Agencias/Ciudad de México.- El grupo mexicano Orlegi adquirió una participación mayoritaria en el club Sporting Gijón de la segunda división del futbol español.

El conglomerado, dueño de los clubes Santos Laguna y Atlas en México, adquirió sus acciones a la familia Fernández, que controlaba el club desde hacía tres décadas. No trascendieron por ahora los detalles del acuerdo.

“La adquisición por parte de Orlegi conlleva el compromiso de desarrollar el máximo potencial del Real Sporting de Gijón como club y como cantera”, dijo un comunicado del club, que militó en la segunda división ocho de los últimos diez años. Su último paso por la primera fue entre el 2015 y el 2017.

Sustituye a la familia Fernández, responsable de una etapa negra, negrísima, que ya duraba 28 años. Después de pasar la mayor parte de estas casi tres décadas en Segunda, la gestión tocó fondo esta temporada, cuando el equipo estuvo cerca de bajar a 1ª RFEF (lo que era 2ª B).

Y es ahí, y en la muerte de su padre en febrero, cuando hay que situar el inicio de una venta por parte de Javier Fernández que ha sorprendido, y no poco, en algunos ambientes futbolísticos. Por dos razones: primero, por la nula implantación de Orlegi en España (aunque ya pululó en el proceso de venta del Zaragoza) y, segundo porque, según varias fuentes, había otras ofertas en la mesa.

La última temporada corrió peligro de bajar a la tercera división. Terminó 17mo, tres puntos por encima de la zona del descenso.

El 27 de febrero muere José Fernández, padre del actual presidente, Javier, que en ese momento ya ve la deriva, peligrosísima, del equipo en Segunda División. Con problemas de salud y lejos, lejísimos, de su mejor momento anímico, la idea de vender el club toma cuerpo. Siempre con una premisa nunca expresada en público, pero sí, muchas veces, en su círculo más íntimo: «Yo tengo que sacarle al Sporting un rendimiento acorde al sufrimiento que me ha provocado».

Consciente de que lo que le pague el comprador ha de repartirlo al 33% con sus dos hermanas, los movimientos comienzan. Dos prestigiosos despachos madrileños ultiman durante la primavera dos ofertas, una con capital español y otra, norteamericano.

En los pasillos del fútbol se sitúa el valor del Sporting en una cifra que merodea los 40 millones, aunque ambas tentativas están dispuestas a subir considerablemente esa cifra confiando en el potencial de una entidad como el histórico club asturiano.

Javier Fernández ni siquiera se sienta con ninguno de esos despachos y, sin embargo, acepta recibir al grupo Orlegi, que llega a él a través de un familiar que vive en EEUU.

El conglomerado mexicano, dueño de dos clubes en aquel país (Atlas y Santos), obtiene un mes de exclusividad para realizar la Due Diligence preceptiva y finalmente se cierra la venta, en una notaría de la calle Goya de Madrid, en algo más de 42 millones de euros, causando sorpresa, incluso estupor, en algunos de los habituales protagonistas del fútbol español.

En Gijón lo que hay ahora son muchas dudas. Para empezar las de los empleados del club, que desconocen si mantendrán el puesto de trabajo, y para continuar las de la afición, expectante por saber si Orlegi ha venido con el suficiente vigor económico para revitalizar una plantilla que ha estado a punto de descender.

También tiene las suyas Abelardo, el entrenador, inquieto por la parálisis que han supuesto estas últimas semanas, y que será uno de los primeros en reunirse con el nuevo presidente, Alejandro Irarragorri, presidente a su vez del Grupo Orlegi. A Irarragorri le acompañarán en el nuevo Consejo de Administración Alfonso Villalva, CEO del conglomerado, y Martín Hollaender, director de Administración y Finanzas del grupo mexicano.

Ellos serán el Consejo, pero quien llevará el día a día del club será David Guerra. El nuevo director ejecutivo es un periodista de 39 años (pasó en su momento por Punto Radio, la Cope o Radio Marca) que ya trabajaba para Orlegi. En el plano deportivo la cabeza visible será Gerardo García, un conocido representante de futbolistas asturiano.

Todo incógnitas, mayores si cabe porque no son pocos los que siempre habían escuchado otra de las letanías privadas de Javier Fernández. «Yo si vendo el club a alguien será a alguien español con garantías de un proyecto económico y deportivo a la altura de esta institución».

De momento el grupo mexicano, en la rueda de prensa que ofreció este martes en El Molinón (casi a las 22.00 horas), nombró la palabra que en muchos momentos ha sido un tabú. «El objetivo es el ascenso, aunque no podemos prometer que será hoy ni mañana», dijo Guerra, aunque el presidente, Irarragorri, quiso poner el énfasis en la expresión «generar valor», que repitió en una docena de ocasiones.

Según los expertos, el Sporting es uno de los clubes con más potencial de Segunda División por varios motivos: porque no ha bajado nunca de las categorías profesionales, porque dispone de la opción de recuperar instalaciones (El Molinón y Mareo) con un gran potencial de desarrollo y, especialmente, por su masa social, fuente de ingresos online (y tradicional) con la que no cuentan muchas entidades.

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