos 20 kilómetros sobre el Báltico, aprovechando los puentes marinos que tiene Dinamarca, antes de una tercera jornada que deberá juzgarse al “sprint”.

Tras el traslado hasta Francia, el viento será de nuevo clave en la cuarta etapa, que discurre en parte frente al Canal de la Mancha, antes de que los adoquines hagan acto de presencia en la quinta, por vez primera desde 2018.

Se trata de 19 kilómetros repartidos en 11 sectores adoquinados, cinco de ellos inéditos, que darán emoción a la etapa entre Lille y Arenberg.

La organización ha querido también buscar finales accidentados, propicios para corredores potentes y valientes, como el holandés Mathieu van der Poel, el belga Wout van Aert y el francés Julien Alaphilippe, ganador de los dos últimos Mundiales, que marcaron en buena medida la pasada edición.

“Tenemos a los Federer, Nadal y Djokovic del ciclismo, hay que aprovecharlo”, dijo Prudhomme, que señaló cuatro etapas buenas para su perfil, la sexta con final en Lowny, la octava en Lausana, la décima en Megève y la decimocuarta en Mende.

“Me motiva la primera semana”, reconoció Alaphilippe, ganador por segundo año consecutivo del Mundial en ruta.

Todas ellas tienen un final escarpado, pero la carrera se ganará, en las altas cumbres, como Granon, con sus 11,3 kilómetros al 9,2 % de desnivel y cuya cima se sitúa a 2.413 metros, la segunda más alta de la historia, solo superada por el Galibier (2.642 metros), que también se ascenderá ese día.

Escenario de un épico duelo en 1986 entre el estadounidense Greg Lemond y el francés Bernard Hinault, que allí vistió por última vez el maillot amarillo, la etapa acabó con triunfo del español Eduardo Chozas.

La carrera discurrirá por encima de los 2.000 metros, donde el oxígeno se hace más raro, según reconoció el propio Quintana, quien aseguró que eso ya no es tanta ventaja para los colombianos, porque todos los ciclistas se entrenan en altitud.

El Alpe d’Huez, que se ascenderá tras el Galibier, por segunda vez, y la Croix de Fer, será otro punto importante, al igual las dos llegadas en alto en Pirineos, Peyregudes, tras el Aspin, Ancizan y al Louron, y Hautacam, después del Aubisque y del inédito Spandelles.

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