Agencias / Ciudad de México.- Los cibercriminales utilizan nueva tecnología y explotan las vulnerabilidades existentes en internet mientras cambian su interés hacia objetivos más grandes y rentables, informó la agencia policial de la Unión Europea en un reporte publicado el miércoles.
Europol señaló en su reporte anual titulado Evaluación de Amenazas del Crimen Organizado en Internet que, dado que los datos digitales son un objetivo clave, “la seguridad de datos y conciencia del consumidor son primordiales para las organizaciones”.
“Aunque debemos adelantarnos para anticipar los desafíos que puedan traer las nuevas tecnologías, legislación e innovación criminal, no debemos olvidar ver hacia atrás”, dijo la directora ejecutiva de Europol Catherine De Bolle. “Las nuevas amenazas continúan surgiendo de las vulnerabilidades que surgen en los procesos y tecnologías establecidas”.
El informe cuya intención es informar a la policía y legisladores sobre las tendencias de los delitos digitales también menciona la “sobrecarga de datos” en los esfuerzos por contrarrestar las imágenes en internet de abuso sexual infantil.
Los avances en el “deep fake” tecnología avanzada con la que se pueden manipular imágenes para que alguien parezca que dijo o hizo algo que no es real también “podría ser una preocupación para la explotación sexual infantil en línea”, según el informe.
Una mayor cooperación entre agencias de control, equipos de seguridad informática y otros, es clave para atacar los ciberataques importantes, agrega.
Aunque está disminuyendo el número de ciberataques, los agresores se concentran en “objetivos más rentables y un mayor daño económico”, advierte. El engaño a la gente para que pague un rescate a cambio de sus datos, conocido como “ransomware”, sigue siendo la principal amenaza, dice el informe.
La organización policial internacional Interpol también advirtió el miércoles sobre una forma de delito cibernético que se aplica cada vez más.
La Interpol lanzó una campaña de concientización pública enfocada en el engaño conocido como “email corporativo comprometido” (BEC, por sus siglas en inglés), en donde empleados reciben peticiones de dinero en correos electrónicos supuestamente enviados desde sus propias compañías.
“Con más de 1.000 millones de dólares perdidos por fraudes BEC sólo el año pasado, este crimen relativamente desconocido se convierte rápidamente en un fenómeno global”, dijo Craig Jones, director de ciberdelito en Interpol.